The Island (Anca Damian)

La directora rumana Anca Damian se ha convertido en una de las voces predominantes de la animación europea. Tras títulos como Crulic, camino al más allá o la reciente Las vidas de Marona, para su nuevo largometraje se embarca en un proyecto extraño, alejado ya tanto de sus inicios documentales como de la linealidad narrativa de su última obra, para ofrecer una muy particular versión de la historia de Robinson Crusoe, repleta de surrealismo y de metáforas visuales.

The Island es una película deliberadamente críptica, en la que no tiene tanta importancia una historia lineal con propósito de llegar a un punto como lanzar una serie de ideas a través de una presentación visual compleja. A este nivel, el aspecto más interesante de la obra es la temprana separación de los personajes de Robinson Crusoe y Viernes, cuya relación en la obra original es esencial. Damian prefiere utilizar a ambos para derivar dos tramas completamente distintas en forma y ejecución.

Así, el Robinson que imagina esta obra es un hombre absorbido por la tecnología y el consumismo (le acompaña a todas partes una tablet que “materializa” cualquier cosa), que emprenderá una suerte de viaje iniciático en un mundo de fantasía, tratando de entenderse y buscando un propósito. Para Viernes, un náufrago en primera instancia plenamente servil hacia su salvador Robinson, el viaje es distinto: está lleno de riesgos reales y materiales, ya sea ser arrestado, lidiar con traficantes o ayudar a otros náufragos. Ambos van a llegar a un punto de crecimiento y superación personal, pero creo que es llamativa la forma en que ambos lo hacen. No ya porque separen sus caminos, sino porque el nivel de fantasía de sus caminos es distinta; en cierto modo, es como si a Viernes no se le permitiese abstraerse de la crudeza de su día a día, o también, como si Robinson viviese en una burbuja sin capacidad de conectar con la realidad a su alrededor.

En todo caso, esto es sencillamente una interpretación a esta deriva en la historia, inspirada por el llamativo contraste entre ambas subtramas. The Island es ante todo una narración poética que sacrifica la linealidad por lo simbólico, que trata esencialmente de la soledad y de la manera de afrontarla y que en último término trazaría un camino hacia lo existencial. Pero en ese sentido la obra tiene un componente satírico muy claro, hace referencia de manera cristalina problemáticas del mundo real dentro de su vorágine de fantasía onírica y creo que no es casual esta divergencia entre las dos tramas y los dos tipos tan marcadamente distintos de vivencias que experimentan sus dos protagonistas.

Y más allá de interpretaciones y especulaciones, creo que el gran atractivo de esta cinta es su presentación. A lo largo de su carrera Damian se ha mostrado como una autora con una visión muy ambiciosa de la animación, que en ocasiones se echa de menos en otros ejemplos del medio. Esto da lugar a interesantísimos ‹collages› que experimentan con distintas técnicas y formas, dando a su estilo animado un dinamismo fascinante. En este sentido, The Island continúa ofreciendo aquello por lo que desde hace un tiempo llevo entusiasmado por su obra, magnificado incluso por el surrealismo y la abstracción añadidos de la propuesta.

Solamente por esa continuidad artística ingobernable, a la que tengo un gran aprecio y admiración, el visionado de este nuevo proyecto de la directora es muy satisfactorio; pero mentiría si dijese que ha llegado a las cotas de otras obras suyas en cuanto a conexión emocional. Es una película que, al contrario que sus anteriores, observo desde una distancia a veces más fascinada, en ocasiones frunciendo el ceño por elementos concretos que no me terminan de cuadrar o, tal vez, por una sensación no del todo justificada racionalmente de que mezclar una fantasía de arquetipos con problemas reales y acuciantes la hace caer en el riesgo de frivolizar sobre aquello que pretende denunciar. Es, en cualquier caso, otro personalísimo y estimulante aporte al medio animado que con toda seguridad será capaz de convencer a otros donde a mí me ha dejado frío.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *