Martin Sulík… a examen

El hombre es un animal que constantemente lucha contra su condición salvaje, de hecho, la idea de animal en general se entiende como algo ajeno a lo humano ¿pero no será acaso este un error de nuestra especie? ¿a dónde nos llevará esta arrogancia, esta necesidad de negar lo que somos? Porque los avances de la humanidad han hecho que la vida cada vez sea una experiencia más fácil de sobrellevar ¿pero acaso nuestra vida tiene hoy más sentido que antes? ¿no será que hemos perdido parte de nuestra esencia al alejarnos cada vez más de la fauna y la flora? Estas y muchas otras cuestiones son las que plantea Martin Sulík en este curioso anti-viaje del héroe.

El protagonista (Jakub) vive aún con su padre, pues a pesar de trabajar como maestro, su salario no le ha dado lo suficiente para emanciparse. Después de una discusión airada debe salir a la fuerza del hogar y empezar a vivir por su cuenta, su nueva vivienda será un pequeño campo abandonado por su abuelo, un espacio decadente, lleno de moho y fauna silvestre que con el paso del tiempo se ha apoderado de los bienes.

Jakub es un personaje difícil de relacionar con el estereotipo de profesor: su físico es el de un ogro, su mirada es tosca y su andar perezoso, si no conociéramos la profesión del personaje desde el principio sería más fácil identificarlo como un albañil o un leñador, y esta elección no parece gratuita. La actitud de Jakub es poco racional, sus interacciones son en su mayoría intuitivas y ordinarias, su personalidad es como la de un oso manso que no tiene más motivación que sobrevivir. En la historia también será fundamental el personaje de Helen, una joven y bella señorita que pareciera tener poderes relacionados con la naturaleza ya que en los encuentros violentos con animales siempre será capaz de salir airada; Helen es el extremo femenino de la intuición, con un cariño maternal sabrá comunicarse con Jakub tolerando sus instintos y dándole confort ante los problemas.

Como verán la película es una versión mas cruda de La bella y la bestia, donde ambos protagonistas van a vivir una serie de aventuras con diversos personajes que los visitarán en el campo de Jakub. La cinta tiene un formato episódico que incluye una introducción narrada antes de cada microrrelato, y en este sentido recuerda a algunas obras de la ilustración como Los viajes de Gulliver o Zadig, en los que cada segmento parece tener una pequeña moraleja o al menos alude a algún tema en específico. Son en especial interesantes las visitas de los “filósofos”, ya que ponen en discusión varios conflictos ideológicos con respecto a la finalidad de la vida y el deber ser de la misma, que continúan siendo vigentes hoy en día.

Los encuentros sexuales también serán un punto fuerte y hasta controversial por la diferencia de edad de la pareja. De nuevo aquí tenemos una mirada más primitiva sobre las relaciones y su desarrollo intuitivo, a través del juego y los gestos. Cabe aclarar que todo este interés en la vida salvaje no implica un deseo por proteger la naturaleza sino mas bien una necesidad de interactuar con ella en igualdad de condiciones, entendiendo nuestra especie como una al mismo nivel de las demás bestias, ya sean carnívoras o herbívoras.

Záhrada es finalmente una película interesante en la que Martin Sulík pone el foco sobre uno de los temas que al parecer mejor maneja (pues son cuestiones que siguen apareciendo en algunas partes de Sin olvido), y que invita a analizar la vida desde una perspectiva menos racional y “civilizada” que puede terminar siendo más saludable.

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