Breve Miragem de Sol (Eryk Rocha)

No hay nada como recorrer la dorada noche llena de vicios e historias, de luces y muerte. Dulce señora que nos observa desde siempre, esperando callada y tranquila el día que volvamos a ella y nos integremos de nuevo a la nada eterna…

En Breve Miragem de Sol seguimos a Paulo, un taxista de Río de Janeiro que trabaja en la jornada nocturna. La vida de Paulo es complicada, ha roto con su mujer y vive solo manteniendo el anhelo de volver a ver a su hijo, a quien ella se llevó. Paulo tiene una mirada perdida y cansada. Paulo interactúa poco con los distintos pasajeros o colegas, a quienes apenas presta atención. A excepción de una enferma con quien entabla una relación casual, Paulo está solo.

Nuestro querido taxista es un representante de las clases marginadas de la Latinoamérica contemporánea: a parte de un trabajo agotador solo tiene deudas e ilusiones. Río, conocida por ser una ciudad calurosa y alegre, se ha vuelto fría y mezquina, a pesar del baile y el carnaval, a pesar de la playa y el mar, Río es una bella mentira; De esto nos damos cuenta gracias a las interacciones de Paulo con Karina, la enfermera; «Cada día son más los muertos» dice frente al negro mar.

Considero que el aspecto formal es lo más poderoso de la película, se nota que Eryk Rocha conoce bien Río de noche, pues sabe filmarlo manteniendo la sensación de viaje; las luces del recorrido se desenfocan y dispersan, las calles discurren alrededor de los asientos, la ambientación sonora contribuye al poder inmersivo pues es constante un silencio en el que siente todo, desde la respiración de Paulo hasta el batir lejano del océano. Los mejores momentos del filme son en los que el director se independiza de las necesidades del relato y se entrega al potencial de la noche. Poderosas y difíciles de olvidar son las escenas de baile en medio de la calle, de los disturbios fuera del estadio y de las interacciones en el parque de atracciones que reflejan una experiencia volátil, intima, sensorial y, por momentos, onírica. Otra escena que me pareció especialmente bella fue una en que al final de un recorrido Paulo deja a una pasajera fuera de la ciudad, y en medio de la oscuridad del monte la chica se pierde como un fantasma en el vacío, ¿es acaso una metáfora sobre el único destino al que nos dirigimos con seguridad Pablo y todos nosotros? No lo sé, pero contiene esa belleza poética, sombría y asesina propia del mejor Philippe Grandieux.

Siento que la película quizás peca al tratar de abarcar tanto en tan poco tiempo, si bien todo lo que he comentado hasta ahora se entiende y vale la pena, se siente que la relación de Paulo con su hijo es un poco superficial y que sirve más que nada como excusa para torturar al personaje. Por otro lado, varias de las interacciones de Paulo con diferentes clientes parecen rellenos y se exploran vagamente. Me hubiera gustado que la película se centrara en sus puntos fuertes o que se arriesgara a indagar más en las relaciones labores del protagonista; hay un mal vicio que tienen muchos realizadores, buscando que el drama se entienda y no profundizando en los grandes momentos, sin saber explorar las situaciones, y eso lo hecho en falta a ratos en este largo.

Breve Miragem de Sol es un trabajo bastante interesante, una obra que presenta una realidad actual con la que muchos nos podemos identificar y que, a pesar de sus fallas, recomiendo. Espero que en una próxima ocasión Eryk Rocha sea más ambicioso y afine sus virtudes, pues tiene potencial para ser uno de los grandes directores latinoamericanos.

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