Festival de Sevilla 2019: del pasado, el presente y el futuro

El pasado tuvo una relevancia más que notable en la 16ª edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla a través de sus distintas retrospectivas. Tal era el caso de la dedicada al homenajeado Pere Portabella. La proyección del debut en el largometraje de ficción de Carlos Saura producida por él —la extraordinaria Los golfos (1960)— demostraba una vez más la importancia que para este certamen tiene el legado del cine europeo para contextualizar la situación actual de la cinematografía continental y su trayectoria. En este caso además como pionero del neorrealismo en España que compitió en sección oficial de Cannes el mismo año que ganaba La dolce vita de Fellini. Más actual se sentían los títulos programados dentro de Melodías excéntricas, una recopilación de acercamientos al musical por cineastas tan diversas como Chantal Akerman (Golden Eighties, 1986) o Márta Mészáros (Don’t Cry, Pretty Girls!, 1970), que presentaban propuestas muy diferentes en la integración de la música en sus producciones desde la autoconsciencia anacrónica y exceso melodramático o el uso como ambientación, creación de atmósfera y definición del tono emocional de su protagonista.

Y como regalo póstumo del desaparecido director polaco Andrzej Zulawski nos llegó Bird Talk, un film basado en guión suyo que ha llevado a la pantalla su hijo Xawery Żuławski en una mezcla entre adaptación y homenaje. En sus imágenes se podía encontrar por momentos el espectro de su padre en el manejo exagerado y desquiciado de sus personajes y el desarrollo dramático, el uso de gran angular y una descripción escénica completamente despreocupada.

Y ya en el presente, después de la magnífica A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence (2014), Roy Andersson ha vuelto con About Endlessness [trailer], una nueva demostración de su virtuosismo estético, composición basada en la profundidad de campo y su particular humor, mucho más reflexiva y menos cómica, pero siempre acertada en su disección de lo absurdo de la existencia y las relaciones humanas. Una de las cintas más arriesgadas era Space Dogs (Elsa Kremser, Levin Peter), cuyo concepto se fundamenta en un fino hilo discursivo que sostiene todo su peculiar concepto, mezclando material de archivo con las grabaciones de los perros callejeros de Moscú y creando un mito ante nuestros ojos según avanza su narración. Igual de desigual ha resultado La Gomera [trailer], donde Corneliu Porumboiu juega a recrear el film noir repleto de referencias cinéfilas y juegos narrativos que no consiguen desviar la atención de un dispositivo formal extremadamente lúdico pero convencional en el fondo. Werner Herzog y su afinada crítica sobre la sociedad japonesa impregna cada escena de Family Romance, LLC [trailer], con una perspectiva de realismo documental a través de la que construye todo un estudio de las relaciones afectivas y las expectativas sociales y familiares en Japón.

La que desde luego se llevó la palma de obra autoral europea de aspiraciones eclécticas e hiperesteticistas con los peores tics del cine festivalero fue Psychosia (Marie Grahtø Sørensen), con una inexplicable incoherencia —siendo benévolo— entre sus intenciones y su representación visual que deriva en mensajes contradictorios, por no decir peligrosos, en su forma de resolver sus intereses temáticos alrededor de la salud mental y el suicidio.

Promesa de futuro de una cineasta con mirada única es la que confirma Arima (Jaione Camborda, trailer) con una directora que plantea su narración como enigma al espectador y un juego de espejos entre sus protagonistas. Ivana Mladenovic se expone más que nunca protagonizando Ivana The Terrible [trailer] —y socavando incansablemente los límites entre la ficción y la realidad— con una película de autenticidad naturalista desconcertante, repleta de ironía y elementos de metaficción sobre su propia biografía, orígenes y relaciones personales. Otros títulos clave fueron el nuevo largometraje de Justine Triet (Sibyl, trailer) con su fragmentación a través de un montaje coherente con su aproximación metanarrativa al psicodrama. También la sátira de ciencia ficción Little Joe (Jessica Hausner, trailer) presentaba una rigurosa fotografía al servicio de un elaborado entramado temático que propone una enmienda a la totalidad de la mercantilización de las emociones y la fragilidad de los vínculos en el neoliberalismo con una hilarante instrumentalización simbólica de los tópicos de la maternidad y la paternidad. Y para acabar la más densa y radical en su compromiso con la palabra filmada fue Danses Macabres, Skeletons, and Other Fantasies (Pierre Léon, Rita Azevedo Gomes, Jean-Louis Schefer, trailer), toda una clase magistral sobre la naturaleza de la imagen y su influencia en nuestra percepción del mundo que trasciende lo cinematográfico, aunque deje ver sus propias debilidades en el proceso.

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