Volker Schlöndorff… a examen (III)

Volker Schlöndorff compuso, con rabia y talento, esta obra dura en blanco y negro en 1971. La repentina riqueza de los pobres de Kombach supone una experiencia desconsoladora que deriva en la jaqueca que produce la percepción de los males del mundo cuando en su representación se hace especial hincapié en la voluntad humana y en su indiferencia. Como en Masacre: ven y mira (Elem Klimov, Rusia, 1985) o en Die Brcücke (Bernhard Wicki, RFA, 1959), es un juego de poderes desigual mediado por la desesperación del protagonista desamparado el que termina por dejarte caer por sonar a algo así como un ruido de máquina oxidada que no cesa y que te revienta el cerebro. Es así que Volker Schlöndorff nos sitúa ante un grupo de campesinos del siglo XIX que, en la región de Hesse, en Alemana central, deciden robar el dinero de los impuestos una vez su situación les obliga a ello. Y es que si eres un pobre crucificado a impuestos que no puede ni mantener a su hijo, y encima te aplican un impuesto extra por la boda de la hija del rey, pues no sé, pero quizá romper los mandamientos se vuelva necesario.

La linealidad de la película es simple: un grupo de campesinos que no quieren hacer daño a nadie se ven en la necesidad de atracar (esquivando siempre cualquier daño no necesario) para conseguir un dinero que les permite cubrir sus necesidades pero también soñar, y es precisamente en este sueño de posible gasto y vida nueva que una justicia impenetrable y bastante escupible en la cara les corta toda tontería para acabar con ellos. Pero Schlöndorff no se queda en este molde que se erige sobre la ruptura del sencillo y buen comportamiento que supone la respuesta a la injusticia, sino que despliega todo un espectro que desborda esas relaciones de poder y demás conflictos de intereses. Es en este sentido que el director de Regreso a Montauk (2017) se fija con especial atención, en aquellas escenas de violencia doméstica, en ese desvío de la rabia que va del enemigo principal a tu propio entorno cuando ves que con la fuente principal de tu dolor no puedes. Pero en este explorar todas las ramas del problema adquiere especial relevancia la culpa cristiana y su relación con la educación. Que se mantiene a estos campesinos pobres sin educación alguna, para que así no comprendan las causas de sus males, se escucha. Y que les va a quedar entonces sino aceptar las cuatro palabras escogidas a conciencia que les enseñan para que se conviertan en su único mundo y se culpen a sí mismos de sus acciones, de ese querer salir de la posición y tarea que Dios les ha asignado en toda su Bondad y Sabiduría. ¿A quién se le ocurre?1 Un plano que resume todo esto de manera clara es esa panorámica que va del plano general de una clase al aire libre donde unos chavales repiten en voz alta la lección que se les enseña, a saber, que su vida consiste en servir a ricos y a pobres («Siembre tu campo, permanece con tu arado, ese es el modo de servir al mundo, al rico y al pobre», «agradece su belleza (la del campo) con tu trabajo»2), y que de ahí no se muevan; a mostrarnos inmediatamente después a una vieja que ya no puede más arando el campo. Demasiado explícito y poco sutil, pero bueno, la gracia de este tipo de películas es ese ser directos para hacer mediante el montaje de choque clic al espectador y que él a su vez haga BOOM. Y así es como este director tan genial nos enseña lo fatales que somos los humanos y un destino negro, pero dejando a su vez ese regusto de posibilidades basadas en entelequias que se desprende de ese hombre que, a su bola ya, camina, como los personajes solitarios de Sátántangó (Béla Tarr, Hungría, 1994), en un plano dilatado por un camino dejado de la mano de Dios y lleno de niebla para ver si por él llegan a una tierra prometida. Pero todo es mentira.

ANEXO

Tierra Prometida

La repentina riqueza de los pobres de Kombach (Volker Schlöndorff, RFA, 1971)

Sátántangó (Béla Tarr, Hungría, 1994)

Justice

La repentina riqueza de los pobres de Kombach (Volker Schlöndorff, RFA, 1971)

El verdugo (Luis Berlanga, España, 1963)

Pobres transformados en ricos que comen como ricos de manera muy efímera

La repentina riqueza de los pobres de Kombach (Volker Schlöndorff, RFA, 1971)

Viridiana (Luis Buñuel, España-México, 1961)

1 Todo lo contrario a esa manera según la cual una serie de paletos contemporáneos dicen ser cristianos por ir a misa, pero luego ni se sacrifican por nada ni por nadie, ni tienen caridad ni piedad alguna. En su mayor parte se trata de señoras viejas con peinado de peluquería, estudiantes de derecho o latinoamericanos, sobre todo latinoamericanos.

2 SCHLONDORFF, V., La repentina riqueza de los pobres de Kombach, 1971, min. 30.

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