Tower. A Bright Day (Jagoda Szelc)

Tower. A Bright Day desarrolla en apenas minutos algunas de las ideas que se trasladarán al marco determinado por la debutante Jagoda Szelc, instaurando así las vías articulares de un relato que tanto en la manera de trasladar el conflicto a un terreno donde se sugiere y rubrica en simples estampas, como en la progresión de una atmósfera desentrañada en el desconcierto de ciertas conductas que enrarecen el ambiente, encuentra un estado inaugural en ese plano cenital que sigue, acompañado por la acertada intrusión de su banda sonora, de forma viscosa y tensa el coche que llevará a Kaja, la protagonista, junto al entorno familiar del que llevaba tiempo alejada. Del mismo modo que su apertura impresiona en el tono implementado un inquietante mosaico a través del que concretar la evolución del film, Tower. A Bright Day desliza desde su propio título un sentido que se traslada ya en un desconcertante pantallón en negro donde se imprime un «Basado en acontecimientos futuros» que no hace sino empezar a moldear los cimientos de una obra donde nada es lo que parece. La sugestión de un horror subyacente que únicamente se explicita en esa enrarecida atmósfera inicial, se disipa así ante la consecución de un espacio más propenso al drama percibido desde el reencuentro entre Kaja y Mula, su hermana; y lo hace renunciando por completo a unas formas que, si bien pronto exponen un escenario de tensión que se percibe en un primer, denso e incómodo abrazo, también describen un claro punto de ruptura en la distensión con que Szelc concibe ciertas escenas —como esa conversación desarrollada con naturalidad entre Mula y su familia acerca de Kaja, justo después de haber impuesto unas normas a su hermana a espaldas de todos, en un contexto que esta aceptará—.

La perspectiva de la cineasta se dirige en ese sentido a una concepción que discurre entre el naturalismo y una emocionalidad que se acerca al misticismo que parece bordear la figura de Kaja. Su extraño comportamiento y todo aquello que percibe su hermana de ella, choca de este modo con la visión que posee Mula, constreñida por una realidad ligada en cierta manera a convenciones y a una forma de comprender lo que le rodea, rehuyendo todo aquello que escape a su particular percepción. Szelc aprovecha esa coyuntura para introducir a Kaja como elemento desestabilizador, pero siempre desde los ojos de Mula; así, todo aquello que se sale de su control, es atribuido a una figura ajena, presentada como cuerpo intrusivo, y sólo desposeída de ese carácter en determinados momentos —como en ese paseo donde Mula se encuentra con otro prolongado abrazo por parte de Kaja, y en un espacio donde las memorias y el pasado surgen como forma para desentrañar la relación—. Sin embargo, Tower. A Bright Day no busca tensar el ambiente a través de una confrontación que no se establece como tal, pero mide soterradamente sus pasos en una contienda que se invisibiliza, y que descubre en el resto de personajes una dúctil barrera en la que soportar el vínculo entre Mula y Kaja, otorgándole así una amplitud y desahogo necesarios. La imposibilidad por afrontar realidades distintas y contrapuestas, inhibe un sentimiento que se refleja más en los ritos —esa comunión y su posterior celebración— y formas de hacer frente a un estado —la decisión tomada por Kaja—, y los encamina a un plano que, en cualquier caso, abandona esa realidad formulando un lugar onírico donde su punto final no es otra cosa que un espejo refractario de las consecuencias, aquel capaz de distorsionar una imagen cercana para volver al horror orgánico que nos define.

2 comentarios en «Tower. A Bright Day (Jagoda Szelc)»

  1. Todo esto está muy bien.
    Ahora….(SPOIL):
    ¿Me puede alguien explicar esta película? ¿QUÉ ha querido decir la directora? ¿CUAL es el posible significado del plano final? ¿POR QUÉ es relevante la figura del refugiado? ¿QUÉ son las bombas que se oyen? ¿A qué contexto histórico se hace referencia si es que se hace, presente pasado o fururo? ¿Y la campana?

    Sin florituras lingüísticas sobre la emocionalidad de la pelicula y sus aspectos oníricos, por favor, que todo eso nos ha embaucado a todos. Pero no la llego a ENTENDER, no sé si me explico. Demasiadas elipsis tal vez. Demasiado Netflix.

    1. Sé que sonará a tópico, pero lo cierto es que ante una película que emplea la ambigüedad de ese modo es difícil realizar lecturas en primera instancia (aunque lecturas como el tema familiar o la iglesia —a través del cura, de la no aceptación de la hija al «rito»— puedan otorgar alguna idea). No obstante, y en mi opinión, diría que precisamente es la antítesis de lo que Netflix busca una película como Tower.

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