Clásica historia de casa encantada de evidentes raíces góticas, el debut del mejicano Sam Reyes elude pintoresquismos u otras notas de color local y apuesta, por el contrario, por un relato genérico y universal que, acogiéndose a la eficacia del lugar común, prefiere edificar sobre el pasto de la tradición a intentar innovar ofreciendo una mirada personal al manido tema de los caserones malditos y de las almas errantes que los habitan y recorren. La lista de tópicos es elevada: no faltan la muñeca siniestra, el perro curioso, la niña callada o el lugareño extraño que conoce todos los secretos del lugar. La iconografía, el escenario y las situaciones planteadas también son de manual. No obstante, sí se percibe una voluntad de ruptura en la construcción del relato, con retruécano y desenlace inesperado en la línea de recientes producciones de terror como El orfanato, Los otros o La maldición de Rookford, igualmente películas perfectamente apegadas a la tradición del cine gótico. He aquí la baza más arriesgada e importante que usa su director: la de guiar al espectador a través de una narración enormemente tramposa, sí, pero finalmente coherente, a pesar de que, al rememorar ciertos diálogos y situaciones, uno pueda pensar que el guionista incurrió conscientemente en contradicciones flagrantes para empujar al respetable hacia su sorprendente conclusión.
Reyes, de forma inteligente, cincela el relato con parsimonia evitando meterse en camisas de once varas y salvando la posibilidad de quedar atrapado en un callejón sin salida (al menos sin salida satisfactoria), y, pese a que uno se siente terriblemente manipulado al finalizar la proyección, al menos agradece que las trampas empleadas tengan cierta legitimidad y que el filme no se venda barato al impacto del final sorpresa. Es una lástima, sin embargo, que casi todo el interés de la propuesta se encamine hacia la urdimbre de este “engaño”, porque la cinta tenía potencial para haber resultado mucho más aterradora e interesante de lo que finalmente es. Mermada, probablemente, por sus propias limitaciones presupuestarias, El eco del miedo nunca llegar a liberarse de la sensación de precariedad que la recorre casi desde el principio, como si un halo de amateurismo velara ligeramente su estética y su narración. Aunque Reyes aborda la empresa con un clasicismo apreciable, al conjunto le falta claramente imaginación, especialmente en lo referente a las secuencias de terror. Premiosa e insípida, la trama (que empieza de forma sugerente) avanza con paso excesivamente pesado, reiterando sustos y apariciones espectrales sin que al espectador le llegue a atenazar en ningún momento el miedo. Puede decirse, de hecho, que hay más suspense que verdadero terror.
Esto tampoco resultaría negativo si esa carga de suspense que posee la obra resultara verdaderamente poderosa y atrayente, pero lamentablemente se diluye en caminos poco trabajados (todo lo referente al tesoro escondido, por ejemplo, con tan poquita enjundia) o en la culminación de esa sorpresa final que, pese a lo artero de su planteamiento, necesita de numerosos flashbacks y explicaciones para defenderse ante el espectador, algo que afea (tanto estética como narrativamente) el acabado final del filme. Mejor quedarse, en cualquier caso, con las otras pequeñas gratificaciones que éste ofrece, a saber, una modestia y humildad a la hora de acometer un material genuinamente clásico (la película, desenlace al margen, se alinea con las piezas más ortodoxas dentro del canon de casas encantadas), una atmósfera gótica correctamente labrada (aunque carente de verdadera poseía y misterio), una duración ajustadísima y, quizás lo más reseñable de todo, una tristeza y melancolía que emana de la leyenda sobre la que trabaja su director, y que está especialmente patente en ese último plano en el que los fantasmas deben lidiar con su condición entre las paredes de aquella mansión corroída por la desgracia.
Francamente me atrapo.el comienzo parsimonioso del inicio me hizo dudar d verla, hice bien en verla. 1 cine independiente valorable. No caer en diablitos.o fantasmas q vuelan ya e
s 1 logro. El final queda al libre alvedrio. 1film gotico q logra la atencion del espectador. + q d terror tiene suspenso. Me regusto el final, seguro q nadie sospecho. Mi recomendacion es q el director deberia hacer 1 segunda parte.
Es una buena pelicula sin rayar a cosas demoniacas que resultan ridiculas e inverosimiles buena pero algo incompleta aun me quedaron algunos cabos sueltos. Entiendo que la niña callada es otro de los fantasnas que ronda la casa pues fallecio de fiebre. Pero no dice como murio rebeca y si esta enterrada en la casona. No es un fantasma agresivo solo se limita a observar a andrea pero porque anda penando en la casa y quien la sepulto si su marido murio quien le tomo las fotos antiguas que encontro andrea si se supone que la finada vivia sola. Por eso pienso que la cinta tiene muchas lagunas