Lo mejor de 2013 por… Rubén Redondo

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En primer lugar he de decir que no soy muy amigo del corto plazo. Soy de los que siempre han opinado que es el tiempo el que pone a cada uno en su sitio, no solo en nuestra vida ordinaria (cosa que la experiencia nos demuestra que es así), sino que fundamentalmente en la valoración cinematográfica. Las películas que en un instante fugaz causaron sensación y empalmes varios en la débil personalidad del excitable cinéfilo (entre los que yo me incluyo, como no podía ser de otro modo), se suelen convertir por los funestos efectos del paso del tiempo en trasnochados muermos infumables alejados del paladar más complicado de degustar, que no es otro que el alma atemporal de cualquier obra artística. E igualmente, películas que en el momento de su estreno sufrieron salvajes linchamientos por parte de crítica y público pueden llegar a transformarse por la magia del tic tac incansable del reloj en obras fundamentales de la historia del cine, ya que por su carácter adelantado el público coetáneo a la obra fue incapaz de entender la propuesta arriesgada ajena a las arrugas del tiempo ideada por el autor de la misma.

Asimismo el corto espacio que abarca un año natural no es suficiente (al menos para mí que me considero un espectador al cual le gusta ver cine de todas las épocas, a lo que se une que no soy un profesional de esto ya que mi perfil laboral nada tiene que ver con el mundo del cine), para poder ver todas las películas interesantes producidas o estrenadas en el período en curso. Pero no solo la evaluación del cine de 2013 se encuentra acotada por la escasez que el limitado horario impone al cinéfago de turno, ya que también juega un papel fundamental el hecho de que cada vez resulta más complicada la llegada a nuestros cines de esas cintas más pequeñas y para mí mucho más interesantes que los blockbuster de turno, para que éstas puedan ser devoradas por comensales deseosos de contemplar un cine distinto al puramente comercial. Y esto se demuestra con la prueba irrefutable que es mi lista. En ella están incluidas varias películas producidas en el año 2012 y que por diversos motivos no ha sido hasta un año después cuando han logrado aterrizar en las carteleras españolas (incluso alguna de ellas ni siquiera ha sido objeto de estreno, sino que solamente ha pasado de refilón por algún festival de cine para desgracia del público en general, el cual no siempre puede acudir a ellos).

El tiempo es por tanto el mayor enemigo de las listas y tops del año. Lo sabemos, pero nos da igual, ya que la personalidad del cinéfilo es maruja por definición. Necesitamos para poder respirar al levantarnos cada mañana discutir sobre nuestros gustos, criticar a los demás (¡Cómo pueden incluir en la revista o WEB de cuyo nombre no quiero acordarme semejante basura que sólo le ha gustado al iluminado de turno!) y gritarnos un poco. Si las críticas despiadadas hacia nuestros gustos se hacen con gracia hasta pueden ser divertidas. Por ello, voy a aportar mi granito de arena para goce y disfrute del cinéfilo que me quiera reprender, listando las diez películas que habiendo pasado en 2013 por cines y festivales españoles más me han gustado. He de comentar que debido a la tiranía con la que nos castiga la coyuntura, aún tengo pendiente de ver buena parte de las cintas que más parecen haber gustado a mis compañeros (La vida de Adéle, The act of killing o De tal padre tal hijo por poner tres ejemplos).

Como comentario de las sensaciones que he percibido en este año, resalto que el cine de 2013 me ha sorprendido gratamente. Este arte sigue vivo gracias al esfuerzo y el talento de los nuevos realizadores. En contra de los malos presagios que se encargan de promulgar los pájaros de mal agüero el viejo oficio de hacer películas aún mantiene intacta su capacidad para conmover y seducir. Y eso es lo fundamental. Mientras se sigan produciendo grandes películas, esto nunca morirá a pesar del empeño de esas oscuras fuerzas que tratan de menospreciar a esta noble labor con no sé que funestas intenciones. Algunas de las películas de las que hablaré no solo me han encantado, sino que se han convertido en cintas que me han hipnotizado y por consiguiente han conquistado un peldaño importante en mi particular Olimpo cinematográfico. Se admiten críticas (tengan compasión de este pobre aficionado), aunque espero que esta humilde propuesta sea de su agrado (si bien no en su totalidad, al menos en una minoritaria parte).

 

10 — La bicicleta verde (Haifaa Al-Mansour)

Cinta llegada con un año de retraso a nuestras carteleras, ha supuesto una de las más gratas sorpresas que me ha deparado el cine de este año. La película no solo cuenta con mi total admiración por el hecho de su procedencia exótica (es la primera película de Arabia Saudí que he podido ver a lo largo de mi vida), sino que su principal efecto cautivador lo ha evidenciado sin duda la maravillosa historia neorrealista que propone la sinopsis, la cual posee numerosos vasos comunicantes tanto con el conmovedor cine de trincheras de esta corriente (simbólico es el protagonismo de los niños en la trama de la cinta, uno de los mandamientos fundamentales del cine de esta escuela), como con los nuevos ejercicios cinematográficos deseosos de captar con poesía cinematográfica la realidad más hiriente y cercana. La película es una auténtica delicia que deja un maravilloso y agradable poso humanista, siendo asimismo una experiencia etnológica de primer orden que ayuda a reflejar una realidad del país árabe alejada de la habitual visión sesgada hacia el integrismo islámico que suele manifestarse en los periódicos y telediarios. A su narración hipnótica, pausada, contenida, lírica y emocionante hay que sumar una fotografía espectacular que nada tiene que envidiar a las imágenes captadas por los nuevos maestros del cine iraní. Una perla que espero que el paso del tiempo sitúe en la posición que merece. 

La bicicleta verde

 

9 — Sólo Dios perdona (Nicolas Winding Refn)

Tras el enorme éxito que supuso Drive, los fans del thriller protagonizado por Ryan Gosling esperaban impacientes el nuevo proyecto del dúo formado por actor y director. Parece que las elevadas expectativas creadas alrededor de este proyecto le han jugado una mala pasada a esta estupenda película, puesto que han sido numerosas las críticas y comentarios que han puesto a parir a Winding Refn tras el estreno del film en nuestras carteleras. Quizás muchos de los admiradores de Drive esperaban una obra que compartiese el tono de la obra de referencia en Sólo Dios perdona, algo que dista de la realidad. Y es que la presente cinta es una de las más fascinantes y arriesgadas apuestas que nos ha deparado el presente ejercicio. Un salto al vacío que bebe de la atmósfera onírica del mejor cine de David Lynch y que por ello requiere una mente abierta a lecturas e interpretaciones soterradas para poder disfrutarla en toda su magnitud. Con toques surrealistas, mucha poesía fundamentada en los proverbios del Freud más canalla, reminiscencias que claman al mito de Edipo y una historia de bajos fondos y cine negro que básicamente es la perfecta excusa que esgrime Refn para jugar con nuestra consciencia a través de estímulos subliminales que impactan en nuestro cerebro casi sin que nos demos cuenta, Sólo Dios perdona es una de esas películas vilipendiada por muchos que auguro se convertirá gracias al paso de los años en un clásico de culto.

 

8La caza (Thomas Vintenberg)

Esta es una de las películas más escalofriantes realizadas en los últimos tiempos. Y lo más impresionante es que logra generar ese escalofrío desde una espeluznante historia de mentiras vertidas por una figura que nuestra adiestrada mente es incapaz de aceptar. Este impresionante film es un increíble ejercicio de cine social que nos plantea cuestiones que incomodan al espectador occidental: ¿Hasta qué punto somos intolerantes ante una mentira que se convierte en verdad por los designios malignos de una supuesta inocente alma? ¿Es la presunción de inocencia una frase hecha a la que de vez en cuando acudimos para parecer progresistas ante nuestros amigos y semejantes? ¿Es el ser humano un animal racional que únicamente se diferencia de los monos por su capacidad para establecer conversaciones, si bien éstas mayoritariamente no sirven para poder comunicarnos fehacientemente? Estas preguntas tan profundas se plantean en esta cruda, dura, demoledora, sólida y extraordinaria película, que retoma y reinventa la sinopsis de una de las grandes obras maestras del cine como es La calumnia, y que gracias a la magnética interpretación de todos los actores, destacando especialmente un descomunal Mads Mikkelsen que literalmente se sale de la pantalla, logra un film sublime de esos que hielan la sangre y que dan lugar a sanos debates que traspasan los límites meramente cinematográficos.

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7 — Una familia de Tokio (Yôji Yamada)

Las expectativas siempre son engañosas. Confieso que en un principio no me atraía nada esta película. Consideraba que era una blasfemia perpetrar un remake de una de las películas que más me han marcado no solo como amante del cine, sino como persona. Porque Cuentos de Tokio es un monumento artístico único y singular. Para un servidor, el David de Miguel Ángel del cine. Mi mente influenciada por este hecho era reacia a vislumbrar esa osadía de Yamada de adaptar la obra maestra del cine por antonomasia. Creía que me iba a topar con una película fallida, innecesaria, vacía, vamos un atentado contra el buen gusto. Para nada. Una familia de Tokio es una película necesaria, bella, perfecta, poética, es decir, una perfecta adaptación del espíritu original de la obra. Uno de los puntos que más me han gustado del film es su capacidad para captar la esencia de la película de Ozu, pero reinventado la moraleja originaria al trasladar en cuerpo y alma al Japón actual la sinopsis de la obra maestra de Ozu. Yamada nos hace testigos de los vicios aún vigentes en la sociedad japonesa tales como las prisas, la adicción al trabajo, los choques generacionales, la incomunicación, los prejuicios, la nostalgia y lo hace a su estilo, con un ritmo pausado apoyado en una poderosa puesta en escena que bebe más del alma de John Ford que del propio Ozu. Porque Yamada demuestra que es el director que mejor ha entendido el lenguaje cinematográfico ideado por John Ford. Mi recomendación es que dejen a un lado los prejuicios y disfruten de una de las obras más conmovedoras y preciosas que ha deparado el pasado año.

 

6Doce años de esclavitud (Steve McQueen)

Esta es la típica película que todos sabemos que es magistral, que nos gusta, que sin duda es una de las mejores cintas del año, pero que es esclava de su perfección y por tanto de su éxito. Queda muy bien criticar una película impecable, que seguramente arrasará en los oscar y que cosechará infinidad de premios. No es este mi caso. Porque Doce años de esclavitud me parece un trabajo simplemente magistral del cada vez más indispensable Steve McQueen. Creo que es muy complicado adaptar una historia real de gran crudeza en la cual existe un camino muy fácil para verter odios y sensacionalismo barato, sin caer en la tentación de ser políticamente correcto o apostar por la incorrección política. Pues McQueen logra este triple salto mortal como solo los grandes narradores saben. Puesto que este es un film duro que narra una historia muy cruel y salvaje que se adorna con alguna escena ciertamente escalofriante (viene a mi cabeza la de los latigazos e intento de ahorcamiento que padece el protagonista), pero esta dureza se oxigena con brotes de reconfortante humanismo y esperanza, sin que estos dos trenes que circulan en dirección contraria por la misma vía supongan ningún lastre para el film. Es más, esta depravación humana mezclada con un halo de confianza en nuestros semejantes ofrece un cocktail hipnótico de calidad suprema, que en manos de otro realizador menos virtuoso seguramente habría caído en un pozo sin fondo. Pero no, McQueen nos vuelve a demostrar que es la esperanza negra del cine de veinticuatro quilates. 

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5 — Heli (Amat Escalante)

Soy un gran admirador del cine mexicano, tanto del clásico (me parece una de las cinco mejores cinematografías de la historia del cine) como del actual. En España deberíamos mirar más hacia nuestro país hermano, y porque no, colaborar en co-producción con una nación que por lengua, cultura e idiosincrasia se asemeja mucho a la nuestra. Heli es otra muestra del magnífico estado de salud del que goza el cine mexicano. Agasajada en Cannes con el premio al mejor director, la cinta narra con un estilo ascético que provoca puro escalofrío una historia que mezcla nihilismo, drogas y el vacío existencial existente en el México más profundo y visceral. Heli es una película de ritmo lento, planos muy largos que se asemejan mucho por su estilo tedioso repleto de silencios y sonidos ambientales a los del cine húngaro. Pero tras este aparente carácter anodino se esconde una historia turbadora repleta de imágenes chocantes y aterradoras (terrorífica es sin duda la secuencia de la tortura que padece el protagonista del film a manos de una banda de narcos) que lanza una clarividente denuncia en contra de la des-humanización presente en las sociedades modernas, así como en contra de las corrupciones y miserias imperantes en todos los ámbitos de la sociedad. Escalante logra impregnar a la cinta de una atmósfera asfixiante y opresora gobernada por los instintos más primitivos del hombre, de modo que la violencia parece ser el único camino capaz de guiar a nuestros semejantes a través de los inhóspitos parajes que dominan el ambiente.

 

4Mud (Jeff Nichols)

Poco puedo añadir a lo indicado tanto en mi crítica como en la breve descripción que adorna a esta majestuosa obra maestra en el Top 10 consensuado entre todos los redactores de Cine Maldito. Mud es puro cine clásico de ese que ya pocas veces se produce en la actualidad. Sin duda el mejor homenaje a la literatura clásica americana y al western crepuscular que se ha hecho en los últimos tiempos. Igualmente es un cuento de hadas poético y cautivador que versa sobre ese paraíso perdido y misterioso para los adultos que es la pérdida de la inocencia que supone la madurez y por tanto el abandono de la infancia. Esta es una de las películas que más he disfrutado como aficionado a este noble arte este año. Tanto en la reseña como en el resumen del top me gusta resaltar que para mi esta es una versión maravillosa de uno de mis westerns favoritos de todos los tiempos: Raíces profundas, pero con un punto a su favor: Matthew McConaughey gana en la comparación con Alan Ladd. Y es que el actor texano logra dibujar una de las actuaciones más fascinantes y convincentes que recuerdo. Mi único deseo para el futuro es que Mud siga conquistando a las nuevas generaciones tal como lo hizo a un humilde cinéfilo en el año de su estreno en España. De verdad, pocas películas son tan emocionantes y espectaculares como esta obra maestra del séptimo arte.

 

3 — Paraíso: amor (Ulrich Seidl)

Las referencias no podían ser más pesimistas. No suelo tolerar bien el cine que basa parte de su arte en mostrar sin vergüenza y contención las miserias humanas. Prefiero la sutileza y la insinuación a la depravación fotografiada en plano corto. Mi sensación es que un excesivo deseo de mostrar nuestras imperfecciones suele llevar implícito una perturbada fascinación por el sensacionalismo barato sin sentido. Aún así decidí probar el caramelo que ofrecía el director austriaco Ulrich Seidl, ya que mi curiosidad acabó venciendo a mi prudencia. Y debo agradecer mi inconsciencia. Esta es una maravillosa obra maestra del cine que detrás del tratamiento obsceno y contaminado de indecencia de ciertas escenas (sí, el famoso striptease de un keniano para disfrute de unas veteranas amas de casa europeas que juegan sin pudor con el plátano de canarias del amigo) esconde una cruel historia de soledades no buscadas y de falsos amores inducidos por la necesidad y la miseria existente detrás de las murallas de protección que suponen los hoteles de lujo ubicados en los países en vías de desarrollo. Técnicamente la cinta es un prodigio gracias a una espectacular fotografía que juega con una iluminación natural que otorga al film de un hipnótico realismo y a los bellos espacios naturales en los que se desarrolla la trama que son retratados con una atractivo encanto pictórico. Sin duda un triste y bello canto sobre el aislamiento y el abandono que sufrimos en las nihilistas sociedades contemporáneas.

Paraíso: Amor

 

2Drug War (Johnnie To)

Drug war es una de esas películas que provocarán un estimulante orgasmo a cualquier amante del cine de acción. El maestro Johnnie To ha dado en el clavo con una película trepidante, clásica y a la vez moderna, en la cual a partir de una trama muy trillada de infiltrados con las peligrosas triadas que dominan el tráfico de drogas en el sudeste asiático de fondo, consigue alcanzar un resultado innovador y original. To deja a un lado ese tono caricaturesco repleto de un humor grotesco que suele caracterizar su cine, edificando un film seco en el que apenas hay cabida para el oxígeno reparador que supone la inserción de escenas cómicas. Al contrario, desde el minuto uno hasta su culminación con una secuencia magistral, descomunal, violenta, sanguinaria, feroz, salvaje, de esas que hacen afición al cine de acción, el maestro no deja lugar al respiro otorgando a su impresionante criatura de un ritmo vibrante como solo el asiático sabe imponer a sus mejores films. La enrevesada trama que adorna a esta obra maestra no es lo importante. Para deleitarse con esta magnífica experiencia de cine de lujo hecho sin más pretensiones que entretener al espectador sólo hay que dejarse llevar por las potentes imágenes de To y saborear las balas que escupen las cruentas armas de policías y mafiosos. ¡Espectacular!

 

1 — New World (Hoon-jung Park)

Por fin llegamos a mi cumbre. La que para mi sin duda ha sido la mejor película de este año. Sí, es New World. ¿Por qué? El cine negro es mi género favorito con diferencia, aquel que no solo me entretiene sino que me perturba con su veneno. He visto de todo y casi todo lo relacionado con el género por antonomasia de cine. Es muy difícil que una película noir actual consiga inducirme un efecto cautivador y por tanto que toque los resortes de mi emoción. Pues bien, esto lo ha conseguido y de forma muy potente esta obra maestra del cine coreano. Y es que lejos de las críticas que últimamente se escuchan acerca de lo agotado que está el modelo en el que se basa el cine de género coreano, New World supone un golpe en la mesa para rebatir a quienes vaticinaban el fin del patrón. La película es puro cine noir gracias a una mezcla enriquecedora del ritmo más clásico al estilo de El padrino con la típica historia de infiltrados tan manoseada en el cine asiático contemporáneo. Lejos de resultar repetitiva, la película se devora con sumo gusto y pasión de modo que sus dos horas de duración se hacen cortas. Todo en ella es perfecto: la oscura fotografía con predomino de planos largos, su banda sonora hipnótica, su seductor montaje, las contenidas escenas de acción en las cuales el director coreano busca no abusar de las grandes coreografías típicas del cine de su país, de modo que basta una única escena en un ascensor de pura ópera a machete armado para lanzar un guiño al cine que ha hecho grande a Corea del Sur. Sobran las palabras. La obra maestra que culmina un año que demuestra que el cine sigue siendo el más grande arte jamás creado por el hombre.

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