Bricks (Quentin Ravelli)

ladrillo.

Del dim. del ant. *ladre, del lat. later, -ĕris.

  1. m. Masa de arcilla, en forma de paralelepípedo rectangular, que, después de cocida, sirve para construir muros, solar habitaciones, etc.
  2. m. Elemento de construcción semejante a un ladrillo hecho de otra materia.
  3. m. Labor en forma de ladrillo que tienen algunos tejidos.
  4. m. coloq. Cosa pesada o aburrida.

La película de Quentin Ravelli comienza con la impresionante imagen de un cementerio de ladrillos, el símbolo de la burbuja inmobiliaria en España. Una masa de arcilla que ha sido utilizada durante años para la especulación es el objeto utilizado por el director para unir diferentes historias que hablan del pasado reciente de este país. Siguiendo la vida del ladrillo nos encontramos con tres protagonistas en la película: una fábrica de ladrillos, la ciudad de Valdeluz y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid. Sería ridículo pensar que un simple objeto inerte tiene la culpa de la situación política que sufre el país. El verdadero culpable es la producción anárquica del sistema, que comenzó a construir por encima de la demanda. Después para seguir incrementando sus ganancias, comenzó la especulación provocando un continuo aumento de los precios, hasta que los ladrones terminaron de llenarse los bolsillos —no por falta de ganas de seguir robando, sino porque ya no quedaba nada más que robar— y entonces el país entro en una crisis que solo ha afectado a aquellos que no hemos robado nada del pastel.

Las diferentes historias se van alternando, construyendo un boceto general de la realidad española. Por un lado, la fábrica de ladrillos, que ha tenido que parar casi toda su producción, no porque no fueran competitivos sino porque no existía demanda alguna. Por otro lado, encontramos al alcalde de Valdeluz un pueblo que se construyó en pleno boom especulativo, pero que después quedo abandonado con la llegada de la crisis, con la mayoría de planes irrealizados y un gran número de viviendas vacías. Por último, encontramos a la PAH que se enfrenta a los desahucios y ayuda las familias afectadas a encontrar una solución ante la inminente llamada del banco y la policía para que abandonen su casa. El ladrillo ya no vale “nada” por lo que la fábrica ha dejado de producir, hay miles de casas vacías que nadie quiere y al mismo tiempo hay miles de familias que son echadas de sus casas y a las que no se les da un lugar para vivir. Si las casas no valen nada, si hemos rescatado a los bancos con dinero público y hay casas vacías ¿Por qué no se abren esas viviendas a las familias que las necesitan?.

La obra de Ravelli refleja de una forma sencilla la realidad que estamos viviendo. Aunque en muchos ayuntamientos han entrado “gobiernos del cambio” la situación no ha cambiado. Las promesas de estos gobiernos se convirtieron en sugerencias y miles de familias siguen siendo desahuciadas en Madrid y Barcelona. Esta historia no tiene un final, porque nos encontramos ante una historia viva que se está desarrollando. Aún no se ha solucionado el problema y a día de hoy los activistas de la PAH siguen enfrentándose a los bancos y al estado, para conseguir solucionar el problema de miles de familias. Mientras esto sea así seguirán siendo necesarias obras que traten este problema, aunque este se haya tratado en varias ocasiones en el cine. Ravelli intenta partir desde un punto de vista nuevo, centrando su mirada en el ladrillo. Pero quizás, no consigue el efecto buscado, no llegando a cobrar el ladrillo el protagonismo deseado. Posiblemente por el peso de los otros protagonistas, aunque las historias algo irregulares en su importancia, tienen el mismo espacio en la película llegando a agotarse el interés por algunas historias como la del alcalde de Valdeluz.

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