Un último adiós a Raúl Artigot

Raul Artigot

El pasado día 25 de diciembre fallecía en un hospital asturiano Raúl Artigot. Un nombre que podrá resultar desconocido para muchos, y cuyo deceso no ocupará primeras líneas de prensa aunque nos encontrásemos con alguien con una vida vocacional dedicada al séptimo arte y que se ha codeado con otros ilustres profesionales del oficio en nuestro país. Artigot supone, por méritos propios, un nombre destacable y de infravalorada importancia en el cine de géneros fraguado en España, con una carrera a sus espaldas repleta de artesanía, entusiasmo e inmersa en algunos títulos emblemáticos del cine español. Proclamándose como un recurrido y prestigioso director de fotografía, oficio que alternó con la dirección de tres largometrajes, Artigot ha sido uno de esos últimos reductos de sabiduría y experiencia de la eclosión del llamado fantaterror, aunque su carrera comenzase principalmente en el ámbito documental para proseguir una infatigable trayectoria hasta mediados de los 80.

Es como iluminador de escena donde se fragua su prestigio trabajando para nombres tan importantes e icónicos de la cinematografía nacional como Jess Franco (La maldición de Frankenstein, Los demonios), Amando de Ossorio (El buque maldito), Eloy de la Iglesia (La semana del asesino, La criatura), elogiables trabajos que le dieron la oportunidad de poder trabajar con otros artesanos ilustres como Enrique López Eguiluz (Agonizando en el crimen) Jose María Zabalza (El vendedor de ilusiones, El misterio de Cynthia Baird), Francisco Lara Polop (Perversión, Secretos de alcoba), Eugenio Martín (Esclava te doy), Mariano Ozores (El erótico enmascarado) o Francesc Betriu (Requiem por un campesino español). Artigot vivió en primera persona el nacimiento, auge y caída de fenómenos cinematográficos patrios como aquel que a principios de los 70 inició toda una pequeña industria remarcada en la producción de cine fantástico nacional, o años después con el archiconocido movimiento de “El destape”.

Bajo en nicotina

La figura del cineasta venía siendo reivindicada en los últimos años cuando su primera película como director, El monte de las brujas, se erige como una de las más injustamente olvidadas cintas del terror nacional. Con una etiqueta de “malditismo” asociada desde que las trabas de la censura impidiesen su estreno en las salas comerciales españolas, el film se alzó con un premio en el Festival de Sitges de aquel año 1972 y es agraciada en Estados Unidos con un culto importante entre los aficionados. Rodada en plenos Picos de Europa, no muy lejos donde Artigot, aragonés de nacimiento, tenía fijada residencia desde hace unos años, El monte de las brujas podría haber cambiado la historia del fantástico español con una concepción del terror realmente original, etérea y con una combinación fantástica entre el folklore y el pánico rural, muy alejado de las películas coetáneas. También dirigió otros dos largometrajes, como el Cabo de vara protagonizado por Santiago Ramos o Bajo en nicotina, que contaba con un notable reparto liderado por Oscar Ladoire, Silvia Munt, Assumpta Serna, Antonio Resines, Luis Ciges y Chus Lampreave.

Con Artigot se va una de las últimas personalidades ligadas a la vertiente más artesanal y oficiosa de nuestro país. Un incansable trabajador, con un prestigio en el medio como el que reivindicaban muchos de los profesionales que trabajaron con él. De novelesca biografía y una entrañable personalidad, en sus últimos años de su existencia no se cansaba de agradecer a los aficionados el empeño de arrancar del olvido esas cinematografías de género fácilmente relegadas a la exclusión. Y de esto último, el que esto escribe puede dar fe en primera persona. Hasta siempre, Raúl.

El monte de las brujas

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