Roberto Sneider… a examen

Marcos es un joven que trabaja en la ciudad diseñando planos arquitectónicos. De repente, se involucra en un caso de homicidio que no cometió. Al ser el principal sospechoso huye de la policía a un lejano pueblo para pedir refugio y trabajo a su millonario tío Ramón, quien está enfermo y cuyos parientes esperan su deceso para repartirse la jugosa herencia. Ellos se verán en la necesidad de negociar con Marcos para no afectar su aspiración, pero la misteriosa muerte de Ramón traerá más de un problema a los interesados en su fortuna, especialmente al recién llegado a quien nuevamente culparán, de modo injusto, del asesinato.

Esta es la historia central de Dos crímenes, película con la cual debutó en el cine, en 1994, el director y guionista mexicano Roberto Sneider y que obtuvo algunos reconocimientos en cuanto a premios y críticas.

La película, de marcada tendencia hacia la comedia negra, posee como fortaleza una trama que está construida de manera que sea muy digerible para el espectador. Arranca como si fuera un thriller, con elementos eróticos de por medio, y, poco a poco, va adaptando su discurso a otra corriente que se sustenta en el humor, el drama y la picardía.

Si se analizan por separado varios componentes del filme podría encontrarse una que otra falencia artística, pero Sneider lo que hace es utilizar estos elementos para acoplarlos a una idea global que aterrice en un planteamiento cinematográfico efectivo y sencillo.

Dentro de los fundamentos teóricos de la película de Sneider está la perspectiva de cómo afecta el azar y la ironía a la vida de las personas. El realizador azteca impregna en su argumento fílmico, además, un reiterado uso de momentos o hechos relevantes que constituyen los picos en donde trepa el interés real de Dos crímenes.

A toda la gama de personajes que desfilan en el filme les une, en mayor o menor medida, un mismo elemento conductual: la ambición. Es así que la película emerge como una sátira al comportamiento social que somete a las personas a alcanzar, por cualquier medio, la riqueza. De este modo, la astucia y el engaño se tornarán en parte esencial de su personalidad. A modo de moraleja, se dejará entrever que no hay obstáculo humano que no pueda ser superado si de por medio está el poderoso dinero.

Los grandes actores mexicanos Pedro Armendáriz Jr. (†) y Damián Alcázar son protagonistas en este filme y aunque no desempeñen su mejor papel, acorde a su reconocido talento, su sola presencia será suficiente para despertar interés.

De manera paralela a la historia principal del filme, Sneider recoge aspectos propios de la comedia picaresca para mostrar las aventuras amorosas de Marcos que, pese a tener novia, no puede resistirse a la cuidadosa provocación y extraño erotismo que refleja la hija de la sobrina política de Ramón.

Uno de los momentos cumbres del filme es la lectura del testamento que dejó el tío fallecido. Es un instante lleno de sarcasmo y donde las ambiciones humanas se transforman en frustración e ira, pero también en esperanza ya que habrá una nueva oportunidad para que los herederos obtengan su premio. Su capacidad de engatusar a otros será esencial para lograr sus objetivos.

Es en este contexto en el que se origina el vuelco de la historia central del filme para generar un desenlace irónico en donde los dos crímenes antes sucedidos se multiplicarán por el doble, ya que los celos y la pasión también alteran el comportamiento del ser.

Dos crímenes no es una obra maestra ni nada parecido, pero contiene características que son más que suficientes para gustar al gran público.

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