Sesión doble: El Alamein – La línea de fuego (2002) / 1944 (2015)

La Segunda Guerra Mundial a través de la visión de los soldados se suma a la lista de sesiones dobles con una reunión de interesantes títulos europeos que ha pasado desapercibida en los últimos años. Por un lado nos topamos con El Alamein de Enzo Monteleone —también autor de la laureada miniserie El capo de Corleone—, mientras su compañera esa la estonia 1944 de Elmo Nüganen, que pasó por la Berlinale el pasado año.

 

El AlameinLa línea de fuego (Enzo Monteleone)

El alamein

Enzo Monteleone dirige esta cinta sobre la campaña italiana en África durante la Segunda Guerra Mundial, concretamente en la segunda batalla de El Alamein que a finales de 1942 cambió el curso de la guerra en el continente. El joven universitario Serra se alista como voluntario «para que no me llamen cobarde», según confiesa en una de las primeras escenas de El Alamein – La línea de fuego (El Alamein – La linea del fuoco). Lo que no se imagina es que, al igual que confesaba Orwell en Homenaje a Cataluña, las guerras también se libran sin un enemigo humano delante. El ambiente desértico, plagado de serpientes y escorpiones, sin acceso a agua potable y con las enfermedades transmitiéndose de manera casi instantánea provocan una notable reducción en las fuerzas antes incluso de entrar en batalla. Todo este apartado queda realzado en la cinta por una bonita fotografía, que acompaña a una hábil reconstrucción de trincheras, armamento y escenario en general, elaborando una grata ambientación que nos sumerge de lleno en el conflicto. Técnicamente hay poco que achacarle a esta película.

Su mayor problema es querer rebasar los límites del trascendentalismo ofreciendo una visión sobre la relación entre soldados ya bastante trillada, más cercana a pretensiones hollywoodienses que a lo realmente honesto. La banda sonora, más allá de consideraciones musicales, se dedica a enfatizar emociones que de por sí ya deberían bastar para retratar lo que es sumergirse en un conflicto de esta magnitud. La reiteración de situaciones, unida a lo previsible de muchas de ellas (“casualmente” primero caen los soldados más desconocidos para el espectador, mientras que los protagonistas se las apañan para ir sobreviviendo) contribuyen a que lo que veamos no sea más que la enésima crónica sobre una guerra que ya la tenemos bien sabida, circunstancia que no se puede perdonar en una cinta que trata sobre las batallas de África, con peculiaridades radicalmente distintas a las del conflicto en suelo europeo.

Como película, pues, El Alamein – La línea de fuego es aceptable sin más. ¿Y como alegato anti-bélico? Lo cierto es que en este sentido sí que tiene su razón de ser. Los diálogos, carga de sentimentalismo aparte, aportan mensajes relevantes en cuanto a lo que significa ser soldado. Monteleone acierta de pleno al eliminar cualquier tufillo político de su obra. Rinde un pequeño homenaje a los combatientes italianos de la Segunda Guerra Mundial, separando claramente su valor y dignidad respecto a los egoístas designios de los altos mandos fascistas. Durante el epílogo, en el que el cineasta dirige su cámara hacia las actuales tumbas de miles de soldados que combatieron en el frente, contemplamos cómo muchas de ellas aparecen bajo el membrete “ignoto” (desconocido), prueba definitiva de la inutilidad del conflicto y, por ende, de todas las guerras.

Escrito por Álvaro Casanova

 

1944 (Elmo Nüganen)

1944

Recientemente llegada de la cinematografía estonia se presenta 1944, un drama bélico ambientado en la propia Estonia durante la Segunda Guerra Mundial; el país se declararía inicialmente neutral en el conflicto pero al verse ocupado por la Unión Soviética llegaría una posterior invasión Alemana que dividiría a los soldados estonios en varios frentes opuestos. Así, estos acabarían llegando al extremo de tener que luchar entre sí, situación que funciona como eje para el frío y duro retrato de la contienda que presenta el realizador Elmo Nüganen. Aunque podría pasar perfectamente por ser una historia bélica más con su esperado mensaje antibelicista, y en cierto modo así el film es asimilado, 1944 presenta una serie de aciertos que hacen de ella un producto muy eficiente en su mensaje, de funcional envoltorio y portentosa narración, que necesita poco más de 90 minutos para retratar las batallas internas dentro de las propia guerra, funcionando como un acertado acercamiento al lado más recóndito e intimista del conflicto.

La película destaca a varios niveles; en estética y atmósfera acierta al aportar un look frío lodoso y mugriento del conflicto, explotado con unas escenas de acción que dan la espectacularidad esperada de este tipo de propuestas y lo hace además añadiendo cierta emotividad a la representación: como en la propia guerra, en la película de Nüganen todo puede ocurrir y lo hace de manera imprevisible, afrontando tanto los dramas internos consecuentes del conflicto como ciertos devaneos de los personajes que parecen ir en contra del prototipo de bondad y maldad o héroes y villanos, diatriba bastante esperable del propio cine bélico. Y es que en el otro campo donde la película se desarrolla, principal a la hora de entender su mensaje, es el que se adentra en los conflictos emocionales de los soldados, seguido de motivaciones y decisiones, con sus respuestas interiores hacia ellas. Esto proyecta lo que el director pretende, retratar las miserias internas de un grupo de soldados ante una situación que no comprenden, obligados a destrozarse emocionalmente en una contienda que se muestra como algo feroz e implacable y donde se rehúye de colocar al espectador en algún tipo de parcialidad.

El film aporta a su género una narración sólida que se equilibra muy bien tanto con los momentos de drama, abordados de una manera intimista como bien refleja la composición del plano y la escena, como con los instantes de acción que parecen dibujar un sombrío espectáculo lejano a cualquier tipo de heroica. 1944 no pretende postularse como una obra magna del género, pero sí abordarlo evitando cualquier tipo de mensaje propagandístico. Las intenciones de Nüganen se ciernen sobre una especie de ilustración de un grupo de personajes atrapados en un conflicto visto desde dentro con incomprensión, que acabará convirtiendo en víctimas a todos sus participantes.

Escrito por Dani Rodríguez

 

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