Gett: El divorcio de Viviane Amsalem (Ronit Elkabetz, Shlomi Elkabetz)

Desde Europa tenemos la sensación de que Israel, fuera del siempre polémico tema militar, funciona prácticamente como una democracia occidental. Buena parte de culpa para mantener tal idea reside en el hecho de que es el aliado más fuerte de EEUU y la UE en una zona tradicionalmente inestable, lo que conlleva a su vez un tratamiento mediático bastante más favorable que el otorgado a sus vecinos. Sin embargo, lo que nos cuenta la película Gett: El divorcio de Viviane Amsalem sorprenderá a mucha gente. En el mencionado país, el divorcio está lejos de ser un derecho absolutamente reconocido. En efecto, todo miembro de una pareja que desee divorciarse del otro deberá aportar pruebas contundentes de que el matrimonio va a la deriva y éstas deberán ser aprobadas por una autoridad, que a menudo tiende a responsabilizar a la mujer de la debacle matrimonial.

Ronit Elkabetz y Shlomi Elkabetz exponen en la mencionada Gett, última parte de un tríptico sobre matrimonio y familia, un caso bastante peculiar: Viviane Amsalem está convencida de que su matrimonio ya no da para más y, tras vivir dos meses separada de Elisha, acude a los tribunales para solicitar formalmente el divorcio. El marido, un tipo de firmes creencias religiosas y que luce un semblante aburrido, asegura seguir queriendo a su mujer, suplicando a ésta que regrese a casa para intentar de nuevo formar «un buen hogar judío». Viviane, impávida, escucha como el juez da la razón al hombre y se ve obligada a cumplir su designio de regresar al hogar para que así el magistrado le permita divorciarse.

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De primeras, sorprende la acidez con la que está tratada cada conversación. Lo que muchos pensábamos que iba a ser un drama judicial al uso se convierte en una sátira sobre una cuestión bastante espinosa en Israel como es la relación entre Estado y religión, a priori indisoluble pero que en ciertos casos como el aquí expuesto supone un serio contratiempo para los que desean un impulso en la modernización del país. Este humor fino tan arriesgado confiere a la obra un estatus importante a la película como es el de hacer remover conciencias no sólo en Israel, sino también para todos los espectadores que desde fuera desconocíamos esta problemática, aunque cambiando el contexto y varios detalles también se podrían aplicar ciertas cosas a nuestro país desde una óptica feminista.

Pero no sería justo reivindicar Gett: El divorcio de Viviane Amsalem exclusivamente desde el punto de vista social, porque cinematográficamente también funciona muy bien. Los numerosos diálogos, habida cuenta de que estamos ante un tipo de película filmada en escenario único, no resultan farragosos en ningún momento, ya que los directores se muestran hábiles a la hora de llevar la evolución de la trama de tal manera que se pueda mantener la tensión dramática hasta el final. Un punto importante aquí es el de las ya comentadas situaciones cómicas, que logran distender el ambiente sin pasarse de absurdas. Esto alcanza su máxima expresión al llegar al clímax de la película, cuando los hermanos Elkabetz se sacan de la manga un momento tenso que goza de un impacto brutal, también motivado indiscutiblemente por la gran interpretación de la propia Ronit Elkabetz.

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Difícil no quedarse admirado ante lo que propone Gett: El divorcio de Viviane Amsalem. Si a una idea, como es tratar de manera valiente un problema de cierta entidad en Israel y que muestra una realidad bastante severa hacia la mujer, se le une la grata realización cinematográfica de los hermanos Elkabetz, que ponen mil y una facilidades para que el espectador se enganche a la línea argumental y evite cualquier atisbo de aburrimiento, el resultado es una notable película cuyo ejemplo reside en las ampollas que ha levantado en ciertos sectores del país. Y como en el cine es muy decisivo el post-visionado o la huella que te deja el filme, tras Gett habrá que seguir la pista de sus directores para ver qué más nos pueden ofrecer, pero también a los sucesivos gobiernos de Israel con el objeto de descubrir cuándo llegará el día en que esta situación jurídica acabe por revertirse.

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