Crónica de Peor… ¡Imposible! 2015

Justo cuando el verano comienza a despedirse Gijón tiene una cita cinéfilo-cinéfaga que se antoja ineludible para la ciudad desde el año 1999. El ciclo cinematográfico Peor… ¡Imposible! cumple en este año 2015 su edición número diecisiete exhibiendo multitud de películas de género donde el bajo presupuesto, las tendencias narrativas e industriales de otras épocas y la comedia involuntaria son las máximas señas de identidad que busca un público fiel que este año volvió a llenar todas las jornadas del salón de actos del Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón. En realidad, aunque el objetivo del festival centre su naturalidad en exhibir películas catalogadas como subproductos para disfrute y risotadas del respetable, el certamen se ha convertido con el paso de los años en un sentido intento recuperar el espíritu de la exhibición cinematográfica de antaño, recuperando el ambiente y nostalgia de los viejos cines de barrio donde proliferaba un cine de género predominantemente europeo, hecho con un hálito alimenticio que se asimila ahora con un sentido culto. Este año, como viene siendo tónica en las últimas ediciones, Peor… ¡Imposible! ha contado con las presencias de dos auténticos rostros del cinemabis hispano como el incombustible Simón Andreu o la conocida en otras fronteras como la “Spanish Horror Queen” Maria Kosty.

El lunes 31 se daba el pistoletazo de salida a esta edición de Peor… ¡Imposible! Con un subtítulo que la conectaba a modo de secuela con la acontecida el pasado año: “1st Fechu en Europe, seconda puntata”. En la jornada inaugural se pudo ver La guerra de los robots de Alfonso Brescia, space opera respuesta del inesperado éxito de Star Wars que se llevaría las primeras ovaciones de la semana; a continuación, Duelo del dragón y el tigre, donde artes marciales y el spy se dan de la mano bajo la extraña pareja formada por Bruce Le (uno de los múltiples clones salidos después de la muerte de Bruce Lee) y un agente secreto interpretado por Richard Harrison, con Nadiuska ejerciendo de secundaria en uno de sus habituales papeles florero; para la sesión nocturna de esta primera hornada de proyecciones le tocaría el turno a Umberto Lenzi con el proto-slasher Pesadilla en la playa. La jornada del martes se iniciaba con uno de los habituales del ciclo, donde es extraño no ver proyectada una película suya en cada edición: Bruno Mattei ofrecía con Tiburón 5: Mandíbulas Crueles uno de los mayores despropósitos exhibidos este año, remedo infortunado del Tiburón de Spielberg que sería el preámbulo perfecto para ver a nuestro Jacinto Molina haciendo de Bronson en La noche del ejecutor, mezcolanza exquisita de justicieros urbanos con el cine quinqui más extremo, que hizo de las delicias del respetable; por la noche Joe D´Amato entraba en acción con Emmanuelle y los últimos caníbales, quizá una de las más extremas aventuras de la Emmanuelle negra interpretada por Laura Gemser. El cine de aventuras coparía el programa doble de la tarde del miércoles (da la casualidad, o quizá no, que la Cannon estaría detrás de ambas producciones), con El desafío de Hércules de Luigi Cozzi en primer lugar y El tesoro de las cuatro coronas de Ferdinando Baldi de segundo plato: de la primera cabe decir que probablemente estaríamos ante de las mejores películas exhibidas este año y la segunda, soporífera respuesta al éxito de Indiana Jones, era una de las cintas más esperadas por el respetable por contar en su elenco con la señorita Ana Obregón. Para la noche, una extraña mezcla de cine quinqui y satanismo como Más allá del terror, film obra del desconocido Tomás Aznar.

El Jueves la habitual proyección de una entrega de El Santo (cinta ineludible cada jueves del festival en el primer pase de la tarde) se sustituyó este año por Superargo el hombre enmascarado, una especie de mezcla de The Phantom y otros héroes del cómic con el citado luchador mejicano; dirigida por Nick Nostro en 1967, resultó una apuesta oficiosa y muy entretenida. A continuación llegaría un despropósito hispano llamado Tunka el guerrero, un alocado exploit del cine de espada y brujería en un futuro post-apocalíptico. Para la noche primeramente Fuga del Bronx, segunda entrega de Enzo G. Castellari con sus famosas bandas callejeras neoyorquinas, y después una sesión sorpresa que estrenaba en Peor… ¡Imposible! la sesión golfa: a las 00:30 se proyectaba Zombie Fight Club, típica explotación moderna de hiperbólico sello visual digital y demasiadas intenciones de caer en gracia, que aún así congratuló a todos los que se atrevieron a verla en tan intempestivo horario. El viernes se anexarían al ciclo las sesiones matinales con el pase matutino de Magdalena y el mal, film alemán bastante desconocido hecho a rebufo de El Exorcista; el Shocking Dark de (nuevamente) Bruno Mattei (más conocida como Terminator 2, auto-vendiéndose como falsa secuela del film de James Cameron) repetía proyección en el certamen, ya que se había puesto años atrás en una de las sesiones con más proliferación de cachondeo que se recuerdan del ciclo; justo a continuación, otra falsa secuela, pero esta vez una supuesta tercera parte de Los Guerreros del Bronx dirigida por Joe D´Amato, Bronx Lucha Final, que sería el preámbulo de la presentación de la publicación lanzada este año a colación del festival: El largo (y patético) adiós. Declive del cine de géneros europeo, 1975-1990. Ator, el invencible, el más conocido émulo de Conan que también ya había conocido proyección en otra edición del certamen, hacía continuar la serie de proyecciones de la jornada que acabaría en celebración: la del 40 aniversario del estreno de Rojo Oscuro, una de las piezas clave del cine de Dario Argento para lo que se exhibiría ya en sesión nocturna su montaje extendido.

El fin de semana de Peor…¡Imposible! se inició con la proyección matinal en la jornada del sábado de La máscara de Kriminal de Umberto Lenzi, para dar paso por la tarde a un maratón denominado “Zombis, vampiras, acción y templarios”. Este estaría formado por El lago de las muertos vivientes de Jean Rollin (y un Jess Franco no acreditado), La Novia Ensangrentada de Vicente Aranda, que contó con la presencia entre el respetable de Simón Andreu (quien se animaría a continuación a intercambiar impresiones con el respetable en un coloquio post-proyección); el maratón continuaría con la presentación, casi en exclusiva, de El Señor Manolo, la ópera prima del realizador Fernando Osuna Mascaró, una comedia negra descabellada que el propio director se encargó de presentar junto a Maria Kosty (quien aparece en la película) y Barbara Caffarel, intérprete y productora quien por cierto es nieta del mítico actor Jose María Caffarel. La jornada del sábado concluiría con la proyección de La Noche de las Gaviotas de Amando de Ossorio, con la inmejorable presentación de una de sus protagonistas: en efecto, Maria Kosty. La última jornada estuvo dedicada casi en exclusiva al homenaje de las dos estrellas invitadas al certamen. Por ello, tras el pase matutino de un destacable thriller de acción llamado Blazing Magnum en sesión matinal (dirigida por Alberto de Martino y más conocida en nuestras fronteras como Escándalo en la residencia, por la tarde tendría lugar una especial sesión doble: La Muerte Camina con Tacón Alto de Luciano Ercoli, donde Simón Andreu comparte protagonismo con Nieves Navarro, y La noche de los brujos de Amando de Ossorio, donde tanto Andreu como Kosty tienen su papel estelar; las proyecciones contaron con la presencia de los dos intérpretes (ambos afirmaron, en la presentación, que nunca habían visto el film de Ossorio) y Peor… ¡Imposible! concluía de la mejor manera posible: una mesa redonda donde Simón y María compartieron experiencias, anécdotas y reflexiones con los asistentes. Como cada año, el ciclo se completó con variadas mesas redondas (entre otros temas, este año se volvió a incidir en la figura de la mujer en el cine de género o la temática del desahucio, de candente actualidad) y la proyección de varios cortometrajes, en esta ocasión realizados por José Fernández, joven realizador de Gijón. Se termina una edición más de uno de los festivales de cine fantástico más pintorescos y extravagantes del panorama nacional, que parece crecer cada año con una siempre creciente asistencia de público y unos invitados de admirable reivindicación, la misma que se apoya cada año a ese cine de géneros europeo desde la organización del certamen.

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