Wilcox (Denis Côté)

«Nunca me cansare de la naturaleza y el desierto. Esta belleza es todo lo que necesito.»

Esto va a ser difícil porque en este trabajo hay muchas ideas interesantes y una historia o realidad importante de afrontar, pero tiene una elección formal que me incomodó toda la película y de la que les contare más adelante.

La película parece ser en gran parte un homenaje a aquellas personas que a lo largo de la historia decidieron abandonar las formas civilizadas de vida y entregarse a un andar vagabundo por el mundo, viviendo el día a día conforme llegue. Esto se nota en los intertítulos iniciales y finales que con nombres propios y anécdotas nos recuerdan a dichos personajes. Wilcox, nuestro protagonista, es una amalgama de estas historias y lo acompañaremos en su andar por diversos parajes y situaciones ejerciendo como espectadores un papel que a la larga se siente ‹voyeurista›.

Wilcox está lejos de responder a una visión idealista del hombre que se entrega a la naturaleza. Al contrario, el protagonista sigue dependiendo de los métodos de vida artificiales creados por nuestra especie. Constantemente ocupa casas abandonadas y asalta tiendas o plantaciones para robar alimentos. Wilcox, más que volver a conectarse con su ser salvaje y cazador hombre de las cavernas, se convierte en un carroñero, en un mendigo del campo. Un parásito que sobrevive gracias a la sociedad que desprecia. Que, a pesar de sus esfuerzos, se le hace difícil abandonar sus costumbres cotidianas. Wilcox es un personaje interesante a la hora de valorar la condición humana. Hoy en día se cultiva mucho una cultura de nómadas, de personas que vagan por el mundo buscando conectarse con otras culturas o realidades, y en no pocas ocasiones detrás de esto se encuentran sentimientos de tristeza e inconformismo con el lugar donde se nace o donde se vive más que un verdadero afán por conectarse con la naturaleza, muchas veces lo que hay es un deseo de aislarse o desaparecer y siento que eso está en la película.

En el aspecto formal la película goza de una apuesta fotográfica bien desarrollada donde se destaca una búsqueda naturalista en los escenarios. La incidencia de la luz es importante para resaltar la forma de vida “salvaje” de Wilcox así como su interacción con los espacios, generándose por momentos bellos contrastes entre luces y sombra. La película también experimenta en términos de imagen contraponiendo por momentos distintos planos, así como duplicando a ratos el foco para generar unos cuadros que parecen desvanecerse.

Lo que me molestó fue el hecho de que la película principalmente no tiene sonido. No se cual era la intención con esta decisión, se me ocurre que quizás Denis Côté quería generar una sensación de soledad a través del silencio que reforzara la situación de Wilcox. O quizás estaba tratando de crear un distanciamiento que hiciera al espectador tener una visión mas objetiva de la realidad del personaje. El caso es que conmigo en particular no lo logró, y solo hizo que me fuera más difícil concentrarme en la cinta. Por ratos el sonido volvía, y sigo sin entender con base a que criterio.

Para quien no tenga problemas con el tema sonoro posiblemente Wilcox le resulte una película interesante para analizar la situación de estos nómadas solitarios que reniegan de las urbes y la vida en sociedad. No es la exploración más profunda, pero sí tiene la valentía de retratar facetas algo controvertidas de este tipo de vida sin tapujos y sin juzgar. Pero para quienes el tema sonoro sea fundamental, les recomiendo buscar en otra parte.

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