Una lección criminal (Kazuya Shiraishi)

Masaya Kakei es un estudiante universitario bastante sombrío que recibe una carta del asesino en serie Yamato Haimura mientras este está en prisión. Haimura, antiguo dueño de la panadería a la que iba Kakei cuando era joven, ha sido condenado a muerte por nueve asesinatos, pero solo le pide al joven que investigue el último, del que se considera inocente. Es entonces cuando Kakei comienza a investigar el caso mientras en el proceso vemos cómo manipula y absorbe la bondad de las personas, a menudo utilizando escenas retrospectivas para contar la relación entre el condenado a muerte que tiene previsto apelar y el incipiente investigador. Un elemento clave, el del pasado en la historia, porque aparentemente los objetivos de los asesinos son todos jóvenes.

Con un punto sangriento que puede dar un poco de miedo, Una lección criminal es un thriller que destaca en la creación de un personaje complejo o como poco de dos caras: el asesino en serie. En el lado bueno, hasta los vecinos quieren encubrir sus crímenes. En el lado malo, la justicia acusando y juzgando. Entre medias, el día a día de un panadero metódico, honesto y gentil que, por contraste, es un asesino en serie hecho y derecho. Al mismo tiempo, somos testigos de la relación entre los personajes, en general bastante desequilibrados e inestables, que parece demasiado deliberada, aunque entendemos su papel para llevarnos a pensar que tras ciertos sucesos en realidad seguimos sujetos a las maquinaciones del cuidadoso asesino, convirtiendo cada interacción en algo escalofriante.

Destaca la escena con que da comienzo Una lección criminal, tan cautivadora que con eso ya te tiene atrapado durante varios minutos. Sus imágenes, pero también el trabajo de cámara, sin entrar en detalle, funcionan casi como una especie de presentimiento de lo que está por venir. Lamentablemente, no toda la película mantiene el mismo nivel, dejando una trama poco sorprendente y sobre todo algo familiar para los fans del género. Quizá habría necesitado de una mejor estructura para elevar un poco el nivel. En cualquier caso, también cuenta con grandes aciertos como la representación del juego mental de Haimura, cuando Kakei lo va a visitar a prisión, siendo de las escenas más emocionantes, especialmente debido al uso del panel de vidrio que separa a ambos protagonistas, ya que además funciona como reflexión sobre valores que ayudan a las personas a crear su identidad.

Kazuya Shiraishi presenta, como experto en el género, una película con el suficiente suspense como para mantener el interés, destacando sobre todo por la narración morbosa, no solo en lo que se refiere a la investigación, sino sobre todo en lo que se refiere a los muchos personajes y sus complicadas relaciones que se van superponiendo. Esto es, una serie de ideas visuales muy interesantes, como el uso de la cámara lenta, la proyección o el empleo de los escenarios, pero desequilibrada en su conjunto, también por lo larga que resulta. Pero como trabajo de cierta calidad que es, algo queda. A lo largo de los 129 minutos de metraje, podemos ver la relación que existe entre la violencia y la psicología, sobre todo a través de la relación de las víctimas con sus familias, de personajes profundamente desarraigados y que luchan por encajar, pero también al comprender o empatizar con el mal si este es razonado o cuadra dentro de un destino.

Eso sí, si eres una persona sensible a las imágenes duras o la violencia, igual te preocupa lo gráficas que son algunas de las escenas (aunque también puede ser que en alguna de ellas caiga en el ridículo). Pero bueno, si eres capaz de aguantarlas, puede que te alegres de ver este ‹tour de force› de estos actores y sus inquietantes personajes.

Podéis ver Una lección criminal en Filmin:

https://www.filmin.es/pelicula/una-leccion-criminal

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