En cuarentena con el cine

Debido a la crisis generada por el COVID-19 y el estado de alarma que se ha decretado en todo el país, he decidido compartir con vosotros, en estos momentos tan de incertidumbre, una lista de películas para que aprovechéis el tiempo y cultivéis la mirada más allá del tiempo de reclusión. El objetivo de estas recomendaciones se basa en una selección personal de títulos (unos más conocidos que otros) que, por su elevada duración, son más que propicios para una larga temporada en casa. Desde Chantal Akerman hasta Wang Bing, pasando por Béla Tarr, esta lista de 15 títulos suma más de 94 horas de arte cinematográfico. Un entramado de títulos de dimensiones descomunales que, estoy seguro, descubrirá nuevas formas de ver el cine y sopesar el tiempo de atención a lo que acaece. En lugar de ver series y series hasta que vuestros ojos destilen lágrimas de sangre, os propongo esta lista de películas “mastodónticas”, que trascienden lo que conocemos como “tiempo” y superan con creces lo convencional.

  1. Jeanne Dielman, 23, Quai du Commerce 1080 Bruxelles (Chantal Akerman, 1975) — 3h 22 min

Chantal Akerman filma su película más famosa situando la cámara a la altura de la cadera, tal como hacía Yasujiro Ozu en el pasado y como hará Gus Van Sant (influenciado por Akerman) en el futuro. La vida de Jeanne, una ama de casa viuda que ejerce la prostitución mientras su hijo está en clase, se retrata con el magistral uso del tiempo cinematográfico que Akerman destiló en toda su obra. Mostrando escenas de la vida cotidiana, los largos planos fijos esculpen fríamente lo que podría considerarse como “vistas atemporales”, es decir, inmanentes, que, por su simplicidad, consiguen arrojar una carga social y emocional tremendas.

  1. Andrei Rublev (Andrei Tarkovski, 1966) — 3h 25 min

Alejar al cine de la literatura era uno de los objetivos de Tarkovski para con su cine. En Andrei Rublev (o Rubliov), el iconógrafo del mismo nombre, famoso por su pintura cristiana, se debate entre la sacralidad de su empresa y la realidad del mundo desdichado que le rodea. Solamente la belleza plástica del film ya lo hace merecedor de ser visto varias veces, pero el entramado que Tarkovski genera entre el pintor, Teófanes, Fomá, etc., y la agobiante certeza de un mundo que se empeña en destruir el arte, la Verdad, la belleza… convierten a esta gran película en una obra maestra intemporal.

  1. Til Madness Do Us Part (Wang Bing, 2013) — 3h 47 min

El cine de Wang Bing (director que saldrá de nuevo en la lista) es uno de los acontecimientos audiovisuales más tremendos e importantes del nuevo milenio. Toda su obra se basa en el documento, realista en su propuesta y en su forma, que retrata la “otra China”. La de los nuevos esclavos en el sistema capitalista, la de los reprimidos por la dictadura maoísta, la de las familias al borde del olvido… En ‘Til Madness Do Us Part, los internos de un manicomio, hombres entre los veinte y los cincuenta años, hacen frente a la falta de contacto y a la oscuridad del aislamiento creando sus propias normas entre los estrechos pasillos del centro. Durante casi 4 horas Wang Bing deja que la línea entre la locura y la cordura se dibuje ella sola.

  1. An Elephant Sitting Still (Hu Bo, 2018) — 3h 50 min

Primer y único largometraje del recientemente fallecido Hu Bo, alumno del maestro húngaro Béla Tarr (al que, obviamente, guardamos un sitio en la lista) que resulta una fábula neblinosa y vagabunda. Cuatro personajes, ‹outsiders› condenados a juntarse en su soledad, caminan apesadumbrados entra las ruinas figuradas de la China contemporánea. Un perro muerto, un matón herido, un director de instituto pederasta y la mafia local no son los temas de importancia en An Elephant Sitting Still, sino el devenir de las circunstancias generadas por los hechos. Hechos fúnebres, fríos y depresivos al igual que la cansada cámara que sigue a los personajes por la espalda e intenta no desfallecer hasta llegar a Manzhouli, donde, según dicen, hay un elefante en un zoo que se queda quieto todo el día. Algo digno de verse.

  1. White Noise (Antoine d’Agata, 2019) — 4h

Un testamento filmado. La última y, seguramente, definitiva película del fotógrafo francés que recoge la materia prima de Aka Ana y Atlas, sus anteriores largometrajes. Las imágenes repetidas parecen nuevas y las nuevas nos remiten a lugares todavía más oscuros. En forma de atlas audiovisual, d’Agata explora los recovecos más deleznables, impuros y salvajes de la sexualidad humana, haciendo que las mujeres con las que fornica y se droga, hablen con voces fantasmales de las experiencias de la vida y de la muerte. Esta obra titánica, de difícil digestión, pero bella en su infernal forma entre el claroscuro y la fotografía desenfocada, supone un acercamiento a los bajos fondos del alma y del cuerpo. El ruido blanco que lleva al frenesí y la locura.

  1. Confesión (Aleksandr Sokúrov, 1998) — 4h 20 min

El escenario es un navío de la marina rusa que cruza las gélidas aguas del mar de Barents. Se muestra la relación entre los tripulantes durante un trayecto nocturno lleno de apariciones fantasmagóricas, que sirven al autor para reflexionar sobre el incierto destino de su país. Aleksandr Sokúrov continúa la búsqueda de la espiritualidad del hombre entre grupos de militares que comparten espacio y tiempo definidos. Al tiempo que realiza su poesía visual, documenta la realidad de las relaciones en ámbitos extremos (como en Voces espirituales, la cual recomendamos aquí también) y consigue crear una obra de gran magnitud al mismo tiempo que asombrosamente evocadora.

  1. Histoire(s) du Cinéma (Jean-Luc Godard, 1988) — 4h 28 min

Una de las obras cumbre del cine postmoderno. En ella, Jean-Luc Godard recrea su visión de la Historia del Cine mediante la técnica del collage: fragmentos de films, textos, citas, fotos, cuadros, fragmentos musicales, sonidos, y lecturas a cargo de narradores de excepción (Juliette Binoche, Alain Cuny, Julie Delpy y el propio Godard) son los elementos con los que el director de la ‹Nouvelle vague› elabora una de las primeras películas de ‹found footage› de la historia. Cada capítulo es una reflexión en imagen y palabra y al final casi no somos conscientes de que hemos audio-visto fragmentos de más de 80 películas, 5 libros sobre cine, 100 referencias a la Historia del siglo XX, en tiempo, irónicamente, reducido.

  1. Voces espirituales (Aleksandr Sokúrov, 1995) — 5h 28 min7

Una de las obras maestras del cineasta ruso es Voces espirituales. Una película-diario que recorre el viaje de los soldados rusos por la República de Tayikistán, entre la arena, el fuego enemigo y el paso inexorable del tiempo. La película es única, tanto en la filmografía de Sokúrov como en el cine documental que conozco. Su tratamiento del tiempo se asemeja tanto a la realidad que parece que haya pasado toda una vida al acabar de ver la obra, su onirismo hace palpable los rasgos más fantásticos del film y la humanidad que desprende en su totalidad la aleja de cualquier morbosidad o engaño. Hay que destacar el plano fijo inicial de 37 minutos donde observamos una arboleda sobre un campo yermo, cuyo perfil roza con un lago y las montañas. El tiempo pasa despacio y rápido, pues el plano es estable, pero va mutando lentamente, convirtiendo la propia naturaleza en un lienzo cambiante que caracteriza la inspiración romántica de Sokúrov, de una manera sencilla, hermosa y perfecta.

  1. Karamay (Xu Xin, 2010) — 5h 56 min

El 8 de diciembre de 1994 hubo un incendio en el Teatro de la Amistad de la ciudad de Karamay, en el que todos los alumnos de un colegio infantil representaban una función. El balance final fue de más de 300 niños muertos, mientras que las principales autoridades huyeron del siniestro y se salvaron. Hoy en día sigue siendo uno de los mayores tabúes de China y el director de A Yangtze Landscape (2017) se dedica a filmar los testimonios de los familiares 15 años después de la tragedia. El resultado es un demoledor documental de casi 6 h de duración en el que, a base de planos fijos en los que los padres de las víctimas miran fijamente a la cámara, se reconstruye un relato enterrado antes de zanjarse. Poniendo en evidencia las estructuras de la constructora del edificio, la actuación de los servicios de socorro y la confianza en el Estado.

  1. Century of Birthing (Lav Diaz, 2011) — 6h

El filipino Lav Diaz, filma una de sus mastodónticas películas, en la que se refiere al cine y al nacimiento como milagros de un siglo marcado por la tragedia social y artística. Sigue ahondando en su búsqueda de lo que él llama “el espíritu Filipino” mediante nuevos temas que se abordan directamente: la religión y el cine. A pesar de que el de Diaz había sido un cine que aunaba la estética del campo y la ciudad, bajo una atmósfera sociopolítica e histórica que pesaban tanto como la duración de sus planos, en Century of Birthing se exploran nuevos territorios como la búsqueda personal de un lenguaje narrativo fuera de la norma. Lo que Diaz consigue es hablar de su visión artística mirando hacia afuera y al mismo tiempo hablar del mundo a partir de un artista ficticio que le hace eco. Y en este juego de espejos, intercala la trama de una secta religiosa en la que una virgen es violada y queda embarazada para terminar dando una pincelada absolutamente magistral que une ambas historias.

  1. Sátántangó (Béla Tarr, 1994) — 7h 30 min

Béla Tarr reinventa el concepto del tiempo cinematográfico y, por ello, el cine. En Sátántangó muestra la vida de una comuna que es engañada y termina por permanecer en un limbo eterno. Básicamente esta sería, de manera extremadamente resumida, la sinopsis de una monumental maravilla que el director europeo más importante de los últimos tiempos decide rodar en un tiempo más allá de lo cuantitativo-cronológico. Sátántangó es, por decirlo de alguna manera, la consagración de una evolución consciente y tremendamente importante del arte audiovisual. Un viaje por los caminos embarrados, obstaculizados y llenos de lágrimas de una tierra baldía con los raídos tejidos de la ropa invernal o el contorno rocoso de las paredes de una granja en la noche. Tarr no cuenta, muestra, y lo hace siempre con la calma asesina de un fantasma que deambula por un mundo al borde del colapso. No apocalíptico, pero sí dejado de la mano de Dios. Sus ‹travellings› se pueden traducir como el vuelo de un ojo despierto entre un espacio que se va cercando hasta quedar en total oscuridad. Y morir.

  1. A Lullaby to the Sorrowful Mystery (Lav Diaz, 2015) — 8h 5 min

A Lullaby to the Sorrowful Mystery es uno de los relatos más sólidos y místicos de Lav Diaz. Como un cuento de hadas que mezcla diversos sucesos y estampas, siempre rodeado del más enrevesado de los folklores, la muerte de un revolucionario genera un eco en la selva. Historia de la Historia y del encanto o encantamiento de ésta. Enlazando, de una manera teatral y siguiendo las pautas de la tragedia griega, algunos de los momentos más importantes de los años de la revolución de Rizal junto con fábulas fantásticas y la vida de la gente corriente se ponen a dialogar. Diaz trabaja con el denso bosque como un lugar dónde perderse literal y metafóricamente durante ocho horas que encandilan, demostrando que el cine no conoce un dogma y que aquello a lo que llamamos “tiempo” depende de su artífice y del sujeto que lo vive.

  1. Tie Xi Qu: West of the Tracks (Wang Bing, 2002) — 9h 11 min

Con más de 9 horas de duración, este documental consta de tres partes, «Rust» (óxido), «Remnants» (vestigios) y «Rails» (raíles). La obra más alabada del Wang Bing fue filmada entre 1999 y 2001, detallando cómo el área industrial del distrito Tiexi en Shenyang se sume lentamente en la decadencia, otrora un ejemplo de la vibrante economía socialista china. El compendio de imágenes que relatan un hecho tan impresionante como representativo del nuevo sistema del país, resultan ser un perfecto documento de la realidad que existió. Sin intervención, sin tapujos y con la mirada única del cineasta, un fragmento de la Historia queda fijado en la memoria digital para siempre, para que hoy podamos ver qué pasaba de verdad.

  1. Evolution of a Filipino Family (Lav Diaz, 2005) — 10h 43 min

Filmada durante nueve años, Evolution of a Filipino Family retrata el período comprendido entre 1971 y 1987, en el que se incluyen acontecimientos como la ley marcial establecida por el expresidente filipino Ferdinand Marcos y su caída del poder. De la mano de la familia Gallardo, arquetipo de la clase baja que vive en la jungla filipina, el film analiza de manera pausada las diversas generaciones que confluyen en ese núcleo. Con una duración de más de diez horas, la película cuenta el devenir de una familia y, a través de él, la de todo el pueblo filipino, que va mostrando su capacidad de evolucionar y adaptarse a circunstancias adversas. Ejemplo palmario de los primeros cines de Lav Diaz, donde la estética era más sucia y el balance entre experimentación y narración llegaron a sus cotas más altas.

  1. Crude Oil (Wang Bing, 2008) — 14h

Filmada en la porción del Desierto de Gobi de la Mongolia Interior, este documental sigue a un grupo de trabajadores en una explotación petrolífera durante su rutina diaria. En un principio, la idea de Wang Bing era crear un film de siete capítulos de 10 horas cada uno, debiendo durar un total de 70 horas para absoluta inmersión en el trabajo de los mineros. Pero debido al mal de altura que sufrió el director (filmaba a más de 3.900 metros), tuvo que abandonar su plan original. El resultado fue Crude Oil tal y como la conocemos, una obra titánica que recorre un paisaje infinito y se aleja de las personas que filma, convirtiendo al individuo en masa informe que trabaja de sol a sol en condiciones extremas.

* La idea de este post nace de la propuesta, tan original y enriquecedora, de cinepensieri.

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