Venecia 2012: Días 4 y 5 de septiembre

Quien diría que, en mitad de un festival como Venecia, la sorpresa la pondría el «enfant terrible» norteamericano por excelencia, Harmony Korine, con su Spring Breakers. Le acompañaron ese mismo día un Oliveira tan personal que parece impersonal y un Bellocchio más blando que de costumbre con su Bella addormentata. Anteriormente, Kim Ki-duk presentó su nuevo trabajo tras el largo periplo inactivo y su resurrección el pasado año con Arirang, Pieta, y Valeria Sarmiento traía Las líneas de Wellington, último trabajo de su difunto marido, Raoul Ruiz, que tampoco desató pasiones, que digamos.

 

Pietà (Kim Ki-duk)

Luis Martínez / El mundo

«Pietà es como el Kim ki-duk anterior pero mucho más “gerúndico” […] De nuevo, vemos a un personaje aislado […] entregado a descubrir los límites de su fracaso. La historia, inspirada dice el director, en la escultura de Miguel Ángel del mismo nombre, quiere imaginarse el mayor de los dolores, la más cruel de las pérdidas. […] pero esta vez con una afán reiterativo, cargante, quizá místico y simplemente desolador. Alguno diría que hasta insufrible. […] Al final, toda la cinta se descubre como una premiosa, larga y reiterativa insistencia en lo mismo, en Kim Ki-duk, en sus augustos y pertinaces gerundios. Con dos gerundios.»

Sergi Sánchez / La razón

«Los italianos se toman muy en serio sus descubrimientos. Es la única forma de explicar los aplausos a la última película de Kim Ki-duk, Pietà […] El cineasta coreano […] vuelve a pisar terreno conocido con esta historia de venganza y amor de madre que, inspirada en la escultura de Miguel Ángel, concentra en sus primeros cinco minutos un suicidio, una masturbación y una mano aplastada en un torno. ¿Lo demás? Eros y Tánatos marcándose un tango con violación pseudo-incestuosa de regalo. Mal rodada y peor contada, Pietà no se merecía ni las buenas tardes.»

 

Las líneas de Wellington (Valeria Sarmiento)

Luis Martínez / El mundo

«Valeria Sarmiento presentó Las líneas de Wellington […] que en realidad es la última película que proyectó Raúl Ruiz antes de su muerte. […] ¿Cómo convertir un trabajo de otro en algo propio y que a la vez recuerde y homenajee al primero? […] Sarmiento, además de mujer de Ruiz, fue la montadora de su cine. […] En su corrección y, digamos, asepsia profesional, la película abandona precisamente las claves del cine del chileno. […] a la propuesta de Sarmiento le falta esa precisión que aportaba Ruiz y que convertía la más pueril y diminuta de las reflexiones en la mayor de las dudas.»

Sergi Sánchez / La razón

«Valeria Sarmiento, la viuda del cineasta chileno, la montadora de muchas de sus películas y la encargada de, quince días después de la muerte de Ruiz […] tomar el relevo y filmar un homenaje póstumo a su marido […] Sobre el papel, Linhas de Wellington parece la perfecta cara B de Misterios de Lisboa, obra maestra de Ruiz […] Pero en la práctica las distancias se agigantan. La severidad y rigidez del conjunto la convierten en algo que Ruiz no hizo nunca: una película académica. […] No hay aquí sofisticación metalingüística sino acumulación folletinesca. No hay interpelación al espectador sino una distancia educada, convencional, de ‹prime time› nocturno, ante unas vidas errantes sobre las que nunca pesa la tensión dramática.»

 

Spring Breakers (Harmony Korine)

Luis Martínez / El mundo

«El guionista de la totémica Kids y director de lo menos reverenciada Gummo andaba desaparecido […] vuelve y lo hace a pleno pulmón. […] De repente, esa edad incierta entre el vacío y la desesperación, entre la infancia y la edad adulta, se antoja el terreno perfecto para construir una brutal y muy divertida invitación al caos. […] No hay moralismos, ni mensajes. Todo es carne cruda. […] Y no es que duela, simplemente desconcierta, que es más suave que el dolor, pero dura más. […] Todo lo que se ve es tan perfectamente irreal, tan desquiciadamente divertido, que acaba por ser la única realidad posible. Tan triste.»

Sergi Sánchez / La razón

«Puede parecer que tamaño delirio difícilmente podía ubicarse en la acostumbrada seriedad de la Sección Oficial de la Mostra veneciana, pero la Prensa agradeció con aplausos la frescura y el descaro de su propuesta estética. […] Spring breakers es un cuento de hadas que testa sus límites, que reinventa sus estereotipos. […] El tono de la película, entre naíf y cínico, no aclara hasta qué punto Harmony Korine juzga o aprueba la ética de ese viaje. […] Lo que está bastante claro es la fascinación que le produce la estética de esa lisérgica ceremonia tribal, los colores ácidos de una subcultura juvenil que experimenta el placer del presente.»

 

Bella Addormentata (Marco Belocchio)

Luis Martínez / El mundo

«Marco Belocchio presentó Bella addormentata (algo así como Bella durmiente), que no es sino una analítica, cerebral y algo imprecisa aproximación a la eutanasia. […] La estrategia […] consiste en convertir la cámara en bisturí con el que diseccionar cada uno de los argumentos, cada una de las posturas, cada una de las motivaciones. […] Bellocchio, siempre a prudente distancia, termina por no encontrar el argumento del drama […] que hace que la historia deje de ser algo ajeno que discurre por la pantalla para transformarse en parte de la retina del espectador. El tema es demasiado importante, demasiado doloroso, demasiado demasiado para que deje indiferente. Y esa amenaza no la termina de exorcizar el director.»

Sergi Sánchez / La razón

«La bella durmiente trata sobre la eutanasia, probablemente el único tema polémico que a Bellocchio le quedaba por quemar. […] Siempre fue un perro rabioso que muerde antes de preguntar, y por eso puede sorprender que La bella durmiente sea tan pudorosa o […] sufra tanto para mojarse. […] La virtud de la película es que no plantea una sola tesis, sino muchas, y es el espectador quien debe escoger la que conecte más con su sistema de valores. […] De la fe fanática al laicismo militante, del socialismo progresista al “berlusconismo” ridículo, el cineasta italiano disecciona con clínico escalpelo el poder y la debilidad de cada opción, de cada psicología, sin caer en vanos sentimentalismos.»

 

Gebo et l’ombre (Manoel de Oliveira)

Luis Martínez / El mundo

«Si además contamos que la jornada se completó con la última película de Manoel de Oliveira, a un paso de cumplir los 104 años, y que la cinta es prácticamente un único plano fijo de hora y media a vueltas con el absurdo de vivir (tal cual) […] El absurdo y la confusión crecían, y Manoel de Oliveira seguía cumpliendo años. Por los siglos de los siglos. El ‹shock›, que según Buadelaire es la experiencia que define la modernidad, había sido demasiado grande. ¿Alguien ha pedido la eutanasia para Disney?»

Sergi Sánchez / La razón

«Es admirable que, a los 104 años, Manoel de Oliveira […] siga en activo. Vio nacer el cine, trabajó en el mudo y ha hecho la transición al digital. Un portento. Eso sí, no siempre está a la altura de su genio: en Gebo y la sombra, fuera de concurso en la Mostra, da la impresión de que la rigidez de su método […] tiene más de pereza que de decisión de puesta en escena. […] Si no fuera por la excepcionalidad de los actores […] y la pertinencia del texto, que lidia con la honestidad de la pobreza y el valor moral de la mentira para preservar la precaria unidad de la familia, dudaríamos de si Gebo y la sombra no la ha filmado Garci.»

 

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