Guy Moquet (2014), corto dirigido por el realizador suizo Demis Herenger, nos plantea una curiosa historia, ambientada en la periferia y protagonizada por actores y actrices de color; jóvenes debutantes, sin experiencia previa ante las cámaras, que aportan al film desparpajo, naturalidad y que el conflicto que centra la acción nos parezca mucho más creíble y auténtico.
Guy Moquet (Teddy Lukunku ) es un joven de ascendencia africana que desea demostrarle a su novia Ticky (Samrah Botsy) lo mucho que la quiere por lo que le promete que le dará un beso de cine, en plena mañana, en el parque y delante de todos los amigos y amigas. El chico se nos muestra en todo momento como un romántico empedernido, influenciado además por el cine de Hollywood, le gustaría que su vida fuera como una película. Su “regalo” produce de inmediato el rechazo de sus colegas, hacen burlas a su costa o recibe amenazas del primo de su novia. De igual modo, las chicas que forman parte de la pandilla de Ticky intentan convencerla de que no acepte el beso ya que todos la van a considerar una puta. Sin embargo, nada parece detener a Guy que, pese a sus dudas y vacilaciones o las de su chica, está dispuesto a cumplir su promesa sea como sea.
Rodada en Grenoble y concretamente en un barrio mixto, La Villeneuve, el corto desprende autenticidad y espontaneidad por los cuatro costados y resulta absolutamente entrañable, sin caer en fáciles clichés. La interpretación de estos improvisados actores y actrices ofrecen diálogos naturales que parecen extraídos de su realidad más cercana; jóvenes desocupados que pasan el día sentados en un banco del parque, charlando o gastando bromas, y que ante un suceso, presuntamente tan pueril como el que plantea Guy, se muestran más reaccionarios o mojigatos que sus propios padres.
Guy se nos muestra como un chico algo diferente al resto: romántico, soñador y dispuesto a conseguir su propósito contra viento y marea, a pesar de burlas, opiniones en contra, amenazas o de los temores y dudas de su propia novia. Por lo tanto, la reflexión que nos provoca el corto va más allá de mostrar una realidad concreta sino que resulta mucho más profunda y universal. Herenger nos habla del derecho a ser distinto, a ser diferente frente a la censura de nuestro entorno, y a la necesidad de defender nuestros sueños pese a quien pese.
La realización del director suizo resulta, en ese sentido, limpia, cuidada y nada intrusiva, limitándose a reflejar a sus personajes tal y como son sin manipulaciones ni falsedad alguna.