Mikado (Emanuel Parvu)

Destacar e incluso encontrar tu propia voz y estilo dentro de una cinematografía tan fértil y reconocida internacionalmente como la rumana resulta algo complicado. Las líneas de estilo y temáticas tan marcadas de este realismo social imperante, que aborda cuestiones morales desde el contraste entre lo social y lo doméstico —que además la vinculan a otras producciones fílmicas nacionales como la iraní en algunos aspectos—, pueden hacer que se caiga en un encorsetamiento formal y discursivo difícil de trascender. Esto es lo que ocurre con Mikado (Marocco, 2021), el segundo largometraje del también actor Emanuel Parvu (Los exámenes, Cristian Mungiu, 2016). El punto de partida ya es extrañamente familiar. La adolescente Magda (Ana Indricău) regala un colgante a una niña enferma de un hospital. La joya era un regalo caro de su padre (Șerban Pavlu) que, en cuanto se entera de que su hija no lo tiene, le provoca una airada reacción exigiendo explicaciones. Unas exigencias que acaban con una de las enfermeras muerta de un ataque al corazón tras ser dada de baja de su puesto temporalmente para evitar el escándalo. El remordimiento de lo sucedido genera una cadena de consecuencias, todas marcadas por el cuestionamiento personal de la responsabilidad moral, legal y real en lo sucedido.

El regalo de su padre, un buen gesto, simboliza con los eslabones que lo conforman la misma idea de relato de vidas interconectadas por pequeñas decisiones que se entrelazan y afectan unas a las otras sin posibilidad de escape. Este sentido de anticipación trágica sobrevuela todo el filme, mientras vemos al hijo de la enfermera (el novio de Magda) responder furiosamente a lo que hicieron el padre y la directora del hospital a su madre. Su hermano exige una compensación económica con la ayuda de una abogada, pero él únicamente quiere depurar sus responsabilidades ante un tribunal y que se haga justicia. El habilidoso uso de la cámara por parte del cineasta y su propuesta visual inicial se acerca a una búsqueda de lo íntimo de sus personajes en su hogar, con un gran uso de los espacios para capturar cierta sensación de un naturalismo documental, aprovechando las puertas y los umbrales para realizar reencuadres y observar a sus personajes en sus momentos de mayor vulnerabilidad e intimidad. Esto se combina con el habitual uso de la cámara en mano en largos planos secuencia y encuadres medios, que siguen conversaciones y construyen un mundo de extraordinaria autenticidad en sus distintas localizaciones, pero que tampoco configura un sello estilístico especialmente distintivo, demasiado encajonado en las convenciones el nuevo cine rumano.

El reparto es más que solvente y la estructura narrativa en la que se encaja a cada individuo es capaz de mantener una tensión dramática que aumenta progresivamente hasta su inesperado —y a la vez esperado, por telegrafiado durante todo su metraje— giro final con el que culmina la cinta. Un final que pretende imponerse discursivamente al espectador con su oscura mirada sobre las relaciones humanas y la convivencia en sociedad. El director asume que las buenas intenciones nunca son suficientes para evitar el dolor ajeno, que todas las pequeñas decisiones que tomamos afectan de maneras inesperadas y sorprendentes tanto a nosotros como a todos aquellos con los que nos relacionamos directa e indirectamente, y cuyas verdaderas repercusiones desconocemos tanto a corto como a largo plazo. Y así sus carencias emergen, al generar este discurso de manera apriorística y reafirmarlo sistemáticamente a través de su puesta en escena, sin dejar espacio a ninguna clase de ambivalencia ni desafío. Porque si se trata de un estudio de cómo puede surgir el mal a través del bien o de poner en duda la naturaleza de las acciones de sus personajes, no hay lugar aquí para que el resultado final sea otro que catastrófico, restringiendo sus resonancias sociales a una farsa basada en una premisa ‹high concept›, cuya solución ya es conocida de antemano y poco aporta a cualquier análisis que vaya más allá de lo superficial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *