La alternativa | El hombre de una tierra salvaje (Richard C. Sarafian)

«Zach peleó contra la vida toda su vida. Ahora su pelea es contigo, Dios.»

El Capitán

Con la excusa del estreno en nuestras pantallas de The Revenant (El renacido, Alejandro González Iñárritu, 2015) desde Cine Maldito recuperamos la película que inspiró al proyecto actual, El hombre de una tierra salvaje en su traducción al castellano.

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La obra en cuestión es filmada con soltura por uno de esos directores malditos y desgraciados como es el bueno de Richard C. Sarafian, conocido principalmente por su película (estrenada el mismo año que el filme que nos ocupa ahora mismo) Vanishing Point, Punto Límite en su extraña traducción a nuestra lengua. Como destacada curiosidad hay que mencionar que Man in the Wilderness fue filmada en España, concretamente en Ávila, ya que su producción sigue la estela de Sergio Leone.

El inicio es bastante inspirador: en medio de la niebla destaca lo que parece que es una cruz cristiana, para a continuación descubrir que se trata de un barco rodante, acompañado de unas letras que nos ponen en situación. Al cineasta no le hace falta más que un breve diálogo para sentir cierta antipatía por los hombres que vemos en pantalla. Inmediatamente después, un oso ataca a uno de los integrantes de tan peculiar caravana y queda medio muerto. Y otra vez, unos breves diálogos que sirven para definir a la perfección a esa pandilla de malditos bastardos que integran la «procesión». Entre los tipos duros resalta pronto la figura de «El capitán», inmenso John Huston. No es un hombre cruel o que disfrute con ella, si no más bien alguien resolutivo y para quien su objetivo es lo primero. Cueste lo que cueste. Y si eso conlleva abandonar a su suerte a uno de sus hombres, pues así sea, previo robo del fusil del herido y del mapa que llevaba.

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En suma, su director saca petróleo de tres escenas que suman una secuencia portentosa y magistral. Es una lástima que a continuación tengamos un flashback que va a ser una constante a lo largo de la película para explicar el pasado de Zach Bass, nuestro protagonista. Sorprende que alguien que hiciera Vanishing Point, donde precisamente y de manera deliberada no se daban más que pequeñas y sutiles pistas sobre el pasado del personaje principal, decida tirar por este recurso.

La cinta destila violencia por todas partes. Todos los hombres parecen una panda de hijos de puta donde no se salva nadie. Ni los indios. En una época donde se revisionaba la figura del salvaje, del indio, o del nativo americano como se dice hoy en día en clave positiva y donde se reconocía los desmadres del hombre blanco, su cineasta pone en escena a unos «indios» que desde los primeros compases son mencionados como especialmente terribles dentro de lo terrible que se puede ser. Creo que este punto ha sido respetado e incluso ampliado en la película de Iñárritu.

La historia es bastante sencilla y hubiera sido redonda sin esos flashback donde vamos incluso a un colegio para reflexionar sobre Dios, el pecado y el perdón. En fin, son los 70 y el LSD hizo bastante daño. Lo vuelvo a decir, esos momentos donde volvemos la vista a la vida del protagonista sobran. Es cierto que pueden justificar el deseo de vivir y la venganza del bueno de Zach, pero sigo pensando en que se hubiera entendido o incluso creado más intriga sin dichos momentos. Espero que Iñárritu haya desechado dicha herramienta, aunque parece ser que algunas críticas apuntan a la frialdad que transmite el personaje de DiCaprio. Tendré que ver El renacido para opinar con propiedad.

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Zach se arrastra por los suelos media película, mientras los mejores momentos siguen siendo de El Capitán, personaje fascinante, descrito sencillamente pero magistral. Cada palabra que suelta suena a la lectura de una sentencia de muerte. También tenemos una terrible lucha entre indios y vaqueros, donde resulta imposible posicionarse dado el carácter de ambos bandos. Y sin embargo los indios quedan mucho mejor parados moralmente, la verdad sea dicha.

Un final extraño, digno de esos años 70 y la revisión de la figura del indio así como de toda la violencia anteriormente vista, que defraudará a más de uno pero que me parece tan arriesgado como valiente. Y funciona.

Sí, Los Estados Unidos se forjaron en la violencia del salvaje Oeste antes incluso de que fuera el famoso salvaje Oeste. Pero su final nos recuerda que todos eligieron ese camino. Algunos incluso volvieron a casa.

Extraña película. A reivindicar, sin duda.

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