Entrevista a Fernando Franco y Marian Álvarez (La herida)

Tras pasar más de una década trabajando como montador de largometrajes, Fernando Franco dirige su exitosa ópera prima La Herida, protagonizada por Marian Álvarez y contando con un equipo técnico formado por miembros provenientes de la Escuela de Cine de Madrid ECAM. Recién llegados del Festival de San Sebastián y galardonados con el premio a la Mejor Actriz, mismo reconocimiento que también repetiría en Cinespaña, y el Premio Especial del Jurado, presentan su película en Toulouse. Un proyecto que se ha visto prolongado en el tiempo, desde la primera versión del guión hasta hoy, durante casi 5 años. Banafcheh Pérez, entrevistadora y actriz formada en la RESAD, conduce la entrevista al director y a la actriz.

(A Fernando Franco) Nos quedamos muy impactados por la enfermedad que tiene el personaje de Ana en La Herida. Creo que en ningún momento se nombra. Se habla de trastorno border line.

En la película no se nombra. Es un Trastorno Límite de la Personalidad o TLP. La mayoría de los trastornos los abrevian pero border line, síndrome border line, es un término, digamos, internacional.

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¿Cómo empezaste a interesarte por este tema? Dijiste en la presentación de la película, proyectada en el Festival Cinespaña, que comenzaste intentando hacer un documental pero te supuso un conflicto ético porque acrecentaba el síndrome en las personas con TLP y, por lo tanto, decidiste pasar a la ficción. 

Exacto.

¿Cuál es el punto de partida antes del documental? ¿De dónde nace la idea?

Nos llamaron del Museo de Arte Contemporáneo de Vitoria a 5 personas que hacíamos cine, cubriendo un abanico desde cineastas más consagrados a otros un poco menos. Yo era el que menos, de hecho. Estaba Luiso Berdejo, Elías León Siminiani, Isaki Lacuesta, Jaime Rosales y yo. Nos plantearon que hiciéramos una pieza audiovisual, del formato que fuese (podía ser experimental, documental, ficción) sobre el tema de los límites. El tema era Miradas al límite. Ya había leído sobre ello y me interesaban estos temas psicológicos, los trastornos, porque parece que te cuentan lo que somos y la fragilidad de la mente humana. Entonces, al abordar Miradas al límite, me acordé del Trastorno Límite que me interesaba. Digamos que fue como una conexión muy visceral: me fui metiendo cada vez más en el proceso y al final, tal y como conté ayer, lo cancelé e hice una pieza absolutamente diferente para el tema. Una pieza experimental sobre el tratamiento de la muerte en el cine clásico.

(A Marian Álvarez) Te voy a preguntar de actriz a actriz: ¿cómo construyes un personaje que está tan roto por dentro, al límite, que parece estar al borde del precipicio siempre y lo mantienes en esa línea? Está agarrado, está defendido, es muy humano. Hasta, por momentos, nos identificamos con ella. ¿Desde dónde lo construyes? ¿Cómo ha sido el proceso de trabajo?

Como actriz, en primer lugar, cuando hablo de una cosa, me gusta conocerla en profundidad. Eso para mí es básico, así que investigué muchísimo: libros de psicología, psiquiatría. No contacté con nadie con dicho síndrome por lo que ha comentado Fernando: podría agudizarse su parte más dura, digamos, su autolesión. El trabajo de investigación ha sido como un ‘ping-pong’, con mucha retroalimentación. Así fue, porque hemos tenido la suerte o la desgracia de que la película ha tardado mucho en hacerse.

F.F: Yo creo que ha sido suerte.

M.A: Ha sido suerte. Desgracia, en un primer momento, porque nos parecía algo horroroso, pero ahora suerte porque hemos tenido mucho tiempo para preparar realmente bien el personaje.

F.F: A la hora de preparar el guión, utilizamos mucho tiempo para poder hacer reescrituras y hablar sobre ellas sin prisa. En su momento, por desgracia, como dice Marian, porque quieres hacer pronto la película. También por el tema de los ensayos.

M.A: Así que hicimos mucha investigación. Sobre todo, me ayudaron mucho los blogs y los foros en Internet. Ahora mismo, para nosotros, la fuente de información es esencial si no puedes contactar con personas que te cuenten de primera mano. Más tarde, pasamos mucho tiempo de ensayos, que es esencial. Lo decimos como si fuera muy excepcional pero, realmente, me da la sensación de que hoy en día es excepcional. Ensayamos un mes y medio. (…) Mi propuesta era abrirme en canal, sacar afuera todas las entrañas que llevaba dentro. Buscar dentro de mí cómo podía acercarme a Ana. Sabía que iba a ser doloroso, pero también es cierto que cuando tienes a un director como Fernando, que te pone un colchón y sabes que vas a estar cuidada, que no vas a ir a lo loco, que no te vas a estampar contra la pared, pues también es más fácil. Porque la dificultad del personaje es que ella tiene una enfermedad y no lo sabe, por lo tanto te encuentras con ese abismo de desconocimiento. Para mí era aún más difícil: estar en ese estado de no saber, me daba mucho vértigo. Soy bastante controladora y necesito tenerlo todo de igual modo a mi alrededor. Entonces me tranquilizo y me salen mejor las cosas. Pero, en este caso, necesitaba ese descontrol y eso me ha ayudado a hacer de Ana un personaje muy humano.

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¿Hay parte de improvisación en la película?

F.F: Hay partes de improvisación en los ensayos, sí. Cada día, antes de comenzar una secuencia, yo decía: vamos a ver esto que está escrito y a vamos probar cómo funciona. Esto es un proceso en el que, si ocurre cualquier cosa, nos iremos adaptando. Digamos que, sobre esa base, íbamos haciendo modificaciones in situ, que luego incorporaba en el guión y lo reescribía. Pero cuando fuimos al rodaje no había parte para la improvisación excepto en dos secuencias, que son la del baloncesto (yo no tengo ni la más remota idea de baloncesto, así que decidimos que nos coreografiase un entrenador) y el encuentro con las chicas que tienen parálisis cerebral. Esas sí están improvisadas.

M.A: Es improvisada porque, de alguna manera, no nos queríamos perder lo que nos estaban dando ellas.

F.F: Y esa secuencia ni siquiera estaba escrita. Había una descripción muy provisional en el guión de lo que se podría hacer en ella pero lo que salió fue algo que nació en ese momento, mientras Marian hablaba con ellas en el set de maquillaje. Recopilando cosas que nos habían dicho, sobre la marcha les propusimos una improvisación con un par de guías. (…) Por eso tiene un aspecto tan de documental.

M.A: Son dos chicas alucinantes y nos dieron una lección de vida importante a todos.

F.F: Aprovechamos para decir que la parálisis cerebral es algo que tiene que ver con la psicomotricidad pero no con la inteligencia. Hay que romper esa barrera, porque vienen dos chicas con una parálisis cerebral y piensas que hay que tratarlas de alguna manera especial. Crees que tienen un posible retardo o algo así pero no es cierto. De hecho, creo que eran más listas que cualquiera de los que estábamos en el equipo. Y luego, aparte, nos regalaron mucho. Fue un día de rodaje muy bonito porque nos aportaron mucho sobre cómo afrontar las cosas.

M.A: Nos pusieron en nuestro sitio.

F.F: Yo disfrute mucho. Ellas también.

¿Cómo ha sido el proceso de casting? ¿Vosotros os conocíais?

F.F: Nos conocíamos un poco, muy tangencialmente por una persona en común. Yo le pasé a Marian la primera versión del guión, si no lo recuerdo mal. Ella era mi primera opción y le interesó. A partir de ahí, ha sido un camino cogidos de la mano todo el rato, trabajando juntos. He aprendido que involucrando a alguien como Marian desde el principio, te puedes aprovechar de su talento durante todo el proceso en todo lo que te va aportando. Hay algo muy útil en esa relación. Obviamente somos amigos. Desde algo muy natural, tomar un café, una cerveza y charlar, van saliendo cosas. Si la persona está involucrada en el proceso, desde el principio, de la misma manera que lo estoy yo, ya estamos compartiendo un proyecto, una meta, y se nota.

M.A: Es esencial porque, aunque no sepas cuándo se va a rodar, yo quería que el proyecto saliera sí o sí. Me apasionaba, era una especie de enamoramiento. Por las características del personaje, estás mas alerta cuando ves un documental que habla de ese trastorno. 5 años de inspiración se tienen que notar por narices.

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¿En serio? ¿Cuántos años desde la primera versión del guion hasta ahora?

F.F: Han pasado cerca de 5 años desde la primera versión del guión hasta ahora. Por eso decíamos por suerte o por desgracia. En España puede ser una media normal. Además, tratándose de una primera película de un director, con un tema como este que no es precisamente atractivo para el público, todo se pone más cuesta arriba todavía. Pero hemos tenido ese tiempo, en el que hemos podido hablar y aprender. Por eso ahora no noto ninguna prisa. A la hora de trabajar, las prisas son malas.

M.A: En mi caso, lo he notado en la madurez, en los años. Siento que he crecido. No se puede hacer este personaje con una edad o con otra, sinceramente. Creo que eso ha sido esencial. Uno, cuando crece, tiene otro tipo de comprensión hacia las cosas. Por suerte, la hemos hecho cuando la hemos hecho, en el mejor momento.

¿Ha sido por razones de Producción/Financiación lo que ha supuesto tanto tiempo de demora en la materialización de la película?

F.F. Lo cierto es que sí. Se puede hacer cine de muchas maneras y ahora en España se está haciendo mucho cine de guerrilla, mucho cine personal. Justamente, Los Ilusos. A mí me encanta y creo que Jonás ha hecho un trabajo excepcional y muy valiente porque se ha tirado él solo a hacer la película, sin prácticamente dinero, involucrando al equipo. La está moviendo él solo. Cine de guerrilla en su máxima expresión. Eso está muy bien y a mí me encanta. No descarto hacer eso en algún momento, pero esta película requería de un cierto equipo, de unas localizaciones concretas, de un plan. Un organigrama de producción, no del cine industrial pero sí con una estructura. Necesitaba un equipo con talento. Toda la gente que está en la película tiene muchísimo talento (actores y técnicos) y eso lo tienes que pagar de alguna manera (…). No hemos hecho la película con un gran presupuesto pero sí con el que podíamos permitirnos. Estamos muy contentos, sobre todo yo porque no he tenido que renunciar a nada. Es un proyecto muy personal y los de producción han sido muy comprensivos. No han entrado a alterar nada y siempre han actuado con respeto hacia todo.

¿Podéis hacernos ambos un adelanto de vuestros futuros proyectos?

F.F: Ahora estoy trabajando muy despacio en un guión que requiere un proceso de investigación profundo, que llevo en paralelo con otros proyectos. Mi idea es hacerlo con Marian y con Andrés Gertrúdix, que también estaría en la película.

M.A: Pues sería genial hacer este proyecto con Fernando.

F.F: ¡Como nos lo tomamos todo de cinco en cinco años! (Risas)

M.A: Cierto, pero algo he podido imaginar, así que me parece bien. Yo, en concreto, no tengo nada en perspectiva. Sí que me han hecho propuestas de películas interesantes pero no hay financiación de momento y no quiero aventurarme a comentar aún. Más que nada para que no se gafe. Pero me siento tranquila. Después de tanto tiempo, estoy 100% disfrutando este momento.

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