Una mirada previa a la Berlinale 2019

Esta 69ª edición de la Berlinale viene marcada por un hito histórico: será la última con Dieter Kosslick como responsable principal del festival. A la espera de ver en qué aspectos cambia o mejora con la posible renovación del certamen que suponga la toma de posesión de Carlo Chatrian —director artístico del Festival de Locarno desde 2012— lo cierto es que esta última entrega de la era Kosslick supone una reafirmación absoluta de las líneas que ha llevado en los últimos tiempos. En la Sección Oficial, con escaso brillo a priori incluso comparando con años anteriores en los que la competición ha sido muy criticada, se pueden encontrar nombres de sospechosos habituales de las cinematografías tradicionales presentes aquí de directores que fuera de su órbita resultan muchas veces irrelevantes, independientemente de la calidad de sus filmografías. La presidenta del Jurado Internacional será la actriz francesa Juliette Binoche y contará con la asistencia del crítico estadounidense Justin Chang (L.A. Times), la actriz alemana Sandra Hüller (Toni Erdmann, Maren Ade, 2016), el director chileno Sebastián Lelio (Disobedience, 2017), el responsable de cine en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y estadounidense Rajendra Roy y la actriz, productora y directora inglesa Trudie Style (Freak Show, 2017).

André Téchiné (L’adieu à la nuit), Nadav Lapid (Synonymes), Isabel Coixet (Elisa y Marcela), Zhang Yimou (Yi miao zhong), Fatih Akin (The Golden Glove, trailer), François Ozon (Grâce à Dieu, trailer), Agnieszka Holland (Mr. Jones), Claudio Giovannesi (La paranza dei bambini, trailer) y Denis Côté (Ghost Town Anthology, trailer) forman junto con Agnès Varda (Varda par Agnès) la estructura principal de mayor relevancia mediática sobre la que se asienta la selección oficial. Una que parece bastante desigual y poco arriesgada, en la que —como si la filosofía de exploración y descubrimiento de las inmensas secciones paralelas se filtrase cada año— lo que despierta más interés son los trabajos de cineastas menos conocidos que cuentan con propuestas diferentes y aproximaciones más radicales a lo acostumbrado como Marie Kreutzer (The Ground Beneath My Feet, trailer), Teona Strugar Mitevska (God Exists, Her Name is Petrunya, trailer) o Angela Schanelec (I Was at Home, But). O, como apuesta personal, la misma película inaugural de Lone Scherfig, The Kindness of Strangers.

El homenaje de este año está dedicado a la actriz Charlotte Rampling, que recibirá el Oso de Oro Honorífico y servirá para proyectar un puñado de títulos relevantes de su filmografía como La caduta degli dei (1969) de Luchino Visconti, Il portiere di notte (1974) de Liliana Cavani, The Verdict (1982) de Sidney Lumet o Swimming Pool (2003) de François Ozon, entre otras. Este año los Berlinale Camera, los premios que reconocen instituciones e individuos con cierta conexión con el festival y que hayan contribuido de manera extraordinaria al cine en cualquier faceta, se otorgan al director y guionista alemán Herrmann Zschoche y a la activista estadounidense del cine independiente y fundadora del Independent Filmmaker Project (IFP) Sandra Schulberg. Un pequeño traspiés parece el que sean capaces de otorgarle este reconocimiento a Wieland Speck —responsable de la sección Panorama durante 15 años y que anteriormente estableció el premio LGBT Teddy Award como ayudante de Manfred Salzgeber— cuando ahora mismo continua como asesor de la programación oficial. No porque su labor sea mejor o peor en la gestión de dicha sección, sino que todavía forma parte del certamen y resulta curioso que no tengan problema en darse premios a sí mismos cuando todavía quien lo recibe forma parte de su organización. Menos mal que para compensarlo estará el que también asignan a Agnès Varda.

La presencia española en Berlín tiene su ejemplo más prominente en el film de Isabel Coixet que compite en Sección Oficial (Elisa y Marcela) y sus protagonistas Natalia de Molina y Greta Fernández, pero también encontramos a Chema García Ibarra e Ion de Sosa con su cortometraje Leyenda dorada y a Irene Moray con Suc de síndria en la selección de cortos a concurso. En Panorama la catalana Neus Ballús está presente con Staff Only. Además, dos coproducciones internacionales como A Dog Barking at the Moon (Ziang Zi) con China también en Panorama y El despertar de las hormigas (Antonella Sudasassi) con Costa Rica en Forum. Dos secciones estas que, como más importantes de entre las que discurren paralelamente a la competición, este año apuestan por mirar al pasado. Una retrospectiva del cuarenta aniversario de Panorama dará visibilidad a un buen número de largos y cortos —a los que se quiere dar visibilidad más que constituir una selección de lo mejor entre lo programado durante estas décadas— a modo de reflexión sobre su propio sentido y misión, tratando temáticamente sus ejes principales del contexto social, político y cultural de todos estos años. Además en Forum se tendrá la ocasión de recuperar también parte de su historia como el documental Nuestra voz de tierra, memoria y futuro (Marta Rodríguez y Jorge Silva, 1981), la colosal Sátántangó (Béla Tarr, 1994) o la subversiva cinta feminista noir Variety (Bette Gordon, 1983) filmada en 16 mm y que será vista ahora en una nueva copia de 35 mm. El trabajo de Delphine Seyrig como activista y cineasta será puesto en perspectiva con su obra Be Pretty and Shut Up! (1976) y el documental Delphine and Carole (Callisto McNulty) que recoge la experimentación de Seyrig con el video en la década los 70 y 80.

Volviendo a la actualidad de Panorama, destaca la también coproducción española Breve historia del planeta verde de Santiago Loza [trailer], la nueva Divino amor [trailer] de Gabriel Mascaro (Neon Bull), Estou Me Guardando Para Quando O Carnaval Chegar de Marcelo Gomes, Hellholle [trailer] de Bas Devos con Alba Rohrwacher, The Souvenir (Joanna Hogg) con Tilda Swinton y Temblores de Jayro Bustamente (Ixcanul), En el presente de Forum, con nuevo organigrama directivo y gestor desde el año pasado sobresalen la nueva producción de Rita Azevedo Gomes (A portuguesa, trailer), Nos défaites de Jean-Gabriel Périot (Summer Lights), la sátira neoliberal Music and Apocalypse de Max Linz, Fukuoka de Zhang Lu y el exhaustivo y extenso documental Heimat Is A Space in Time de Thomas Heise. Fuera de estos dos grandes contenedores se encuentran las representantes del presente y futuro del cine alemán en Perspektive Deutsches Kino. Con títulos eminentemente de vocación generacional como la película que abre la sección Easy Love (Tamer Jandali), The Components of Love (Miriam Bliese), Thirty (Simona Kostova) o la autobiográfica Born in Evin, en la que su protagonista Maryam Zaree explora sus orígenes, nacida en una famosa cárcel para prisioneros políticos en Irán.

Esta edición de la Berlinale parece mirar profundamente a la historia y a su historia en concreto como festival en su mismo ámbito buscando el reflejo de su identidad. Como muestra la retrospectiva de este año dedicada a mujeres cineastas alemanas entre 1968 y 1999, Self-determined. Perspectives of women filmmakers, contextualizando la cinematografía germana de antes y después de la reunificación y abordando procesos históricos, sociales y artísticos en una época clave por sus consecuencias para su cine y para el mundo desde una mirada y creación tradicionalmente invisibilizada. Títulos tan diversos como por ejemplo Dorian Gray in the Mirror of the Yellow Press (Ulrike Ottinger, 1984), Is This Fate? (Helga Reidemeister, 1979) y Locked Up Time (Sibylle Schönemann, 1991) componen la sección. Y para acabar con este repaso, la cita anual con la remasterizaciones de clásicos restaurados que pueden aproximarse en pantalla grande en condiciones únicas para toda una nueva generación de espectadores. Films de Dreyer (Ordet, 1955), la cineasta húngara Márta Mészáros (Adoption, 1975) o la última cinta de la primera directora noruega Edith Carlmar, en la que debutó la actriz Liv Ullmann como protagonista (The Wayward Girl, 1959) son algunas pistas más de que este año en Berlín quizá lo más importante son las producciones de un pasado único en imágenes que nos puede servir para mirar mejor las de hoy.

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