Desenlace mortal – Thriller, en grym film (Bo Arne Vibenius)

Os voy a contar una historia.

Hace mucho, mucho tiempo —unos cuarenta años para ser exactos—, existió una época conocida como los “años setenta” en los que el cine estaba libre de la censura de tapadillo, la mojigatería y la doble moral que acusa en nuestros tiempos. Por aquel entonces, los autores eran libres de ejecutar guiones repletos de excesos, de violencia y de sexo explícito sin que medio mundo se rasgase las vestiduras —sólo algún sector que otro— y sin que la mano del censor sacado de la inquisición recortase 20 segundos de metraje para “hacer visible” la película. Tristemente, muchas cintas de este tipo han trascendido como obras de culto —independientemente de su calidad— por el mero hecho de contener escenas que serían impensables de ver en producciones actuales debido a los supuestos valores de la industria.

Desenlace mortal (Thriller! – en grym film) —o They Call Her One Eye, Hooker’s Revenge, como prefiráis llamarla— puede ser fácilmente uno de los puntos cumbre de ese género llamado ‹exploitation› debido a dos aspectos fundamentales.

Por un lado está su contenido. Si atendemos a las características que debe contener una cinta englobada dentro del ‹explotation›, Desenlace mortal no sólo las cumple a rajatabla sino que gracias al enfoque del sueco Bo Arne Vibenius —que trabajó como ayudante de dirección en Persona de Bergman— las lleva al extremo:

¿Que una de las características del ‹explotation› son las historias mórbidas y amorales? Pues cogemos a una chica muda por haber sufrido abusos durante su infancia y la sometemos a un secuestro por parte de un proxeneta que la vuelve adicta a la heroína y la prostituye.

¿Que también se necesita un componente sexual? No hay problema; elegimos a Christina Lindberg —una gran estrella del porno sueco— para el papel protagonista y no nos limitamos a rodar secuencias eróticas. En Thriller la pornografía explícita está a la orden del día, con planos detalle de penetraciones y recursos “estéticos” —nótese el entrecomillado— que van desde el uso de la cámara súper lenta a efectos de sonidos que rozan lo lisérgico, y que logran que se nos revuelva el estómago a la vez que nos fascina que se haya llegado a realizar algo así.

¿Qué hay del tercer rasgo característico, el de la violencia? Aquí Vibenius no se queda corto. Si ya durante la primera mitad de la cinta los abusos físicos a Madeleine —así se llama nuestra muda protagonista— son lo suficientemente contundentes, una vez tenga lugar cierto acontecimiento —mejor que lo veáis con vuestros propios ojos— y comience a gestarse la venganza de la prostituta, la cinta se convertirá en una vorágine de disparos, muerte y destrucción. Aquí de nuevo, el director emplea recursos para embellecer la violencia como Peckinpah nos enseñó en Grupo Salvaje, pero llevado al extremo, con unos planos al ralentí tan largos y desesperantes como los de las secuencias sexuales.

Como vemos, a nivel de contenido poco más se puede pedir; Desenlace mortal es desagradable, violenta y encaja perfectamente en la definición de pornografía que podemos encontrar en nuestros diccionarios. ¿Cuál es el otro factor que la hace tan especial?
Su trascendencia.

No es casualidad que el maestro del plagio de la referencia Quentin Tarantino tomase como referente Desenlace mortal a la hora de escribir Kill Bill y de crear al personaje de Elle Driver —ese parche en el ojo es inconfundible—. La cinta, como comentaba, es un hito dentro de su especie debido a ese contenido salvaje que la hizo merecedora de aproximadamente media hora de recortes para ser estrenada en su momento y de ser la primera película prohibida por la censura sueca.
Además, como toda buena película de culto de este estilo, tiene sus leyendas oscuras, como la utilización de cadáveres reales para rodar algunos fragmentos. Todo un diamante en bruto, vamos.

Desenlace mortal (Thriller! – en grym film) no es una película para todo el mundo —menos aún su versión extendida—; es desagradable, incómoda de ver, te machaca secuencia a secuencia gracias a su contenido pornográfico, sumamente explícito y violento, llega a ser exasperante en cuanto a su ritmo y peca de simple y plana en cuanto a guión, pero es una joya que todo amante del cine no sólo sabrá apreciar, sino que adorará por lo que fue y por lo que será.

Oro puro.

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