Mistress America (Noah Baumbach)

Tracy está perdida en la gran Nueva York. Allí ha acudido para comenzar los estudios universitarios, pero se ha encontrado con que no acierta a relacionarse con la gente de su entorno, especialmente con sus compañeros de clase a excepción de Tony, también apasionado por las letras y el mundo de la cultura. Todo cambia cuando entra en contacto con Brooke, su futura hermanastra, una chica plenamente extrovertida, emprendedora, en muchas ocasiones ególatra, de la que se hace no sólo amiga sino, sobre todo, admiradora. Ella será su verdadero faro en la inmensa urbe neoyorquina.

Quien firma la sinopsis mencionada es el alabado cineasta Noah Baumbach, un tipo que, mientras colaboraba en varios de los guiones de Wes Anderson como Life Aquatic o Fantástico Sr. Fox, continuó desarrollando la dirección en solitario con estupendas películas como Una historia de Brooklyn o Frances Ha. En esta ocasión, su obra lleva por título Mistress America, una pieza artística que persigue varias de las temáticas que ya analizaba en trabajos previos. Éstas parten de la caracterización, a veces rozando lo cómico, de personajes cuyo carácter no parece ir acorde al sentimiento general de su entorno. Aspectos como la literatura, el desarrollo de la juventud, la relación paterno-filial o el mundo laboral impregnan su obra cinematográfica.

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En el caso de Mistress America, destaca una soberbia deconstrucción de los dos personajes protagonistas. A Greta Gerwig ya la conocíamos de Frances Ha, una cinta donde, en líneas generales, parecía interpretar el papel que aquí le corresponde a Lola Kirke, actriz menos conocida pero que aquí demuestra unas capacidades a tener en cuenta. Entre ambas se establece una relación cercana a lo Doppelgänger, sirviendo Brooke como el espejo en el que Tracy se mira para elaborar su propia personalidad. La dialéctica entre ambas marcará el punto de mayor brillantez en la película que, como es habitual en Baumbach, rehúye continuamente la búsqueda de lo trascendental para refugiarse en lo íntimo, en contar una historia de la juventud desde la óptica madura.

No sólo estas dos mujeres gozan de una atrayente personalidad en Mistress America, ya que el resto de los caracteres que Baumbach pone en liza están imbuidos de un particular atractivo. Toda la trama de Mamie-Claire sirve de perfecto ejemplo sobre cómo un cineasta, lejos de desarrollar una línea paralela que aleje a la obra de su epicentro argumental, consigue a través de aquella concatenar varias escenas sobresalientes, repletas de personajes únicos pese a las ligeras pinceladas con la que se esboza su carácter, con unos diálogos fabulosamente absurdos que resultan decisivos para llegar, en su punta de lanza, a un desenlace más que satisfactorio.

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Como es habitual en Baumbach, todo esto se encuentra envuelto por una puesta en escena bastante sencilla en apariencia, aunque en esta ocasión es obligatorio mencionar el gran trabajo de fotografía que permite contemplar la noche neoyorquina en una excelente panorámica. Un servidor siempre ha pensado que esta naturalidad direccional de Baumbach casa mucho mejor con lo que pretende contar que cuando su libreto era trasladado a la pantalla por un Wes Anderson bastante más artesanal en lo que se refiere al cuidado milimétrico de los aspectos visuales de su trabajo. En Mistress America, además, el cineasta de Brooklyn pone en solfa una banda sonora realmente buena, nada gratuita, con Souvenir de OMD como tema central que contribuye a realzar el poderoso magnetismo de su conjunto.

Por decirlo de manera directa, Mistress America es la mejor película de Noah Baumbach. Los elementos que definen su arte están cohesionados aquí de una manera excelente, realzados por un dúo protagonista que se nota implicado al máximo; no en vano, Greta Gerwig vuelve a colaborar en el guión, como ya sucedía en la no menos recomendable Frances Ha, desarrollando un personaje que parece la esencia misma de la genial actriz. Los 84 minutos de la cinta dejan poso por varios días, siendo difícil no tener ganas de que llegue ya el próximo trabajo de uno de los cineastas estadounidenses más interesantes en el panorama cinematográfico actual.

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