The Gravity (Cédric Ido)

Un evento trágico de su infancia, que dejó a Joshua parapléjico, es el punto de arranque de una historia narrada desde el punto de vista de su hermano Daniel, quien trata de progresar como atleta profesional y de lidiar con una relación a punto de romperse mientras, junto a su hermano, trafica con droga en un suburbio. Su relación, enfriada desde aquel accidente, recuerda constantemente a Daniel su impulso de huir y no enfrentar sus problemas. Mientras tanto, su antiguo amigo común Christophe, también presente en el accidente, acaba de salir de la cárcel y regresa al barrio, encontrándose con que ahora las calles están controladas por una misteriosa y omnipresente banda callejera que se hace llamar Ronin, con una estructura sectaria y de mente colmena que no se rige por los códigos a los que siempre ha acostumbrado. Toda esta extraña situación sucede en la víspera de un evento astronómico único y de consecuencias desconocidas: el alineamiento perfecto de todos los planetas del sistema solar.

El segundo largometraje como director del franco-burkinés Cédric Ido es una mezcla difícil de acotar; una película que transcurre con suma fluidez entre su enfoque clásico en los entornos marginales y en la delincuencia callejera, y un escenario futurista y en cierto modo apocalíptico, en el que los Ronin, como el alineamiento de los planetas, representan una amenaza abstracta e ineludible que se cierne sobre las cabezas de Daniel, Joshua y Christophe. Explorando y saltando con total fluidez entre géneros e ideas en apariencia antagónicos, en The Gravity hay drama social, pero también intriga y hasta terror psicológico; un retrato contemporáneo de la marginalidad y sus situaciones cotidianas, y también un cuento de ciencia ficción ambientado en un futuro inconcreto.

El pastiche fundamental de géneros y conceptos sobre el que se rige esta narración provoca sensaciones contradictorias. Así, el ambiente de la cinta y sus conflictos resultantes evocan una cercanía mundana, respecto de la relación entre sus tres protagonistas, las rencillas que surgen de ese evento mal cerrado de su infancia, sus vínculos con la delincuencia callejera y la forma en que lidian con su día a día familiar o social; pero también está presente en ella la sensación constante de estar ante algo progresivamente más implausible y desconocido, tanto por la presencia amenazante de los Ronin y sus motivaciones nunca del todo claras o la inevitabilidad astronómica, como por detalles naturalizados en la trama, tales como el despliegue de tecnología robótica desarrollado por Joshua.

Estos mundos conceptuales tan dispares presentes en la cinta, a los que hay que añadir un universo referencial muy interesante y variado a la cultura pop contemporánea, desde el cine de género al manga, hacen de The Gravity un artefacto narrativo fascinante, fruto del flujo libre y por momentos casi anárquico de ideas y de una capacidad muy notable para integrarlas a un propósito común, un continuo emocional que nos habla, al fin y al cabo, de la dificultad para pasar página en un entorno que engulle constantemente a sus protagonistas, les ancla a su pasado y les cierra las puertas al progreso personal. El evento astronómico y su efecto gravitatorio inédito cobran sentido como metáfora de una fuerza abstracta y superior a la iniciativa individual de Daniel, Joshua y Christophe, que les impide abandonar el entorno marginal y la rutina del narcotráfico; por otro lado, la amenaza de los Ronin podría representar la desconexión esencial con un mundo en constante cambio, en el que se sienten inevitablemente perdidos; reflejando ambos el ‹impasse› vital permanente que define su situación.

Ocasionalmente brillante, pero siempre divertida, intrigante y estimulante gracias al desparpajo con el que transita por terrenos tan variados, The Gravity es una experiencia que sin duda no deja indiferente y que, a través de su juego narrativo, construye una reflexión clásica sobre las barreras sociales y materiales. No todos los elementos funcionan, y acusa en cierto modo, paradójicamente, una falta de interés en ir más allá en la exploración de su mitología particular; concretamente en la definición de los Ronin como amenaza y antagonismo moral de los protagonistas. Al final, donde funciona mejor esta película es en el intimismo de las situaciones personales, y la fantasía y ciencia ficción evocan más cuanto más apegadas están a dicho propósito. Y esto está bien siempre y cuando se cree una estructura narrativa sólida y plenamente coherente; pero al mismo tiempo, si se concibe una película como una mezcla de elementos dispares, tal vez se termine echando de menos que cada uno de ellos tenga su propia voz y peso emocional, como creo que acaba sucediendo aquí.

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