One Day (Zsófia Szilágyi)

La ópera prima de la cineasta húngara Zsófia Szilágyi nos lleva durante un día entero a los quehaceres diarios de Anna, interpretada magistralmente por la actriz Zsófia Szamosi, en una derrota anunciada capturada con pulso y brío por una cámara enloquecida que sigue a nuestra protagonista en la cuenta atrás a la que asistimos hasta que, en un momento dado, ella se venga abajo.

Galardonada en Cannes con el premio FIPRESCI de la Semana de la crítica, la directora magiar no se despega en ningún momento de Anna, siguiéndola a todas partes en sus idas y venidas, recogiendo tres niños, durante su trabajo a tiempo parcial, las actividades extraescolares, compras y favores a terceras personas, organizando la llegada en algún momento del fontanero, visitando a la suegra, limpiando la casa o haciendo equilibrios financieros, mientras vive el que tal vez sea último día de matrimonio con su marido Szabolcs, al que apenas vemos en pantalla y no logramos hacernos una idea de él más allá de que ayudar, ayuda poco o nada.

Formalmente la cinta no da respiro al espectador, con escenas minúsculas llenas de obstáculos internos y externos para Anna. Recoger a la mediana de la familia del colegio, una adorable niña de 6 años, es rodado como si de un thriller se tratara, donde nunca hay una resolución positiva; o llega tarde, o se olvida algo, o puede que los zapatos que lleva puestos la amiga a la que ha ido a recoger no sean los suyos. Esta suma de pequeñas escenas donde nunca se consigue una victoria, a lo sumo una prolongación, un día más de una derrota anunciada, se interrumpen con unas transiciones que llegan de golpe y que, tras apenas un segundo, nos sitúan en otro escenario cotidiano que se va volviendo cada vez más cuesta arriba. No hay tiempo para el descanso, ni para la protagonista, ni para unos espectadores que pueden ver en cada una de las escenas relojes marcando la hora a cada momento, como si de una película de acción con bomba y cuenta atrás se tratara.

La vida de Anna se derrumba. Lo interesante es que ella parece luchar por esa vida, donde se encarga de todo y de todos, mientras el marido es tan solo la persona que trae dinero a casa. Su relación con el hijo mayor hace aguas en silencio, a la vez que va de un lado a otro preguntándose si su cónyuge la dejará por otra mujer. Un esposo con el cual no parece haber nexo de unión, por mucho que ella se aferre a un amor que resulta tóxico. Y es que uno vislumbra una multitud interminable de sacrificios pasados o presentes por parte de Anna para la familia, empezando por un trabajo como profesora de italiano en una academia que no le da mucho dinero, pero que le permite tener un horario flexible.

La mirada feminista está ahí, y va desde todo el conjunto y sus intenciones, hasta los pequeños detalles escondidos por aquí y por allá. Por otro lado la película parece estar abocada a un tour catastrófico y tremendista, pero se redime en buena parte por la ternura con que retrata a Anna o los pequeños momentos de relax que ella tiene con sus hijos.

Lo interesante del guión es que está elaborado en base a secuencias magistralmente escritas, pequeños momentos cotidianos a los que la cineasta y su coguionista les sacan mucho partido. Es cierto que no hay una evolución al estilo clásico, pero es en todo momento buscado. Su resolución es coherente con la personalidad de Anna, incapaz de hacer frente a su marido, intentando salvaguardar un mundo que la oprime de mil minúsculas maneras.

Tal vez lo mejor a nivel formal sea la sensación de urgencia y tensión que se respira en el ambiente, obtenido a través del montaje interno; esto es, los personajes que se mueven por pantalla, los movimientos o barridos de cámara entre personajes, las elipsis que no terminan de finalizar la escena para introducirnos en otra, o el uso de los sonidos cotidianos que se antojan amenazantes en todo momento. Y sí, esto tiene mérito porque Anna no tiene que subirse a un avión en llamas para salvar al perro salchicha del presidente yanki, sino recoger a su hija y llevarla a ballet a tiempo.

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