Hoy… La ciudad cautiva (Robert Wise)

Se me había encomendado la ardua misión de reseñar una obra menor del director de culto que me apeteciera. ¿Apetecerme? Sí, claro que me apetece, pero ¿qué obra menor podría resultar atractiva? Ambicionaba reseñar una obra noir de serie B, pero, ¿qué director poseía la joya escondida que busco? Me estaba volviendo loco en mi labor investigadora, sin conseguir los frutos deseados. Así que se me ocurrió pedir ayuda a todo un experto en el género: el Señor Humphrey Bogart.

Acudí a un espiritista para que invocase al espíritu del fumador empedernido metido a actor. Humphrey apareció ante nosotros y como suponía, me dio tres pistas para ayudarme a encontrar ese tesoro cinematográfico a reseñar: «Rubén, creo que sé lo que necesitas. Hay una obra de Robert Wise, no muy conocida, que posee tres elementos fácilmente visibles que encontrarás en tres películas de cine negro que protagonicé. Espero que sepas localizar la película con estas pistas».

¡Robert Wise! Genial director. Criado en la escuela de la RKO de los años 40, donde pasó por todos los departamentos posibles, llegando a convertirse en montador jefe del estudio, montando las dos primeras obras de Orson Welles: Ciudadano Kane y El cuarto mandamiento. Director curtido en la serie B en películas como El regreso de la mujer pantera, El ladrón de cadáveres, Nacido para matar y posiblemente el director que mejor reflejó el mundo del boxeo con dos obras maestras como Nadie puede vencerme y Marcado por el odio. Un crack. Me puse a investigar su filmografía y… Humphrey, creo que localicé la película. Allá va mi informe.

La ciudad cautiva es una película poco conocida en la filmografía de Robert Wise con rasgos inconfundibles del mejor «noir» de serie B americano: violencia, uso de ‹flashback›, voz en ‹off›, escenas rodadas en exterior, actores de segunda unidad y escasez de medios inversamente proporcional a la calidad del resultado. La cinta, basada en un hecho real, se abre con una escena de persecución en coche sufrida por un periodista llamado Jim Austin y su mujer, que se encuentran huyendo de unos matones. La pareja llega a la comisaría de una pequeña ciudad para denunciar que unos pistoleros les buscan debido a la información que poseen. Y aquí Humphrey encuentro la primera pista: la película pasa a narrarse en un largo ‹flashback› a través de la narración que hace Jim en una grabación en cinta magnetofónica. ¿No pasaba eso en tu magistral Sin Conciencia?

Jim nos narra la vida en Kennington, una idílica y agradable ciudad americana de 36.000 habitantes, donde todos los vecinos se conocen y la seguridad y limpieza reinan en sus calles. Jim trabaja en el periódico local como co-director del mismo. Un día Jim recibe la llamada de un detective que dice trabajar para la ex-mujer del magnate del pueblo y haber descubierto una red de apuestas ilegales en la ciudad. Este alumbramiento ha incitado la persecución de la policía y la retirada de su licencia. El detective insta a Jim que saque a la luz esta red de crimen oculta. Segunda pista Humphrey, tu película El cuarto poder de Richard Brooks comparte un hilo argumental más que semejante con la joya que estamos analizando.

Jim cree que el detective sufre una paranoia aguda. Creencia que se desvanece cuando el detective aparece asesinado violentamente en un oscuro callejón. Las lágrimas de la viuda del investigador provocan que Jim empiece a investigar por su cuenta. Su actitud provoca el recelo de su socio en el periódico, de las autoridades locales, incluida la policía y de los grandes empresarios que amenazan con quitar los anuncios que proporcionan dinero al periódico.

Con tesón Jim descubre la existencia de una red de apuestas ilegales, dirigidas por el mafioso Fabretti, un peligroso criminal que se encuentra en busca y captura, y cuyas actividades ilegales son consentidas por los habitantes de la ciudad, debido al lucro que proporcionan a la misma. Una ciudad que se encuentra cautiva del hampa con consentimiento y causa. Rasgo común con la obra maestra de Phil Karlson El Imperio del terror. Jim, con la ayuda de un joven aprendiz y su mujer, se propone combatir y denunciar a través del periódico las actividades ilícitas, emprendiendo una cruzada personal para liberar a la ciudad de la mafia organizada.

Fabretti no dudará en llevarse por delante y usar los métodos que le convirtieron en un evadido de la justicia, eliminando cualquier testigo que pueda delatarle. La ciudad presa de su convivencia solo podrá evadirse del peligro y el vicio gracias a la denuncia desinteresada del periodista idealista que lucha contra los poderes ocultos caiga quien caiga.

Humphrey, no se me olvida la tercera pista que me diste. El uso de la voz en ‹off›, tan habitual en tus películas, como Callejón sin Salida.

Gracias Humphrey por descubrirme esta joya. Puro cine ‹noir› del género periodístico. De narración frenética, muy entretenida, con fotografía de claroscuros expresionistas, un montaje moderno e innovador y una historia de gran contenido moral sobre la hipocresía existente en el ser humano y las consecuencias que tiene aceptar la ilegalidad en aras del bien común. Actos ilícitos que acabarán golpeando al ciudadano “honrado”. Jim representa la dignidad del ciudadano medio inconformista e idealista que no acepta ser arrasado y engullido por la mentira e indecencia. Qué mensaje más romántico y utópico. Qué grande es el cine de serie B y que historias tan modernas y actuales nos sigue mostrando.

Gracias Humphrey por darme esas pistas y descubrirme esta joya, supuestamente menor, del gran Robert Wise. Espero que tu labor no caiga en saco roto y esta película con el tiempo brille con luz propia dentro de la estupenda y magistral filmografía del gran Robert Wise. Un cinéfilo saludo desde la tierra. Espero que te llegue al Olimpo cinéfilo donde habitas.

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