Rueda de prensa de Séptimo, con Patxi Amezcua

Este viernes se estrena en las salas españolas el thriller de intriga Séptimo, dirigido por Patxi Amezcua y protagonizado por dos grandes de la escena: Ricardo Darín y Belén Rueda. Ayer, martes 5 de noviembre, ofrecieron una jugosa rueda de prensa en el Salón Cervantes de Casa de América, en Madrid. Fue un encuentro plagado de momentos divertidos, donde el actor argentino obsequió a los presentes con un derroche de la elegancia e ironía que tanto le han servido para consagrarse, indiscutiblemente, como uno de los mejores actores de habla hispana de las últimas décadas. El director rompía el hielo con evidente complicidad:

Patxi Amezcua: Hola, Ricardo. ¿Cómo estás? Bienvenido a España.

Ricardo Darín: Gracias.

P.A: Nos alegramos mucho de que hayas venido. (A los medios) Pues nada… poco que decir. En las entrevistas hemos estado comentando cómo surge este proyecto. Yo tenía un gran interés en conocer Argentina. Esto es cierto, y este proyecto me dio la oportunidad de conocer Buenos Aires. La película surge como un juego que hemos hablado muchas veces, en estas ruedas de prensa y estas entrevistas. Un juego que yo hacía con mis hijos, que empezó medio en broma, medio en serio. Todo ha acabado con este proyecto que tenemos ahora entre manos y que nos tiene tan ilusionados. En Argentina ha ido fenomenal, hemos tenido casi un millón de espectadores, y ahora venimos con el deseo de que la película también funcione aquí, en España. Estamos deseando que se estrene y que el público la disfrute.

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R.D: No tengo mucho para agregar. Nuestro trabajo, el de los actores, queda plasmado ahí, para bien o para mal. Este es un proyecto que me entusiasmó desde un principio en lo personal porque me ofrecía la oportunidad de hacer un trabajo distinto: recrear la historia de un señor que enloquece en el transcurso de 12, 14, 16 horas en un mismo día con una situación absolutamente inesperada, que es la desaparición de sus hijos. Sabía que, de alguna forma, me comprometía emocional y físicamente. Fue un rodaje fantástico. Tuvimos la suerte de contar con un equipo con el que nos entendimos muchísimo desde el principio. Coincidimos en casi todo, salvo en las cosas en que no coincidimos. Y la gran ventaja de poder compartir esta historia, esta película, con Belén, una actriz a la que admiro muchísimo por muchos de sus trabajos y a la que ahora admiro muchísimo más por su calidad humana, por cómo es. No lo digo yo, lo acredita todo el equipo que se ha formado en Buenos Aires y que no hacen más que hablar maravillas de ella quienes no la conocían y hoy adoran. Fue un placer trabajar con Patxi, con la producción. Estuvimos todo el tiempo en contacto, en comunicación, tratando de buscar siempre lo mejor, pensando y repensando cada una de las distintas situaciones y de los matices y sutilezas que van modificando esta historia. Tuvimos el placer de que en Argentina, como decía Patxi, ha tenido una aceptación fenomenal. Espero que sea del gusto de la audiencia en España y allá vamos. Gracias por estar acá.

Belén Rueda: Muchos de los que estáis aquí nos habéis hecho entrevistas y la pregunta del millón es: ¿cómo ha sido trabajar con Ricardo? Y la segunda pregunta del millón era: ¿por qué elegimos este guión? Aparte de todo lo que ha dicho Ricardo, desde que llegó el guión Patxi me dijo desde el principio: siempre que quieras, me puedes llamar para cualquier consulta, para cualquier cambio o cualquier cosa que te apetezca hablar. Esa fue su muerte, porque le di un coñazo… (Risas) Es muy bueno cuando el director te permite eso desde el principio, porque este guión tiene una premisa y un inicio muy bueno, con un desencadenante de una historia muy cotidiana que se convierte en un infierno para una pareja. Tiene un final también muy potente pero, entre medias, había una fuerza, un abanico de colores para los personajes que llenan la historia.

Me gustó y fue para mí un reto el hecho de interpretar a una madre que, tras la desaparición de sus hijos, tiene un comportamiento que quizás no sería el habitual en el 90% de las mujeres. De hecho, cuando estábamos grabando me costaba no agarrar de la solapa y matar a Ricardo –a Ricardo no, a Sebastián-, cuando yo le digo: cuidado con los niños, es un juego peligroso. En ese momento, incluso cuando estábamos rodando, le agarré de la solapa y le dije: ¿dónde están mis hijos? Y vino Patxi corriendo para decirme: ¡no!, así no. Ya lo habíamos hablado antes, pero es esa cosa que te sale muy de madre. A veces nos preguntáis si ponemos algo de nosotros mismos en los personajes. Pues sí, ponemos algo de lo nuestro, aunque intentamos crear una personalidad diferente. Y es una madre que está en un segundo plano y que está muy contenida y, en un tanto por ciento de los casos, normalmente se reaccionaría de una forma más explícita, utilizando todos los sentimientos y la angustia que sientes.

Y qué os voy a decir de Ricardo… Haciendo la promoción de la película, me preguntaban: ¿a Ricardo se le quiere en Italia? Y yo respondí: ¡mucho más que aquí! (Risas) Es cierto que aquí, en todos sus trabajos, es un actor muy respetado pero todos los que han trabajado con él en España, que son muchos, me decían: ya verás qué maravilla trabajar con él, y eso era muy importante en esta historia. Tenía que ser creíble esa pareja que tenía un pasado, en la que había una gran complicidad entre ellos y que ahora pasan por un mal momento. Pero era importante que entre los actores también existiera esa complicidad porque, si no, no traspasas la pantalla. Creo que eso se da tan por hecho mientras ves la película que es un punto a ganar. Que la disfrutéis, los que la veáis, y no contéis el final.

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Tras las presentaciones individuales, llegó la ronda de preguntas, donde Patxi Amezcua fue preguntado la posible contención y dosificación que ha pretendido en su dirección de actores frente a dos bestias desatadas de la escena (Darín y Rueda). A su vez, a los actores se les formuló si el género de suspense es el perfil con el que más cómodos se sienten.

P.A: Al ser una película de suspense, quería huir del lado terror, que puede plantear un concepto de este estilo, y del lado melodramático. Es una historia con unos elementos que pueden llevarte a ese lado melodramático. Yo quería ir por el carril del suspense y de la intriga, y por eso los personajes debían tener un elemento de contención. No podían verse desbordados por los sentimientos ni ponerse a llorar amargamente. Quería huir de ese lado más lacrimógeno que podía tener esta historia porque me gusta más ese estilo de interpretación más contenida. Ellos son grandes actores y yo realmente no tenía que sujetarlos porque anteriormente lo hablamos y estábamos de acuerdo en el tipo de interpretación que buscábamos con este proyecto.

R.D: De cualquier forma, como suele ocurrir en estos casos, y a pesar de los acuerdos previstos, cuando uno tiene la oportunidad de hacer un trabajo en orden cronológico, está más a cargo del in crescendo, de la desesperación, de la angustia y demás. Cuando, por razones de locación o de plan de rodaje, te ves obligado a acometer sobre distintos puntos de la historia y que no necesariamente tienen que respetar un orden cronológico, tienes que buscar un poco más y un poco menos de aquí y allá para que el director y el editor, en este caso, tengan la oportunidad de regular y de darle, lo que llamamos, la última cocción al trabajo. Es decir, una vez que ya se encuentran en la etapa de montaje, tener mínimamente un par de herramientas más para poder terminar de diseñar ese arco de la desesperación. Eso es, más o menos, lo que hemos intentado hacer. Por otra parte, lo difícil es no caer siempre en el mismo punto de desesperación, teniendo en cuenta que los dos personajes se ven obligados a sospechar de todo cuanto se les cruce. Estábamos obligados a controlar bien ese punto de la historia: toda vez que sospeche y no consiga el resultado esperado, volver a un punto concreto donde su cabeza no para de trabajar. En fin, ese es el trabajo más fino que se puede hacer.

Tras unos segundos en silencio, salió a relucir su vertiente más cómica:

R.D: Yo veo que estuve muy bien en lo que dije. (Risas) No sé por qué no aplaudís… (Risas)

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Reconozco que a mí lo que me moviliza desde el principio con respecto a un proyecto es adivinar cómo está construida una historia. Es decir, si llega a atraparme, a conmoverme, a interesarme. Después, el género es un análisis que puede venir posteriormente. Nos gusta que nos cuenten un cuento bien contado, como cuando éramos niños. Si el cuento me lo cuentan bien contado, ya estoy volcado hacia ese lado.

B.R: Es curioso porque durante años me han dicho: ¿cómo vas a hacer drama si tú solo haces comedia? Y ahora es: ¿cómo vas a hacer comedia si solo haces drama? Yo creo que con los personajes que hagas, gracias al equipo y el resultado de una película como la que hemos conseguido, debes convencer a la gente de que eso es lo único que puedes hacer. Y creo que eso es algo bueno.

Le preguntaron a Ricardo si el esfuerzo físico, al subir y bajar tantas escaleras, fue tan duro como el psicológico. Su respuesta fue de un sarcasmo antológico. Así mismo, se le pidió al equipo que analizara el contexto de secuestros y robos exprés que se plantea en esta película.

R.D: El compromiso con el trabajo es tanto físico como emocional. Era difícil, de cualquier forma, todo ello. De todos modos, creo que lo hemos cubierto bien. En eso opera muchísimo el acuerdo y el seguimiento con el director. El mano a mano en cada toma, en cada escena, en cada secuencia, porque es él quien regula los decibelios. Para las escenas de esfuerzo físico conté con un doble. Lo quise traer aquí, a esta conferencia, pero en estos momentos está siendo también el doble de Robert de Niro, así que no he podido contar con él pero le mando un abrazo muy grande. Es un buen muchacho. En estos momentos, está muy dolido de las rodillas de tanto subir y bajar escaleras. Está muy bien.

(Sobre los secuestros) Esto es una historia de ficción. Todos estamos golpeados por ese tipo de tics de la realidad, de la actualidad. De todos modos, creo que es mucho más inverosímil lo que ocurre en esta historia. A mí me golpea mucho más. Belén y yo llegamos a una conclusión: pareciera ser que esta es la historia de la desesperación de dos personas con respecto a sus hijos, uno por un motivo y otro por otro. Es una historia de ficción, no lo relaciono para nada con la realidad, porque esta siempre supera a la ficción, tristemente. […] Los personajes están parados en la actualidad y en la realidad, se mueven como tales. Las referencias concretas que hay accesorias en la historia tienen posibles relaciones con la realidad, pero esta es inventada por la ficción, en este caso. Se alimenta de lo que es el inconsciente colectivo pero tampoco creo que proponga un juego en el que especule demasiado. Las comparaciones son inevitables pero no era lo perseguido.

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P.A: Esta es una historia que ocurre en Buenos Aires, en Argentina, pero que podría ocurrir perfectamente en Madrid, en Barcelona, en Nueva York, en cualquier gran ciudad. Este tipo de situaciones pueden ser creíbles. Aquí partimos de un hecho que puede tener paralelismos con otro tipo de casos que se han producido y que se pueden llegar a producir y que hacen que la historia pueda ser creíble. Tiene referentes reales, similares o parecidos. Siempre tratas de contextualizar tus historias en la realidad que nos rodea e intentas reflejar ese acercamiento.

Una de las compañeras le señalaba a Ricardo Darín cómo era capaz de tener los pies en la tierra tras haberse convertido, hablando de géneros, en uno por sí mismo. De igual modo, le pidió reflexionar sobre el estilo de vida que ofrece en su día a día al margen de personajes.

R.D: Respecto al género, lo voy a asociar con algo que dijo Belén hace un rato: son cosas que se van dando y que, al cabo de un tiempo, podemos concluir que ha habido una tendencia en los últimos años. Por ejemplo, hacer 4 o 5 abogados seguidos con características distintas. Puede ser que lo que esté diciendo es una locura, pero los americanos utilizan al viejo detective o al policía como elemento personaje pívot en las historias de intriga o de suspense, como queramos llamarlas.

(Suena un teléfono en la sala) Vamos a esperar a que atienda para poder seguir con esta charla tan amena. Gracias. (Ironía) Nuestras latitudes, en relación con las fuerzas policiales, nos inhiben a creer en los policías mayores, pero parece ser que todos esos personajes que estén bordeando o rodeando a la justicia, en sus diferentes características, nos ayudan a construir historias de este tipo.

La misma compañera matizó que no se refería a la elección del género cinematográfico, sino al propio Darín como género de atracción e interés en sí mismo. El argentino volvió a responder arrancando las risas de los presentes:

R.D: Ah, bueno, muchas gracias. Ahora entiendo. Te lo agradezco. Sigamos en línea privada, por favor. Me da un poco de pudor hablar de mis intimidades. Gracias. Los pies en la tierra los tengo porque soy así. Ya no voy a poder cambiar ni quiero. […] En las grandes ciudades, todos estamos condicionados a vivir a un ritmo que no es el propio, sino el que nos marca las reglas generales. Hay tránsito, hay manifestaciones, hay esto y lo otro. Es una carrera de obstáculos, lo que termina repercutiendo en nuestras personalidades y cuando llegamos a casa no descansamos: nos desmayamos. Yo trato de ir para el otro lado, para la otra dirección. Trato de tener una vida más relajada, más pausada, para no caer en los picos de estrés en los que vemos que este personaje, lamentablemente, cae. Gracias por piropo inicial. No lo olvidaré.

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