Tenemos la carne (Emiliano Rocha Minter)

Una caja de huevos: rugosa, blanda, pero con los dobles necesarios para mantener los huevos en perfecto estado incluso apilándolas.

Una caja de huevos: estructura básica para reformular el útero materno como pieza única donde desatar el instinto de la carne.

Pieza multiusos.

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Un hombre sentado, a expensas del paso del tiempo, nos anuncia un envolvente sonido que nos acompañará durante toda esta experiencia. Su regocijo es nuestro desconcierto, pero llama la atención con sus movimientos hasta que alcanza un éxtasis. Uno de muchos. Dos jóvenes aparecen en el escenario. La situación se transforma en orador y discípulos, como en toda religión hay quien cree a ciencia cierta todo lo que se le dice y hay quien se muestra escéptico frente a esa palabra indómita, extraña.

El cuerpo crece, desde su interior, con una construcción firme, estática, para adoptar las líneas morfológicas del interior de un cuerpo humano femenino. Oculto, oscuro, con múltiples recovecos donde confinarse y crecer. Una situación febril se sucede entre cambios lumínicos, donde los cuerpos se funden como si la manzana prohibida les hubiese tentado. Es necesario ese contacto, bruto, sucio, para confundir el sexo como algo más explosivo. Físico.

La carne de tres cuerpos reclama nuestra atención. Carne que segrega fluidos, que se tensa ante un orgasmo prolongado y salvaje, que renace como un continuo pacto diabólico cuando cualquier estado propio de la naturaleza ha perdido significado. No conocemos un mundo exterior, no hay un antes, sólo la relación que alimenta esas oquedades con más carne, con más fluidos.

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No todo es sexo y manifestación explícita. Una gran carga cultural subyace en las canciones que con voz firme simula el patriarca. Himnos, canciones de cuna, grandes éxitos de aquel terreno lejano. Luego están las lecturas subyacentes que consuman ideas voladoras: el inframundo, Eros y Tánatos, el instinto materno. Pero el exceso resucita y se mantiene bajo los sonidos que aletargan su respiración. Como provocación visual de un ente vivo, esta es una película que respira por sí sola.

Existe la opción de ignorar estas lecturas. Entonces el hombre muere en su intención de asimilarla, se ofende, huye despavorido ante lo que le resulta pornografía barata, ofensa gratuita. Esto me parece una gran mentira.

Tenemos la carne materializa la frase «donde mejor estoy es dentro de ti». Reclama la expulsión de nuestras madres a un mundo ciego y ajeno. Sugiere los espasmos de placer previos a la procreación. Escenifica la carne y la sangre que lo conforma, extrayendo de un modo gráfico, anárquico ese interior enigmático. Su contenido es zafio, pero su expresión evolutiva. Mayestática.

Siempre se ha dicho que la mujer pertenece al lado oscuro y oculto del mundo, son sus sombras interiores las que contienen toda su energía, siempre un enigma sin significado. Emiliano Rocha Minter se dirige directamente al lugar más representativo de ella, abre las puertas y se arriesga explorando conceptos espirituales y físicos sin miedo a nada. Consigue que el tremendismo sea la opción más factible ante este submundo creado para la ocasión. Circula la cámara entorno a los personajes para intimar con sus movimientos y juega con el color ante sus estallidos momentáneos. Con todo ello consigue expresar visualmente lo que con palabras quedaría eternamente vacío y no pone límites en su concepción, algo que le otorga un aspecto libertador sin resultar agonizante, sin oxidar la fórmula antes de tiempo. Al crear una construcción continua desde un simple huevo hasta su despertar final, más que una historia se cimenta aquí un edificio con sentimientos y sensaciones que evolucionan, humanizando el territorio.

Con razón cierra con un «escrito y digerido por…». Necesito un visionado a solas, sin expresiones externas, porque Tenemos la carne pide a gritos —te lo grita a la cara, además— intimidad y reflexión, siendo un debut sin miedo a nada, que no mira atrás para que no exista arrepentimiento. Impactante.

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14 comentarios en «Tenemos la carne (Emiliano Rocha Minter)»

  1. Sería difícil escribir de forma más pedante, muy muy difícil. Y la película es basura de la peor calaña por mucho que se maquille una crítica con verborrea trascendental. «El avispado cánido, escudriñó con ansia y desesperante necesidad los recovecos más ocultos y húmedos, antes de emitir un gutural y aterrador berrido mezcla de dicha y lujuria» o «el perro le olisqueó el culo a otro y ladró contento». y sí, hace la mima falta ponerse en plan culto/pedante con esa película, que con la narración de un perro oliendo el culo de otro.

  2. No entiendo los ataques. Aunque la película –y cualquier obra en general– jamás escaparán al gusto y apreciaciones personales, quienes leemos «críticas cinematográficas» tenemos que entender que el verdadero ejercicio de «crítica cinematográfica» se basa en la transcripción y acaso emulo de las emociones e imágenes de lo que una película presenta.
    Felicidades, Cristina; loable esfuerzo; una crítica así debe de ser hecha: demuestras que entiendes tu oficio con éste texto. Si la gente está acostumbrada a leer reseñas, debería también de entender las diferencias entre las dos expresiones: «crítica» y «reseña».
    Saludos cordiales.

    1. Muchas gracias Leopoldo, lo que escribí sobre Tenemos la carne es una apreciación totalmente personal inspirada por las imágenes, el lugar de la proyección… guste o no, pertenece a ese preciso momento. Por lo demás genial ver que el amor/odio que produce la peli se traslada a lo que se dice de ella.

  3. Una duda y una opinión :

    Duda: porqué en muchas reseñas de esta película se habla de un entorno post apocalíptico, cuando en la versión que yo ví, en la escena final en la que se muestra el espacio exterior al edificio donde se desarrolla la trama me parece que es una ciudad normal, con gente normal y situaciones cotidianas. Esta revelación de que en realidad todo ocurre en un entorno normal refuerza mi idea de que todo es parte de una «performance» de un «artista».

    Opinión: Estoy de acuerdo con la mayoría, la película es una bazofia que quiere escandalizar, impactar y provocar polémicas usando los medios mas burdos que se puedan mostrar (sexo, sangre, muerte) de la manera mas ordinaria posible. Todo para que el director pueda mirarse al espejo y decirse a si mismo «soy un gran artista transgresor…admiren mi provocación…». Alguién debería decirle que mostrar un primer plano de una vagina o de un pene ya no escandaliza a nadie y es algo tan trivial que ya carece de todo sentido. Como castigo a su ego deberiá ver mil veces la última película de Verhoeven, «Elle», infinitamente mas provocadora y una lección de cine de la cual podrá aprender como realmente hacer una buena película. Sobre la reseña, solo puedo decir que es mejor que la película.

    1. Gracias por el comentario, cuando por Octubre leí sobre que gano récord en el festival que se expuso al quedar la sala casi vacía (como la van promocionando desde entonces), primero me emocione y ya después pensando me quede con la duda ya que solo se habían salido; tan macabra o tan mala?

  4. Tuve la fortuna de conversar con el director después de ver la película (la cual debo decir, me encanto), creo que es una película atrevida en todo el significado de la palabra, es un golpe en la cara, te confronta a eso que no dices, a eso que se queda en la obscuridad.
    Tu reseña me parece magnifica, la forma en que escribes me parece tenaz.

  5. No entiendo por qué ese tipo de escenas, además de escandalizar a la gente, la ofenden tanto que tiene que ofender al director, o a ti que escribes esto, o a quien le gustó la cinta. Eso me parece más mierda y deleznable y aún así no me ofendo ni seria capaz de ofender a nadie por esto. Gran reseña, pusiste en palabras perfecta lo que yo vi y no pude explicar. La película es mucho más que escenas de sexo. El final me parece excepcional.

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