La alternativa | La semilla del espacio (Steve Sekely, Freddie Francis)

La semilla del espacio, adaptación cinematográfica de El día de los Trífidos, podría ser tanto una ‹rara avis› de la ciencia-ficción sesentera como un producto perfectamente coherente con la visión británica del género. Por un lado, se aleja de esa visión metafórica de la situación política tan en boga en la visión americana de este tipo de producciones, y por otro se inscribe en la necesidad de poner el foco en la reacción humana al conflicto, al caos. No es que estemos ante producto intimista, claro está. Pero desde luego hay una preocupación por el análisis del comportamiento humano más allá de tendencias ideológicas.

En este sentido el film firmado a cuatro manos por Steve Sekely y Freddie Francis ofrece una contraposición interesante entre el caos y la desorientación y la tentación de abuso por parte de la turba, poniendo de manifiesto la tendencia autodestructiva y egoísta del ser humano, frente a las figuras protagonistas que son faros de generosidad y valentía pero con tinte individualista, como puntas de lanza de un posible nuevo orden que se aleje de un modelo destructivo aunque este haya acontecido por causas externas.

Una idea que, aunque valiosa, produce una cierta distorsión en el ritmo del film al introducir otra subtrama de supervivientes que aporta muy poco aparte de apuntar conflictos de pareja intrascendentes y ofrecer una solución a la invasión de plantas alienígenas un tanto cogida con pinzas.

Pero no podemos obviar, más allá del factor humano, que estamos de hecho ante una película de invasiones alienígenas, en este caso de plantas carnívoras que evolucionan hasta poder caminar y que destruyen todo a su paso atraídas por el sonido. Unos monstruos de diseño curioso que aterran por su capacidad de atacar en masa, casi a modo de horda de zombis y que, a pesar de las limitaciones propias de la época y de presupuesto de serie B, aparecen en pantalla sin ningún complejo y ofreciendo una sensación de realismo bastante conseguida.

Unos monstruos que son una amenaza constante pero que, curiosamente, son solo una parte de la ecuación. Si habitualmente encontramos en estas producciones una amenaza externa de orden superior ante la cual la humanidad resta impotente, en este caso la secuencia es contraria, primero la humanidad se enfrenta una debilidad colectiva (la ceguera de la mayoría de la población) y después a unas plantas que parecen entender que ese es el momento de actuar.

En definitiva, La semilla del espacio puede parecer un producto con todos los tropos típicos del género, cosa que en cierta manera es cierta, pero que consigue desviarse del cliché a través de desvíos argumentales que le dan frescura y puntos de vista diferentes a la habitual. Cierto es que a pesar de mostrar escenas de crueldad, más en el comportamiento que en lo explícito, tiene un tono a veces demasiado naíf, demasiado centrado en ofrecer un final feliz a toda costa aunque el precio final a pagar sea parte de su credibilidad en su estudio del comportamiento humano. Aún así, resulta una película gratificante en cuanto ofrece no solo lo que los fans del género buscan, sino un punto extra de atrevimiento formal y de subtexto analítico.

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