John Carney… a examen

On the Edge

Con Begin Again, John Carney ha dado un paso más en la fórmula que le funcionó en Once, su mayor éxito hasta el momento. Entre ambas películas, el cineasta irlandés probó con la comedia a través de la extraña Zonad e incluso con el género de terror a través de The Rafters, proyectos ambos que se saldaron con sendos fracasos, por lo que no es de extrañar que Carney decidiese volver a la película que más le había funcionado y que fue premiada en Sundance e incluso en los Oscar (se llevó el premio a la mejor canción).

Lo que no todo el mundo sabe es que antes de Once, John Carney ya había probado fortuna en el séptimo arte. En el año 2001 llevó a cabo un proyecto personal como era On the Edge, y que aquí fue traducido como Jugando al límite y Al límite. En esa película, Carney se centraba en el tema del suicidio a través de su protagonista Jonathan, un joven irlandés que tras intentar quitarse la vida es enviado a un instituto de rehabilitación donde conoce a la joven Rachel, de la que se enamorará, y al doctor Figure, que le ayudará a recuperar su fe en la vida. Para ello, Carney contó con el apoyo de nada menos que Jim Sheridan, que se había hecho todo un nombre en el cine gracias sobre todo a Mi pie izquierdo y En el nombre del padre, películas que destacaron en la escena internacional. Así, Carney tuvo su dosis de suerte al lograr el empujoncito necesario para lanzar su carrera como cineasta.

On the Edge

En esta película ya podemos adivinar algunos de los temas que salpicarán los trabajos posteriores de Carney. Sólo con leer la sinopsis ya es fácil adivinar dos de estas características: el retrato de personajes humildes y desgraciados y la relación amorosa que se establecerá entre ellos. Si en Once y Begin Again eran dos músicos los que se conocían casi de casualidad y acababa surgiendo el amor entre ellos, siendo dos personas con problemas económicos en el primer caso (un hombre que toca en la calle y una inmigrante) y con problemas sentimentales en el segundo (hombre divorciado y que ha perdido el trabajo, mujer que ha roto con su novio, el cual también era su socio artístico), en On the Edge el problema es bastante mayor, ya que en ambos casos se trata de dos personajes que han tocado fondo tras intentar quitarse la vida. De inmediato, Jonathan se enamora de Rachel, pero ésta al principio tiene serias dudas respecto de él, ya que su frágil estado anímico le hace evitar a los hombres. Aquí podemos notar otra diferencia respecto a los anteriores proyectos de Carney, donde el flechazo no era instantáneo en el plano romántico, sino que era más bien artístico: en Once Markéta veía tocar a Glen en la calle y quedaba prendada de su estilo musical, mientras que en Begin Again sucede lo mismo pero con Dan respecto de Gretta. Una vez establecida la relación artística, surge el amor. Al no existir un vehículo artístico en On the Edge, es necesario sacar el amor de otra manera, en este caso por pura conexión sentimental entre dos personajes que se consideran muy parejos.

Podemos enlazar esto con otra de las características que a posteriori marcarán la carrera de John Carney: la música. Como decimos, en On the Edge no existe el arte de la música como concepto vehicular en el plano argumentativo, pero esto no es óbice para que la película haga gala de una espléndida banda sonora, compuesta en parte por temas conocidos (para un servidor siempre es bienvenida Town Called Malice, de The Jam) y en parte por temas creados para la ocasión, aspecto en el que tiene muchísimo que ver el realizador irlandés, ya que además de coordinar toda esta faceta, creó un par de temas específicos para la cinta. También contó por cierto con la colaboración de Glen Hansard, a la postre protagonista de Once y que también ayuda en la BSO de Begin Again. Y es que la música es un aspecto vital para John Carney y sin la cual no se entendería en absoluto el transcurso de su carrera cinematográfica ni su evolución. Digo esto porque se nota que en esta película la bisoñez de Carney a la hora de introducir los temas musicales en el contexto narrativo, ya que muchas veces la película peca de un excesivo y repetitivo uso como fondo de las imágenes, y si no llega a resultar machacona es por su calidad más que por su sapiencia a la hora de manejarla.

Otro aspecto conectado con el anterior que no maneja del todo bien Carney en On the Edge y que sí será mejorado en sus siguientes películas es el del montaje, que resulta excesivamente rápido en ciertos momentos de la obra, sobre todo durante el comienzo de la misma. No es un defecto realmente grave, porque al final la película adquiere entereza por sí misma desde el guión e incluso nos permite disfrutar de alguna escena notable, como esa recta final que en cierto modo es inevitable comparar con el de Alguien voló sobre el nido del cuco, pese a que sus interpretaciones e incluso intenciones resulten bastante diferentes.

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Tampoco debemos olvidar que Carney cuenta con el innegable mérito de haberle dado el primer papel realmente protagonista a Cillian Murphy, que hasta la fecha había actuado en apenas tres películas y sólo con una relevancia más o menos destacada en Un verano diferente (Sunburn) de Nelson Hume. A día de hoy, Murphy es uno de los actores irlandeses más famosos del cine mundial, cosa que no es moco de pavo si tenemos en cuenta que esa nómina cuenta con nombres como el de Michael Fassbender. Así pues, fenomenal impulso el que le dio Carney a la carrera de Murphy ofreciéndole un papel en el que era difícil no destacar si se tenían las cualidades interpretativas para ello. No corrió la misma suerte Tricia Vessey, su compañera en el reparto, que desde ese año prácticamente no volvió a trabajar como actriz.

En conclusión, On the Edge no sólo se alza como una película verdaderamente interesante en el aspecto puramente cinematográfico, sino que resulta casi imprescindible para entender el cine de John Carney desde un punto de vista más amplio, tanto en su técnica de dirección como de escritura de guión, por no hablar de los matices que existen en torno a las composiciones musicales de cada obra. Un filme recomendable e increíblemente olvidado, ya que contiene diversas características como para serle otorgada mayor atención de la que parece tener.

On the Edge

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