El abuso sexual a menores es un tema tabú en nuestra sociedad, y como tal, es pocas veces llevado al cine. Conscientes del nivel de cuidado y sensibilidad exigibles ante cuestiones tan difíciles de concebir, muchos cineastas evitan generalmente reflexionar sobre ello, algo que contribuye en seguir mirando hacia otro lado y no permite un debate sereno ante un problema real. Notables películas recientes como Jagten (Thomas Vinterberg, 2012), Doubt (John Patrick Shanley, 2008) o Mystic River (Clint Eastwood, 2003) han abordado el tema desde diferentes perspectivas, pero casi siempre de una manera implícita y sutil.
Es por eso que hay que aplaudir la valentía de películas como Les chatouilles, que logran enfrentarse al problema desde una mirada desacomplejada, llevando situaciones abstractas hacia lo concreto. La primera película como directores de la bailarina Andréa Bescond y el actor Eric Métayer es una aproximación al tono adecuado para tratar el tema: una película tan grave en algunos momentos como ligera en otros, tan trágica y espeluznante como vital y dinámica.
Les chatouilles, presentada en la sección Un certain regard del pasado Festival de Cannes, se estructura a través de los recuerdos de su protagonista, Odette (Andréa Bescond), narrados a su psicóloga durante varias sesiones de terapia. El centro de la película es su infancia, en la que sufre abusos por parte de un amigo de su familia (un espeluznante Pierre Deladonchamps) y los mantiene en secreto. A partir de ese momento observamos hasta qué punto este hecho marca la vida de Odette, desde sus inicios en el campo de la danza hasta que finalmente decide contar a sus padres lo que le pasó.
Se trata de un film algo deshilachado, con una forma cercana al biopic o a la obra de teatro, que sin embargo cuenta con grandes aciertos. La manera en que se muestran los hechos, evitando lo implícito, hace que el espectador se vea obligado a enfrentarse cara a cara al horror. Bescond y Métayer también saben navegar bien entre los diferentes tonos del film, introduciendo la comedia allí donde es necesario para hacer que la trama respire, pero sin evitar la gravedad ni los conflictos internos de la protagonista o entre los personajes. La introducción de la danza, protagonista en todo el film, permite transmitir una serie de emociones desde lo puramente visual, dejando al personaje expresarse sin encerrarlo en la palabra.
Sin embargo, la película hace gala de una cierta simpleza a la hora de repartir culpas o de encontrar causas y consecuencias, basándose en conflictos familiares —una madre fría, un padre algo desinteresado— y sin entrar demasiado en analizar la psicología del abusador. Les chatouilles tiene éxito a la hora de narrar su tema central desde el rigor y un espeluznante realismo, pero falla a la hora de aportar la complejidad dramática o la maestría técnica que se debe exigir a todo gran cine.