Futura (Pietro Marcello, Francesco Munzi, Alice Rohrwacher)

Siguiendo los pasos de Comizi d’amore (1965), del siempre adelantado a su tiempo e incómodo Pasolini, dos de los más estimulantes cineastas del actual paisaje fílmico italiano (Alice Rohrwacher y Pietro Marcello) se asocian con Francesco Munzi (me disculparán que no lo incluya en el otro saco, pues no conozco todavía su obra) para errar por numerosas regiones de Italia en la búsqueda de adolescentes adultos que puedan responder a la pregunta de «¿Cómo imaginas que será tu futuro —el futuro de los jóvenes italianos—?».

Con la inestimable ayuda de una cámara de 16mm, el trío de cineastas recorre desde la más remota de las aldeas hasta la capital italiana sondeando el estado anímico de la generación posmilenial, una sociedad joven que, igual como ocurre con la española, ha nacido y crecido espoleada por el auge de un mundo cada vez más digital y por políticas laborales y sociales de precariedad (vinculadas, en buena medida, con los estragos provocados por las crisis económicas y sanitarias de las últimas décadas).

La fórmula no es nueva, aquí tenemos el espíritu de Pasolini siendo invocado explícitamente; pero incluso en aquella época ya existían antecedentes de cineastas comprometidos social y políticamente con sus comunidades: pensamos en grandes referentes como Jean Rouch y Edgar Morin en su Chronique d’un eté (1961), documental en el que aprovechaban para confrontar, al final del metraje, a los testimonios consigo mismos, provocando una reflexión sobre la propia naturaleza discursiva del aparato fílmico. Recordamos también a Marker y Lhomme con su extraordinario Le joli mai (1963), crónica política de las opiniones de la ciudadanía frente al conflicto de la independencia de Argelia. Y veinte años más tarde, y en la propia Italia, Silvano Agosti capturaba los pensamientos de cinco personas (desde un niño hasta una persona transexual) sobre sus nociones del amor, la ternura, el afecto, etc. en D’amore si vive (1984).

La ristra de referencias no es aleatoria: responde a señalar, por comparativa, el que sea con total seguridad el punto más débil de esta obra colaborativa: la imposibilidad, en poco más de hora y media, de profundizar en una noción tan vaga y vasta como es “el futuro”. Rouch y Morin buscaron un pretexto cualquiera para acercarse al pueblo y estudiar su relación con la cámara y el cine, permitiendo además a los participantes reflexionar sobre su propia relación con la imagen filmada. Marker y Lhomme no pudieron realizar un montaje menos extenso de más de dos horas y media para incidir en las inquietudes sociales, humanas y políticas de la sociedad con la guerra de Argelia. Agosti, por su parte, dado que tenía el encargo de no superar la hora y media de metraje, decidió recurrir a solo cinco testimonios de variable y reconocible entidad para dar cuerpo a su estudio.

Quizás el mayor obstáculo que no han sabido esquivar los tres cineastas italianos ha sido el de la concisión temática, conceptual y testimonial de su película: parecen deambular como ‹flâneurs› en una búsqueda de entrevistados que, por lo que detectamos en los títulos de crédito finales, superan el centenar; apenas seleccionados por compartir un mismo momento vital (la tardoadolescencia) sin otra vinculación aparente, más allá de la diversidad de estratos sociales.

Que no suene todo lo anterior como arma arrojadiza contra Futura, pues la sensación al finalizar su visionado es más bien satisfactoria. Los jóvenes, sea cual sea su posición (tanto educativa como económica, aunque esto siempre vaya ligado) en los sedimentos de la sociedad italiana, son un reflejo del estado actual de las cosas y puede perfilar un cierto itinerario de las inquietudes que azotaran las generaciones venideras. Darles voz es también quebrar la desconexión de los humanos adultos con la edad adolescente y creer en la importancia de sus reflexiones, alejándolos del paternalismo crónico hacia los que “aún están por desarrollar”.  No dejemos de mencionar la cuidada apuesta visual de los tres cineastas estando Rohrwacher y Marcello no esperaríamos menos, que deslumbran en las transiciones entre testimonios para dar cuenta de la belleza de un país sumido actualmente en el precariado y en la incertidumbre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *