Marte um (Gabriel Martins)

En un contexto de sobreinformación, donde uno cuenta con múltiples datos y juicios previos sobre cualquier estreno, ver una película sobre la que no sabes nada no es habitual. En esta ocasión, apenas atraído por un título que me suscitó cierta curiosidad y la única referencia curricular de ser el film elegido por Brasil para competir por los Oscars, me adentré en el visionado de este largometraje. Tras verlo, he de decir que he encontrado, casi por casualidad, una joya. Porque Marte um, de Gabriel Martins, es una película excepcional, que probablemente no tenga un estreno comercial en salas españolas ni vaya a arrollar en ninguna plataforma, pero que para mí, es ya una de las grandes del año.

La película nos cuenta, ni más ni menos, que un momento concreto en la vida de una familia de clase media en el Brasil contemporáneo. Quizás no sea decir mucho, no parece un argumento muy revolucionario que nos provoque una sacudida, pero la forma en que este film narra la aventura vital de cada uno de sus protagonistas, unos padres y sus dos hijos, las relaciones entre ellos y sus decisiones conflictos e inseguridades, la convierte en una pieza maestra del cine actual.

La cámara no se limita a seguir las acciones de los personajes, más bien desnuda su alma. A través de largos y poderosos primeros planos, somos testigos de sus anhelos y sentimientos más íntimos y presenciamos cómo la armonía de una familia feliz, se ve azotada por el salto a la madurez, los miedos atenazantes, el dinero, la ruptura de las expectativas, la búsqueda de uno mismo, la situación laboral, el amor… La cámara acompaña a estos personajes como una pluma que los sobrevuela, que los desnuda y que compone secuencias de una belleza y profundidad conmovedoras, que solo un director poseedor de una sensibilidad muy especial puede hacer. A veces me recuerda algo, en la forma de retratar los personajes, a esa obra maestra que es La vida de Adèle (2013) de Abdellatif Keniche. No cabe duda de que Gabriel Martins (casi debutante como realizador de largometrajes) es un alguien a seguir, en la línea de su compatriota Kleber Mendonça Filho.

Todo lo anterior viene necesariamente acompañado de las naturalistas y estremecedoras actuaciones de unos actores que, más que interpretar, son, que más que aparecer, están. El padre, a quien da vida Calos Francisco, un buen hombre pero tradicional en sus convicciones, debe soportar embestidas vitales que no esperaba. La madre, interpretada por Rejane Faria, no solo lleva el peso del día a día familiar, sino también el de la culpa por lo malo que pueda suceder a su alrededor, en un personaje en parte fruto de la tradición del realismo mágico que la actriz compone con desgarro e intensidad. La hija, que interpreta la bellísima Camilla Damiao, hace una actuación naturalista, espontánea y fresca, pero con mucha profundidad y carga emocional. Por último el hijo pequeño, encarnado por Cicero Lucas, se pone en la piel de un personaje ambiguo, que soporta el peso de unas expectativas, incompatibles con sus verdaderas inquietudes. Todos ellos conforman un retablo muy bien ensamblado a un guion sin fisura alguna, lleno de matices y de acabado redondo.

Una obra excelsa, capaz de conjugar un descarnado realismo social, con belleza y poesía. Plagada de secuencias conmovedoras, con una música espléndida que refuerza algunos de sus mejores momentos, como la vida misma, unos ratos hace reír y en otros conmueve. Si el objetivo último del arte cinematográfico es transmitir emoción, Marte um es una buena muestra de ello.

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