Sigo siendo – Kachkaniraqmi (Javier Corcuera)

Los occidentales pecamos de arrogantes en muchas ocasiones al afirmar que nuestra civilización es la cuna del ocio y de la cultura, y nos imaginamos los parajes remotos de otros continentes como meros pedazos de tierra en los que sus habitantes, si los hubiese, pasan su escaso tiempo de ocio tirados en una silla a la puerta de su casa.

Documentales como Sigo siendo (Kachkaniraqmi en el quechua original) nos demuestran que semejantes afirmaciones no son más que prejuicios y que precisamente en esas regiones parecen tener un estilo de vida mucho más natural que aquí, a pesar de (por desgracia) contar con bastantes menos recursos. En este caso, la mirada se dirige a Perú, uno de los países más pobres de Sudamérica pero posiblemente el más heterogéneo, tanto geográfica como demográficamente.

Sigo siendo es un proyecto personal del peruano Javier Corcuera, que a través de la música nos acerca un poco más a su país natal. Lo que se pretende en este documental, según el propio realizador, es dibujar la identidad de un país bastante complejo tomando el arte musical como vector principal de la obra. Durante los 110 minutos, asistimos a un continuo desfile de artistas, algunos bastante conocidos entre sus conciudadanos (que vuelven al lugar donde se hicieron músicos), otros algo más desconocidos e incluso los hay totalmente anónimos. En resumen, una pléyade de individuos que reflejan a la perfección esa diversidad con la que Corcuera define al país.

Sin embargo, no estamos presentes ante algo similar al “rockumental”, como se denomina al cine musical de no ficción sobre un grupo o estrella del rock que últimamente parece causar bastante furor. Es cierto que la banda sonora está muy presente desde el principio hasta el fin y que los silencios escasean (los pocos que hay son muy acertados), pero esta es una obra que se basa sobre todo en las imágenes. Ver a toda esa gente fascinada con la música pese a las penurias económicas que la mayoría seguramente tengan, no es sino el perfecto resumen de cómo un arte tan sencillo puede influir en la vida del ser humano. Y decimos “sencillo” en su máxima expresión, ya que podemos ver a personas tocando con instrumentos musicales tan insólitos como unas tijeras o incluso una mandíbula de burro.

Otro tema que está muy presente en Sigo siendo es el de las mujeres, “la feminidad de la pose” tal y como lo define Corcuera. En Perú apenas hay mujeres que se dediquen a tocar instrumentos musicales y eso lo refleja el documental (exceptuando a una fenomenal arpista). Por ese motivo, el director quería que los cantantes fuesen mujeres que mostraran ante la cámara su talento en forma de voz.

Por tanto, el gran valor de la obra de Corcuera es la tremenda naturalidad con la que está narrada. Eso no excluye, según el propio director, que antes de comenzar a rodar tuvieran que acometer un laborioso trabajo de investigación, pero a la hora de la verdad todo se resume en poner la cámara y dejar que los ciudadanos peruanos sean los protagonistas. Sea hablando entre ellos, en rituales, navegando en barca por un fascinante lago, en lo alto de una inmensa montaña o simplemente disfrutando de la música, todo el documental recae sobre ellos.

Como resulta obvio, es imprescindible tener un mínimo de devoción por la música o al menos estar interesado en descubrir otros estilos de vida más allá del occidental para valorar de forma positiva Sigo siendo. En caso contrario, estaría bien darle una oportunidad pese a que las casi dos horas de duración puedan hacerse algo lentas, pero quedan bien amortizadas con el viaje a otra cultura totalmente diferente a la nuestra que, ante la segura imposibilidad física y/o económica de realizarlo nosotros mismos, se convierte en el principal valor de un documental realizado con bastante tino.

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