Un cuento de tres hermanas (Emin Alper)

El reencuentro de tres hermanas en una aldea turca de los 80 es el punto de partida del tercer largometraje de Emin Alper, que explora las relaciones familiares en un lugar aislado del progreso y regido por un ambiente social restrictivo y carente de oportunidades para ellas, en el que la principal aspiración es convertirse en doncella de una familia rica para así mudarse a la ciudad, alejándose de la pobreza de la aldea. El regreso de Nurhan, la mediana, tras ser expulsada de su familia de acogida por su comportamiento, resucita viejas tensiones y rencillas entre ellas mientras tratan de lograr o recuperar esa posición que consideran privilegiada.

Con la reciente muerte de su madre y su padre a cargo de las tres, quien se encarga de ofrecer y negociar a sus hijas para que sean seleccionadas y llevadas a la ciudad, Reyhan, Nurhan y Havva viven una situación paradigmática. No se sienten reprimidas por el sistema sino por su situación actual, tienen tan asumido y naturalizado que esas son sus mejores opciones que lo ven incluso como una forma de emancipación. Y es que Un cuento de tres hermanas no necesita elevar las tintas para hablar de sus dinámicas tóxicas y restrictivas. Le basta con definir a sus personajes de tal manera que disfrutan de la falsa libertad y esperanza que les dan los espacios predefinidos en los que se mueven.

Porque cuando hablan con su padre con total confianza y sin guardarle ninguna clase de respeto ceremonial, cuando expresan sus opiniones, cuando discuten entre ellas y pasan tiempo en la aldea; esa suerte de libertad siempre pautada, siempre limitada y situada entre cuatro paredes, respira con fuerza. Pero mientras los hombres se reúnen en el bosque y se sientan a decidir su futuro, ellas apenas pueden observar y aceptar. Es esa situación ciertamente dual y contradictoria la que hace que en último término Alper pueda imprimir un tono más ligero a una historia que está fundamentada en una sociedad represiva y en unas oportunidades de progreso que ni siquiera dependen de ellas.

Desde otro punto de vista en el conflicto aparece el personaje de Veysel, esposo de Reyhan. Este es un pastor de carácter simplón y torpeza al expresarse que carece de recursos para mantener a su esposa embarazada y con un bebé, lo cual no deja de ser un elemento de presión para él, que tratará de resolver como buena —y torpemente— puede. Se trata de un personaje que se define por su patetismo, afectado por la presión de no estar cumpliendo con su rol y por una suerte de orgullo mal encaminado que le llevará a explotar de la forma más horrible y absurda.

Completando el reducido reparto están los hombres de la ciudad que negocian con el padre el contrato de una de las hermanas, y por otro lado una excéntrica mujer del pueblo que entabla una especie de amistad con Nurhan, sin mayor significado narrativo porque se utiliza como alivio cómico. En todo caso, el núcleo central de la narrativa está en las tres protagonistas y es a través de ellas donde fluye la vertiente más intimista, y la que termina siendo más satisfactoria de esta película.

Porque en Un cuento de tres hermanas también hay espacio para el melodrama, para el shock emocional y para los cambios de ritmo, pero esos elementos no solamente no resultan demasiado satisfactorios, también se sienten gratuitos y poco orgánicos. Lo mismo puede decirse de su comedia: es invasiva y absurda, y parece un pegote mal añadido en una obra que el autor de algún modo sentía demasiado seria a pesar de que su tono ya es más ligero del que podría haber mostrado. Todos estos aspectos lastran una película con un discurso y un punto de partida muy interesantes, pero que ni siquiera es de las versiones más lúcidas del mismo.

Una fábula bienintencionada pero discreta, que sufre altibajos debido a la mala inserción de elementos narrativos que resultan disonantes los unos respecto de los otros. Ésta es la sensación que da el filme y la razón por la que no creo que aporte mucho a un discurso que, en otras manos más centradas, podría haberse desarrollado con mucha más enjundia. Aún así, es disfrutable en su ambiente familiar, en la tensión entre sus personajes y en lo que esboza de un orden social que, a pesar de lo extraño y anacrónico, forma parte de la historia reciente turca.

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