Sesión doble: Terrifying Girls’ High School (1972) / Female Prisoner #701: Scorpion (1972)

El ‹Pinky Violence› llega a nuestra sesión doble con dos títulos que son una parada obligatoria para todo aquel que quiera iniciarse en uno de esos subgéneros emblemáticos que surgieron a la sombra del ‹Pinku eiga›. Ambos primeras aportaciones a sagas que perdurarían en el tiempo, en primer lugar con el Terrifying Girls’ High School: Women’s Violent Classroom de Norifumi Suzuki, y en segundo el Female Prisoner #701: Scorpion dirigido por Shinya Ito precisamente el mismo año.

 

Terrifying Girls’ High School: Women’s Violent Classroom (Norifumi Suzuki)

Debo empezar con una confesión: el cine ‹pinku› es un subgénero que me atrae tanto como normalmente me decepciona. En principio, sobre todo si hablamos de ‹Pinky Violence›, aglutina una serie de elementos que captan inmediatamente mi atención: erotismo, violencia, atrevimiento moral… Sin embargo, demasiado a menudo éstos se combinan de forma torpe y perezosa, resultando en ficciones contrahechas diseñadas para rendir lo justo en el sobresaturado pero agradecido mercado del cine de explotación. Por fortuna, hay otras obras que, dentro de su carácter eminentemente lúdico, se toman más en serio a sí mismas, o son más conscientes de sus posibilidades y de lo que pretenden ofrecer a un espectador particularmente entregado a la causa. Uno de los mejores ejemplos es esta Terrifying Girls’ High School, un exploit de muchísimos quilates dirigido por el especialista Norifumi Suzuki, que demuestra unos niveles de inspiración muy superiores a la media.

Quizás no sea ajeno a ello el amparo de una productora potente como Toei, bajo cuyo auspicio se pergeñaron algunas de las mejores obras del subgénero (Zero Handcuffs, El placer de la tortura, Criminal Woman: Killing Melody), alcanzando un nivel medio muy superior, en mi opinión, al de su principal competidora, Nikkatsu, cuyo regodeo en el erotismo derivaba en simple tedio debido al escaso talento del que solían hacer gala sus responsables. En la cinta que nos ocupa ocurre lo contrario: Suzuki da lo mejor de sí mismo, no sólo conduciendo con energía la trama y brindando no pocas estampas que refulgen con un poderío casi icónico, sino también atreviéndose a combinar texturas y tonos diferentes sin perder pie en el intento, como evidencian dos escenas rodadas con una delicadeza poética inusual: la de la violación en el coche y la del suicido.

Por otra parte, su guionista, Tatsuhiko Kamoi, no se corta al ofrecer un cóctel virulento de sadismo y violencia pandillera, aliñado con las dosis de erotismo esperadas, pero añadiendo, para mayor gozo, una mirada lúbrica sumamente incorrecta. Ideas retorcidas y un tono que se inclina constantemente hacia lo malsano (se atempere luego con más o menos humor, como en el caso de las casi hilarantes palizas del profe guay a las alumnas, impensables a día de hoy, considerando los parámetros morales por los que nos regimos), ayudan a aportar un plus de diversión incómoda a este generoso festival de cine dirigido al bajo vientre, que sólo flaquea y se vuelve débil en sus penosos momentos cómicos, tan coyunturales y trasnochados como cabía esperar.

Sin dejar de ser, en esencia, una fantasía masculina ultraviolenta y distorsionada, la cinta de Suzuki se las apaña para ser algo más que un vehículo erótico a mayor gloria de Reiko Ike y Miki Sugimoto (dos de las reinas indiscutibles del subgénero), ofreciendo, al mismo tiempo y quizás de forma paradójica, una visión empoderante de la mujer, merced a dos personajes femeninos poderosos y marcados por la violencia patriarcal (violencia que las redujo a mercancía carnal de la que se puede abusar y disponer a su antojo), al unir ambos sus fuerzas para vengar las afrentas del pasado (la venganza es una constante en el cine ‹pinku›) y recuperar así su autonomía.

En definitiva, que Terrifying Girls’ High School ofrece todo lo que cualquier aficionado a este tipo de cine puede desear (desde peleas de gatas a flirteos eróticos de toda índole, sin dejar a un lado toda clase de torturas y humillaciones), y además de toda esta deliciosa y estilizada diversión ‹pulp›, hay una encendida diatriba contra el sistema educativo y el aparato institucional japonés, y contra la opresión que representa el género masculino, siendo, como alegato feminista tocado con los ropajes del cine de explotación, mil veces mejor y más políticamente incorrecta que la reciente Assassination Nation, por seguir con otra de colegialas alzadas en armas contra una sociedad patriarcal empeñada en considerarlas meros juguetes sexuales.

Escrito por Nacho Villalba

 

Female Prisoner #701: Scorpion (Shunya Ito)

Hablar de ‹explotation› ya supone acceder, de entrada, a un mundo donde el prejuicio está a la orden del día. Cierto es que directores como Tarantino supieron elevar, mediante la estilización de algunos sus elementos, la consideración de dicho subgénero a, como mínimo, cinematografía a recuperar. Entonces, ¿cómo afrontar lo que ya es una ‹exploitation› de otra ‹exploitation›? Efectivamente Female Prisoner #701: Scorpion, se inscribe como film icónico del ‹pinky violence› escindido del ‹pinku eiga›. O, lo que es lo mismo, films de clara vocación exhibicionista en cuanto a la manifestación pornográfica de la mujer que derivan en algo cercano, mediante la introducción del thriller y altas dosis de violencia, a films de clara exaltación femenina en cuanto a su empoderamiento.

El film de Shunya Ito, contiene, en este sentido todo lo esperado del género: prisión de mujeres con sus consecuentes desnudos constantes, torturas, sadismo, erotismo lésbico light y una vocación de ir al grano argumental sin demasiados vericuetos ni complicaciones de guion. Sin embargo, la sorpresa llega en su dispositivo formal. Uno podría esperar auténticos despropósitos de bajo presupuesto pero, más allá de lo chapucero que pueda resultar el uso de efectos especiales o de una factura por momentos pobre, hay auténticas joyas en forma de recursos narrativos que hay que destacar.

Desde el uso del entorno para recrear estados de ánimo, la simbología constante que denuncia la falsedad hipócrita del machismo nipón, o la teatralización ‹kabuki› de, por un lado pasajes en flash-back y por otro de luchas carcelarias, encontramos un film que despliega un auténtico repertorio de reafirmación casi autoral que quiere dejar claro que, a pesar de su condición genérica, se toma muy en serio tanto la composición como el mensaje que quiere hacernos llegar.

Evidentemente no se trata de un film feminista al uso, de hecho la degradación y cosificación del cuerpo femenino como mero cebo de atracción (sexual) es una constante. No obstante, Ito sabe ir un paso más allá de eso no dejando al espectador masculino que se recree con ello sino que le pone ante un espejo de culpabilidad mostrando la lascivia en lo masculino asociada a la crueldad y la maldad sin límites. Cierto es que dicha malignidad no está centrada solo en lo masculino, pero mientras que en la mujer aparece como forma de defensa o superviviencia en el hombre es algo “necesario”, casi natural a condición sexual. Casi como si su virilidad solo se pudiera expresar a través del abuso de autoridad y de la humillación a lo femenino.

Es por ello que Female Prisoner #701: Scorpion podría considerarse no solo un icono de la ‹exploitation› en su versión ‹pinky violence›, sino que podría elevarse hacia lugares más cercanos a la autoría, a la impronta personal de un director que conoce las reglas del juego al dedillo y las estira al límite para llevarlas a otros lugares de interés. Un film que necesita un visionado desprejuiciado y libre para apreciar sus múltiples capas de profundidad más allá de su esencia genérica (por otro lado también disfrutable en este nivel).

Escrito por Alex P. Lascort

 

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