Sesión doble: Ángel de venganza (1981) / Deliver Us From Evil (2009)

Abel Ferrara y Ole Bornedal, dos caminos distintos y un objetivo único: hacer de la venganza su arma para recorrer sendas divergentes en dos títulos que no hay que perder de vista. El primero, una de las aportaciones del Ferrara más desconocido en Ángel de venganza (Ms. 45), protagonizada por una magnífica Zoë Lund, y el segundo, con otra de esas pequeñas rarezas de un cineasta habituado a ir contracorriente, el Deliver Us From Evil del autor de El vigilante nocturno.

 

Ángel de venganza (Abel Ferrara)

angel de venganza

La venganza no es siempre un meditado plan tras una injusta experiencia. Abel Ferrara convierte la venganza en una mezcla de fortuitas casualidades que al cruzarse crean la irrefrenable necesidad de acabar con la raíz del mal, aunque sea en pos de la feminidad más radical.

Thana, una joven modista sordomuda sufre esa casualidad inoportuna en sus carnes cuando es violada por dos hombres en un mismo día. Es la premisa de Ángel de venganza, o su apropiado título original Ms. 45, que viene dado por esa pistola que pierde uno de sus violadores, y que queda en manos de la joven. Sin emitir sonido alguno es capaz de convertirse en el verdugo perfecto, despertando de un letargo que le hace pensar que en sus manos tiene la justicia que impartir para condenar a los malvados.

La ingenuidad marca el rostro de Thana, viste de un modo sencillo y lleva una vida tranquila, un frágil juguete que se transforma tras el encuentro con la sexualidad arrebatada. A partir de ahí Ferrara permite que la niña deje paso a la mantis religiosa, saliendo de su revestimiento poco a poco para conformar su locura transitoria en la versión más anárquica de venganza.

Un revólver de calibre 45 en sus manos: oscura, fría y firme, el arma perfecta para ejecutar su nueva visión del mundo. Inmersa en sus silencios observa lo que sucede a su alrededor, cómo se comportan los hombres ante las mujeres y sus gestos desvelan lo poco que acepta sus tratos, una aberración que erradicar. Para ello se reformula la situación: su cuerpo comienza a crear formas eróticas, sus labios, aquellos que no puede utilizar, toman un intenso color rojo tan característico para el poder, y cuanto más femenina se muestra, más peligroso e irracional es su proceder. Lo que parecían predadores son en sus manos ratoncitos atrapados en una trampa creada a placer. Ya no es la pequeña Thana, ya no se distinguen los límites de su doble vida, y cualquiera es válido para morir por el simple hecho de pecar respirando cada día.

La figura de Thana (una efervescente Zoë Lund que abduce a la cámara) es la de una aniquiladora inusual, la intención es única, mutilar la innecesaria presencia del hombre ironizando con los métodos para conseguirlo, la sexualidad aflora para volver más duros sus ataques, sin un patrón todo comienza a perder la justificación para transformarse en un baño de sangre donde la única merma es tener algo entre las piernas. La locura surge con la única intención de cautivar al espectador, siendo ella la figura perfecta del deseo y sus ejecuciones la palabra que difundir. Todos los personajes se caricaturizan y los certeros pasos de la joven se acompasan a una música acusadora y potente, digna del espectáculo que nos muestran.

La redención llega con la obsesión que muestra Abel Ferrara ante la religión, no nos priva de un final donde los impíos pecados son tratados sin razonamiento alguno, arrebatando la belleza a esta transitoria dama que maneja el perdón a su antojo, y desvela al mundo su verdadera esencia.

Brutal e imprescindible ejercicio: la venganza puede hacer hervir la sangre hasta explotar.

Escrito por Cristina Ejarque

 

Deliver Us From Evil (Ole Bornedal)

Deliver Us From Evil

Johan y Lars. Hermanos. Polos opuestos. Seguridad y caos. Una relación familiar destruida y adulterada sirve a Ole Bornedal como punto de partida para enarbolar una de esas tan típicas producciones ochenteras donde un pueblo, un puñado de paletos e incluso en ocasiones la venganza eran la excusa necesaria para hacer pasar un buen mal rato al espectador.

Pero está claro, los tiempos cambian y la fórmula que tan buen resultado diera a Walter Hill o Sam Peckinpah en La presa y Perros de paja respectivamente bien merecía ser renovada. Así, y como uno de los adalides del llamado metacine (ya ofrecía trazas en su debut, El vigilante nocturno, y años más tarde aportaría con Just Another Love Story uno de los mejores títulos del ¿género?), Bornedal rompe de nuevo la cuarta pared para añadir una narradora omnisciente situada en el extrarradio del relato. Nada mejor que eso para dar un punto de celeridad a la presentación y concatenación de hechos inicial, y dirigirse hacía los puntos de interés centrales del film: por un lado, esa ya mentada relación entre hermanos, que ha terminado en una escisión tan radical como distintas son las vidas que llevan ambos, y por otro la figura de un solitario emigrante bosnio en busca de paz cuya suerte no podría ser peor.

Con un primer tramo a través del cual el cineasta presenta y desarrolla el conflicto inicial, es durante el último tercio de Deliver Us From Evil cuando ese orden que parecía establecido en la vida de Johan termina siendo conducido al caos sacudido por su propio hermano en uno de esos asedios donde Bornedal parece más pendiente de seguir aplicando y depurando su estilo que de encerrar a sus personajes en uno de esos tensos, claustrofóbicos y sucios encierros donde lo importante es poner al espectador y a los personajes contra las cuerdas.

Obviamente lo están, y el danés no lo olvida en ningún momento, pero parece más predispuesto a continuar prestando atención a lo que pasa tanto dentro (en ese nexo familiar entre Johan y su mujer) como fuera (con Lars percibiendo que ha generado una situación que ha terminado escapándosele de las manos). Y es que en el fondo la redención familiar que va configurando tras haber construido con esmero ese resquebrajado vínculo es aquello que otorga un punto diferencial al film de Bornedal, que sabe jugar a la perfección con sus bazas, y ni siquiera necesita enfrentar ambos personajes para que el espectador sepa hacía donde se dirige.

Deliver Us From Evil es, además de un thriller rural donde su director sabe jugar todas sus armas a la perfección (incluso en esa extraña elipsis final), un particular reencuentro desdramatizado (de hecho, parece cobrar más peso el drama de Alain, ese personaje bosnio) en el cual la venganza juega el más extraño de los papeles, haciendo de ella una de esas raras avis del cine europeo que no hay que dejar escapar.

Escrito por Rubén Collazos

 

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