Le Week-End (Roger Michell)

Roger Michell bien podría plantear esta película como un proyecto de vida y no dedicarse a otra cosa habida cuenta de su más que notable resultado. Una proyecto compartido y frustrado entre dos personas entregadas la una a la otra, que nos habla sobre las ilusiones perdidas, las añoranzas de aquéllos maravillosos años y de los movimientos de contracultura subversiva durante los que cualquier “ismo” daba sentido a las cosas. Más aún en París en los años de la «nouvelle vague».

La monotonía y la verdad de la vida madura, los sacrificios de las esposas y de sus maridos, los escarceos amorosos habidos o imaginados, los problemas de por vida de los hijos aún no destetados, el sometimiento a las responsabilidades laborales y a los horarios, el acatamiento de lo políticamente correcto, incluso las molestas reformas en el hogar conyugal… Todo ello muda la naturaleza de la relación de este matrimonio desencantado. Pero la complicidad ganada entre ambos y tan sinceramente captada y transmitida por la pareja de intérpretes protagonista —Jim Broadbent (Nick) y Lindsay Duncan (Meg)— sólo es posible una vez alcanzada esa compenetrada madurez.

Le Week-End

Ignoro el porqué de la creencia y el dicho popular de que comparar es odioso. Tácitamente implica demérito del creador que se inspira en la obra de un antecesor. Quizás sea ese el hándicap de la película de Michell como seguramente apuntará más de uno. Y en efecto, una no puedo evitar ver mucho del cine de Woody Allen clásico en este del británico creador de Notting Hill. Títulos del newyorkino como Maridos y Mujeres, Hannah y sus hermanas o incluso Annie Hall ya abordaron mucho antes las relaciones de pareja de un modo cáustico y aprensivo como sólo Allen consigue. Lejos, en Le week-end éstas reflexiones son mucho más reposadas y familiarmente reconocibles. Más fáciles de digerir y más conmovedoras. Pero —aunque huyendo de las pataletas existencialistas de Allen— el proceso decadente, la vejez, el miedo a la soledad y a la muerte, son constantes tanto en el cine de aquel, como en esta cinta de Michell. Incluso podría detectarse en el personaje encarnado por Jeff Goldblum un arquetipo de la comedia del americano. Un ser vanidoso pero profundamente inseguro a la vez, ávido de reconocimiento social cuyas vacilaciones le llevan a recorrerse las consultas psiquiátricas del Upper Est Side para reafirmarse en una elección: la toma del camino contemplativo de una frívola dolce vitta. Muy lejos queda esa existencia de la de su antagonista, Nick, el personaje mayor, aquejado y algo deprimido, más fácilmente identificable en nuestras sociedades y rutinas cotidianas. ¿Cómo no iba a ser Jim Broadbent el elegido como mejor actor en el último festival de San Sebastián?

Le Week-End

Será, irónicamente, el personaje de Goldblum quien desate la reconciliación entre el matrimonio británico de profesores, de visita en París, por su aniversario, en un intento por recuperar sabores, sensaciones y vivencias de juventud.

Ella, Lindsay Duncan, casualidad o no, es asombrosamente parecida a la Mia Farrow de Allen como a la Julie Delpy de Linklater en Antes del atardecer. Otra referencia inevitable y odiosa comparación. La pareja Delpy-Hawke de Antes del amanecer y Antes del atardecer bien podría encarnar a la de los veinteañeros Nick y Meg. Gracias a Roger Michell, eso sí, sin la agotadora incontinencia verbal de Julie Delpy en las cintas de Richard Linklater. La Meg de Le Week-end es más sabia, más sobria en palabras, por la experiencia a sus espaldas. Miradas y gestos lo dicen todo sobre ella.

Dos actores y París palpitando como el tercero. Melancólicos, cómplices y nostálgicos. Un matrimonio que se sigue descubriendo y que huye de convencionalismos, de maletas, hoteles de lujo y restaurantes de postín. Queda mucho en ellos de aquella añorada juventud que compartieron en aquél París agitado, enamorados mientras se divertían con los pasos de baile de Banda aparte… Precioso reconocimiento a Jean-Luc Godard como broche final y una de las cintas británicas qué más dará que hablar en los próximos meses por sus brillantes interpretaciones.

Le Week-End

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