Lingua Franca (Isabel Sandoval)

Con una distancia narrativa establecida de manera precisa en Lingua Franca (2019), la directora, guionista y protagonista Isabel Sandoval coloca la cámara retratando una realidad que sobrepasa cualquier intento de capturarse en su compleja totalidad a través de la ficción. Olga (Lynn Cohen), una anciana con demencia, olvida dónde está en la cocina de su propio hogar y llama por teléfono a su cuidadora, Olivia (Sandoval), que la orienta y tranquiliza con indicaciones que dan a entender que conoce detalles íntimos de su vida, más allá de lo que se espera en una relación estrictamente profesional. Olivia es una inmigrante ilegal filipina que pretende casarse con un ciudadano estadounidense para obtener un visado que regularice su situación. Las noticias y el ambiente en la sociedad del país se vuelven cada día más hostiles y violentos para ella, por las políticas migratorias del gobierno del presidente Donald Trump. La televisión y las redadas callejeras forman parte de su rutina, así como los problemas para conseguir el reconocimiento de su identidad, no sólo como migrante sino también como mujer trans. Al mismo tiempo, Alex (Eamon Farren), el nieto de Olga, regresa de rehabilitación y se instala con ellas para reconstruir su vida tras sus problemas con el alcohol. El interés entre ambos surge de inmediato.

A través de planos fijos, el uso de la profundidad de campo y una escenografía sobria, la directora establece un realismo naturalista acorde a un riguroso tratamiento de los importantes temas sociales que desarrolla en su relato. Un relato cuyo tono contenido huye de cualquier exceso melodramático, sin dejar de ser conmovedor y comprometido con la cruda descripción de las difíciles circunstancias y la realidad material de los personajes protagonistas. Entre ambos se genera una comprensión y complicidad que trasciende cualquier diferencia cultural o de origen. Una relación amorosa que supone un desafío para Alex cuando descubre su antiguo nombre y su identidad trans revelados en su pasaporte, sin comunicárselo. A la vez, la posibilidad para Olivia de un matrimonio de conveniencia desaparece y además teme que el Servicio de Inmigración vaya tras ella, por la presencia de una supuesta figura misteriosa en su habitación, que inventa Alex para justificar la sustracción de su documentación. Ambos encuentran la proximidad en la comunicación, pero en los silencios y en las mentiras comienzan a alejarse. Sus conversaciones íntimas en ‹off› sobre imágenes cotidianas de la ciudad caen en convenciones de estilo muy propias del cine independiente estadounidense, que hacen perder cierto grado de autenticidad a los diálogos en determinados momentos.

Un problema que se agrava con algunas decisiones argumentales que parecen poco justificadas a nivel dramático con Alex, sobre todo en su irregular tramo final. Sin embargo, Sandoval compensa estos problemas al mantener siempre una planificación rigurosa, que destaca con los reencuadres dentro de la vivienda de Olga, el movimiento delicado de la cámara siguiendo a los personajes en planos largos y su atmósfera potenciada por los colores fríos de su fotografía. Pero, sobre todo, por la particular y reconocible voz que emerge de sus imágenes, de una cineasta que traslada sus experiencias personales al filme, combinándolas con habilidad con una aterradora panorámica de los Estados Unidos, así como de la injusta relación deshumanizadora de sus ciudadanos e instituciones con los inmigrantes y la discriminación hacia las personas trans. ¿Cómo es posible que se formen vínculos tan profundos con personas a las que se les da la responsabilidad de cuidar a los más vulnerables de la sociedad, simultáneamente considerándolas intercambiables y prescindibles? El propio personaje de Eamon Farren confunde inicialmente una foto en la nevera de su abuela con la de una posible hermana de Olivia, simplemente por su apariencia —tratándose en realidad de la empleada anterior—. Al final se repite el ciclo, Olga vuelve a estar desorientada y se dispone a llamar por teléfono a alguien. ¿Quién será la persona que responda del otro lado?

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