Rocks in my Pockets (Signe Baumane)

Rocks in my Pockets

Rocks in my pockets es a todas luces una película inusual. El primer largometraje como directora de la letona afincada en Nueva York Signe Baumane es un largo monólogo autobiográfico, que nos lleva a través de las historias personales de cinco mujeres de su familia, incluida ella misma, que sufrieron episodios de enfermedad mental. Sus primeras líneas de guión, comentando con una ligereza perturbadora los pros y contras de diferentes métodos de suicidio, dan idea de lo que nos espera a lo largo de toda la cinta; un humor negro que oculta una realidad terrible.

Utilizando distintas técnicas de animación y un estilo de dibujo sobrio y esquemático, aunque no exento de representaciones visuales muy imaginativas, Baumane conduce al espectador a través de un viaje introspectivo como pocas veces se ha visto. Su narración, desenfadada y llena de ironía, representa una búsqueda exhaustiva de respuestas que poco a poco va destapando su propia angustia vital. Y si de algo no queda duda tras ver esta película, es que es una cinta profundamente personal, y en cada frase de la misma hay plasmados años de sufrimiento e incertidumbre.

Rocks in my Pockets

Se ha dicho de ella que es triste y deprimente. Razones no faltan, desde luego: su tema principal es precisamente la depresión, y toda ella es un catálogo de personajes que sucumbieron a ella o transformaron sus frustraciones en locura, de finales trágicos y de momentos en los que se contempla el suicidio como opción para acabar con el dolor que rodea la vida de Baumane (las piedras en los bolsillos a las que alude el título). Y en ocasiones transmite una desazón terrible, siempre a través de un tono humorístico muy bien medido para no caer en excesos ni comprometer la perspectiva. Pero curiosamente, la sensación que me dio fue radicalmente distinta. De hecho, si tuviera que definir la experiencia de Rocks in my pockets en una palabra, probablemente diría que es terapéutica. Una catarsis necesaria, precisamente, para combatir la angustia enquistada en la mente de Baumane. Al final de la película, la sensación que transmite es más liberadora que deprimente o fatalista. Y en mi opinión, es esto lo que su directora quería transmitir.

La mayor virtud de esta película es sin duda su, como poco, impresionante capacidad para comunicar y crear empatía, tanto por el cuidadísimo discurso, en el que no sobra ni una coma, como por la representación gráfica, de interpretación clara pero aún así libre y creativa. Sin embargo ese buen hacer se ve algo lastrado por la voz en off de la propia Baumane, que en ocasiones resulta incluso algo irritante. Queda claro que su labor tanto en guión como en dibujo es muy expresiva, pero por desgracia no puede decirse lo mismo de su interpretación. En no pocas ocasiones su énfasis queda fuera de lugar, haciendo que frases por otro lado cargadas de sinceridad suenen falsas. En cualquier caso, eso no supone ningún obstáculo para que el filme alcance en multitud de pequeños momentos de lucidez la habilidad de trascender y transmitir emociones muy intensas. En general todo el último cuarto de hora de esta cinta es un prodigio, una representación tremendamente lúcida de la desesperación y el dolor de Signe («Un globo vacío por dentro, pero recubierto de cuchillas que desgarran mi alma»), y que termina ofreciendo una larga conclusión sobre su propia vida, miedos y expectativas, revelando la razón de ser de esta película y construyendo un cierre como poco magistral.

Rocks in my Pockets

De hecho, otro pero que se le podría poner a esta cinta es su gran descompensación. Si bien la narración es capaz de transmitir emociones en cualquier momento de la historia, no lo hace con tanta fuerza, o por lo menos no con tanta regularidad, como en la fase final; debido tal vez a que en el resto de la cinta Baumane no habla de sí misma directamente sino a través de las vivencias de otras mujeres de su familia. Esta circunstancia, potenciada probablemente por la falta de experiencia de la autora en este formato, da pie a una estructura irregular, con graves cambios de ritmo y un cierto tono inevitablemente distante y contraproducente en la ligereza con la que trata los episodios de frustración y suicidio en sus familiares, comparado con el énfasis para explicar su propia situación. A pesar de eso, durante todo el metraje se dan secuencias inspiradas en las que la evocación es muy efectiva, en especial en la primera historia, tratada con más mimo y mayor nivel de detalle.

En cualquier caso, los aciertos de Rocks in my pockets pesan mucho más que sus fallos en el cómputo global. La primera incursión de Baumane en el largometraje es una obra inusualmente ambiciosa en su concepto, una cinta inequívocamente personal y con una ejecución sin duda muy meritoria. Su representación visual resulta además sorprendente, con un dominio de recursos que le lleva a crear atmósferas opresivas con gran facilidad, y un uso de la metáfora y de la descripción poética tremendamente lúcido. No es perfecta, desde luego, y en cierto modo se nota su falta de habituación con el formato, pero como debut es casi inapelable y pone el listón muy alto de cara a sus proyectos en el futuro.

Rocks in my Pockets

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