Líbranos del mal (Scott Derrickson)

Bajo el siempre dudoso telón de «Basado en hechos reales», Scott Derrickson nos presenta con Líbranos del mal (Deliver Us From Evil) la historia de un policía de Nueva York que se mete de lleno en la investigación de diversos crímenes que parecen tener que ver con posesiones demoníacas, y que se retoman a un día cualquiera de Irak en el año 2010, cuando tres marines estadounidenses alcanzan una cueva antes de que los gritos hagan acto de presencia y la cámara acabe por desconectarse; recurso fácil de este tipo de películas, pero aquí nos sumerge de lleno en una trama cuya virtud consiste en exponer claramente sus bazas desde el comienzo.

Derrickson ya había dirigido cuatro filmes hasta este último trabajo. Dejando de lado su ópera prima, Hellraiser V: Inferno, más desconocida, y el encargo del remake de Ultimátum a la Tierra, el realizador estadounidense recolectó opiniones de lo más variadas con sus dos películas más reconocidas. Por un lado, El exorcismo de Emily Rose, basada en el caso real de una chica a la que declararon poseída, una cinta que destacaba negativamente por su irregularidad pero que en el plano meramente de terror ofrecía algunas imágenes realmente sorprendentes. Más reciente tenemos Sinister, obra que a un servidor le resultó satisfactoria por conseguir contar y finalizar una historia que provoca pavor sin entrar en el terreno de lo demasiado increíble, pese a que tampoco se pueda catalogar como una película absolutamente satisfactoria.

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Siguiendo la línea de este último proyecto, en Líbranos del mal también se nos ofrece como protagonista a un padre de familia cuyo trabajo absorbe en demasía su vida, hasta tal punto que en cierta manera acaba por desatender a su mujer e hija. Éstas, por otra parte, tampoco tienen un excesivo peso en la obra al menos hasta los minutos finales. Pero a partir de aquí tampoco se deja demasiado lugar a la comparación entre ambos trabajos, sobre todo por la simple razón de que mientras en Sinister el protagonista claramente buscaba el terror, en el caso del policía Ralph Sarchie, interpretado por Eric Bana, los fenómenos paranormales le llegan casi por casualidad.

La película apenas logra desembarazarse de esa idea preconcebida de película de terror que desgraciadamente ha hecho acto de presencia en muchas obras de este género durante los últimos años: la necesidad imperiosa de transmitir al espectador ciertos aspectos sentimentales del protagonista (compañeros, familia, pasado), ciertas conversaciones y escenas un tanto edulcoradas que no pegan nada con el carácter de la película, una extraña mezcla con el thriller policíaco, los típicos “sustillos” para sorprender al espectador que en esta ocasión son ineficaces en un 90% o los experimentos con la música, que aquí esta vez no es tan exagerado como en otras producciones y que incluso nos da la oportunidad de escuchar a The Doors (un poco gratuitamente, eso sí), pero que por momentos se torna en la típica BSO “hanszimmeriana” (ya se sabe, el BRRROOOOMM y demás efectos).

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Con todo, lo que nos queda en Líbranos del mal es un producto que cumple bastante bien con la labor de entretenimiento que primariamente se le sobreentiende a este tipo de obras. A partir de ahí, lo cierto es que Derrickson ha bajado un peldaño respecto a las múltiples virtudes que atesoraba su anterior filme, que en buena parte estaban motivados por una historia atractiva, bien hilada y con un final a la altura. En este nuevo trabajo, si bien la introducción está gratamente construida y logra implicar a sus receptores desde el comienzo, pronto se desvía hacia otros menesteres y ni siquiera un final interesante pero exageradamente alargado logra paliar la impresión de que estamos ante una película aceptable en su conjunto pero bastante por debajo de las expectativas que algunos manteníamos.

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