La alternativa | Reconstruyendo Utøya (Carl Javér)

La nueva película del documentalista noruego Carl Javér explora, a través de los testimonios de cuatro supervivientes, la masacre cometida por Anders Breivik el 22 de julio de 2011 en el islote de Utøya, en la que fallecieron 69 personas, sumando a las 8 víctimas de una explosión anterior. Rakel, Mohammed, Jenny y Torje estaban entre los muchos jóvenes presentes aquel día y narran su versión del suceso en esta mezcla de documental y reconstrucción ficcionada en la que tienen la oportunidad de utilizar a un grupo de actores para representar lo que vivieron en un escenario.

La idea de Reconstruyendo Utøya es ciertamente creativa e interesante, pues permite explorar cinematográficamente el horror de la matanza de una forma que se siente respetuosa con los supervivientes, ya que son ellos quienes eligen cómo se hace y deciden cómo utilizar los elementos que tienen a su disposición. A través de los actores y el material, crean escenas que les recuerdan a lo que vivieron, sirviendo de la misma manera para contar sus historias a un público y, en cierto modo, como terapia y reminiscencia de aquel día fatídico.

Por ello es algo difícil desmarcarse del componente más inmediatamente visceral y criticar esta película, pero lamentablemente hay un nivel básico en el que no logra funcionar. En la que supuestamente es una reconstrucción de los hechos que pretende proporcionar al espectador un entendimiento de lo que ocurrió y lo que se vivió allí, se encuentra en realidad un experimento representativo que funciona muy a medias y cuya fuerza sigue estando mayoritariamente en el relato, no en la forma de mostrarlo. Por decirlo de otra manera, siento que lo que es más relevante e impactante no es la reconstrucción en sí, sino la idea detrás de ello, que refleja por sí sola una situación emocional. Es por eso que cuando veo Reconstruyendo Utøya me encuentro con una iniciativa por la que siento muchísimo respeto, pero que no logra capturar nada reseñable con su escenificación, a pesar de sus empeños.

Tal vez sea ésa su intención, la de retratar la experiencia de representar un suceso tan atroz por parte tanto de los supervivientes como de los intérpretes, como refleja el enfoque global de la cinta, pero si es así creo que queda algo coja, que podría haberlo transmitido de una forma algo más eficaz si hubiese logrado trasladar la emoción de los eventos al escenario. Es en ese punto donde me falla la inmersión en una obra que por otro lado es capaz de captar con extrema lucidez lo que sucedió aquel día, pero no a través de los actores y las líneas dibujadas en el suelo, sino de las palabras, de la forma de verbalizar lo que sucedió por parte de las víctimas, y de una forma más abstracta, de la necesidad de ser fiel a cada detalle porque refleja lo vivos que están esos recuerdos en esas personas, siete años después del suceso. También de la empatía que sienten los intérpretes y sus dudas al asumir sus papeles.

Probablemente mi comentario tenga un tono más negativo del que quiero transmitir, porque no puedo negar que Reconstruyendo Utøya me ha resultado emocionante y perturbadora. Simplemente creo que esto no ha sucedido del todo de la forma que pretendía la película, solamente mediante algunos de sus mecanismos, y tal vez de una forma más conceptual que puramente representativa. Los momentos que realmente me generan empatía y me hielan la sangre son los relativos a la narración pura de los hechos, y eso es algo que funciona mejor en boca de las víctimas y sus descripciones que viendo a actores escenificar sus palabras. Es la forma en que verbalizan su terror, su confusión y su tristeza lo que me conmueve. Y en ese punto el problema es que tal vez no hacía falta ver todas estas escenas en las que los actores recrean visualmente estos momentos. No era necesario porque es en todo caso siempre el testimonio y la experiencia personal de los implicados lo que resuena, y porque la importancia de la vuelta de tuerca que propone esta cinta no está en el cómo sino en el qué y en el por qué; es decir, es el acto mismo de representar, no la representación, lo que cuenta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *