Entrevista a Uberto Pasolini, director de Nunca es demasiado tarde

Un tipo que se dedica a contactar con los familiares y/o amigos de las personas del sur de Londres que mueren en soledad, para que de esa manera aquellos puedan asistir al funeral. Éste es el argumento de Nunca es demasiado tarde (Still Life), película dirigida y escrita por el italiano Uberto Pasolini. El director romano, emparentado con el mítico cineasta Luchino Visconti, se ha acercado hasta la capital de España para promocionar su última película, compartiendo una mesa redonda con Cine Maldito y con nuestros compañeros de Crazy Minds, El Cine en la Sombra, Periodista Digital y EuroXpress.

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¿Cuáles cree que son los grandes problemas del cine europeo?

El problema del cine europeo es que hay muchas películas locales que funcionan bien, como la comedia española en España o la comedia francesa en Francia, pero luego hay un cine un poco más difícil que viaja poco. Hay cuatro o cinco grandes autores, como Almodóvar, Haneke o Ceylan cuyas obras viajan mucho, pero el resto no lo hace. No sé el porqué, pero es cierto que el cine europeo sigue siendo un cine continental, más interesante que lo que pasa con el cine inglés, que mira más para América. Guionistas, actores, directores… Todos quieren tener éxito en EEUU. Mientras tanto, los alemanes, franceses, españoles, etc., miran más a los otros países europeos e incluso fuera del continente.

Pero aun así no despegan…

Sí, pero ése es el resultado de los estudios americanos después de la Segunda Guerra Mundial, todo aquello del Plan Marshall. ¿Se acuerdan de Bienvenido Mr. Marshall? (Risas). Empezó así, en ese momento, y el poder económico marcó el tipo de cine que distribuyó. Pero si vas a Francia, la gente va a ver cine francés. En Alemania pasa lo mismo con su cine, y en Italia también. Quizá vayan a ver películas estúpidas, pero también algún nuevo director. Por ejemplo, en Inglaterra nadie dice “voy a ver el próximo film de Ken Loach”. Nadie piensa así. La crítica es muy positiva, pero si quieres ver a Ken Loach tienes que ir a país, porque en Inglaterra dura una semana en cartel, pero en Francia dura un mes. Entonces, el público europeo está más interesado en el cine europeo que el público inglés. Está claro que podría ser mejor la situación, pero también podría ser peor. En Inglaterra hay cerca del 5% de las entradas que son vendidos por películas inglesas. En Francia llega al 40%. Eso quiere decir que los franceses quieren ver cine francés. También norteamericano, ojo, pero quieren ver a las estrellas francesas, la nueva película de Ozon, por ejemplo, como en España se hace con la nueva de Amenábar. En Inglaterra eso no existe, ¿se va a ver la nueva película de quién? ¿Del tipo que hizo The Queen? No, porque The Queen fue el guión de una persona, la dirección de otro, etc., no es cine de autor, por lo que no hay conexión entre el cine inglés y el público.

Pero las coproducciones europeas están facilitando que haya mayor conocimiento, ¿no?

En Europa hay bastante, existe incluso una organización donde no están los ingleses, por lo que es rarísimo que Inglaterra haga coproducciones. En cambio, si hablas del cine francés, vas a tener dos películas francesas, una con un rumano, otra con un turco, otra con Azerbaiyán, porque es natural, porque el sistema ayuda, porque se dan esas situaciones que permiten trabajar con cine extranjero, y también porque hay interés, la gente va a ver cine diferente.

Me gustaría saber qué significa para usted el título original de su película, Still Life

Como sabrás, Still Life significa muchas cosas. La palabra más importante es life, en el sentido de que habla de la vida y sus diferentes características, como la muerte o la soledad, pero es una película que habla de la vida, en el sentido de cómo cada uno se organiza su vida en la relación con los demás, con el prójimo, si uno quiere ser egoísta o dedicada a los otros, como nuestro personaje principal John May. Y también cómo podemos cambiar la vida, cómo podemos ser menos egoístas, menos presos de nuestro trabajo o familia y pensar más en el vecino: hace tres días que no veo al vecino, cómo se llama, etc. La otra palabra, still, hace mención a que no se mueve, y se refiere a la vida de la gente que murió, pero también a cómo el personaje principal no se ocupa de sí mismo sino de los demás. La traducción sería algo así como “todavía es una vida”, en el sentido de que no tenemos que juzgar la vida de ese tipo porque no sea parecida a la que a nosotros nos gustaría tener. Es una vida llena de los demás, fantástica pero diferente. También significaría algo así como la representación de una vida en fotos, cómo el protagonista entrega una vida a todos los que no la tenían a través de las fotos. El acto de ponerlas en el álbum no es que él se construya una familia, sino de dejar una presencia a esta gente olvidada tras el funeral. En el caso del título español, Nunca es demasiado tarde, es diferente en su significado, pero tiene algo que me gusta mucho y es que se puede leer con diferentes significados: “nunca es demasiado tarde para pensar en los demás” o “nunca es demasiado tarde para ir al funeral de un tipo”, como cuando el personaje trata de hablar por teléfono con el hijo de uno, insistiéndole que todavía no es demasiado tarde para reconectarse, algo que él organiza al final por la hija del vecino, que está muerto, pero la ayuda a concluir un momento de paz, la relación con su padre. Es el momento en que la actriz, antes de poner la tierra encima al féretro, muestra una pequeña sonrisa. Bien, no es demasiado tarde. Tampoco es demasiado tarde para nuestro personaje el descubrir una vida diferente, como por ejemplo tomar chocolate caliente y no el té de siempre, o tomar un whiskey a la esquina de la iglesia. En definitiva, hacer cosas diferentes. Pero es algo mucho más llamativo que lo que sería la traducción literal de Still Life al español. O como sucede en Italia, donde se llama Naturaleza Muerta. No, yo no quiero llamar a la muerte porque no es una película que hable de la muerte, no es mi interés principal, sino cómo se vive.

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Leía el otro día la siguiente frase: “La responsabilidad de todo creador ya no es la búsqueda, sino la defensa de la belleza”. Cuando veo su película, entiendo que puede llegar a cualquier geografía porque se transmite algo tan simple como la humanidad. ¿De dónde viene todo esto?

Viene de una vida de fantástico privilegio que no es de interés alguno para mí. Yo tengo 57 años y como se dice en Inglaterra, with a silver spoon in my mouth, una vida fácil pero no interesante. Lo que me interesa a mí es buscar algo diferente, concretamente vidas más difíciles, con problemas que no me puedo ni imaginar. Por eso leo periódicos, y las películas con las que salgo más contento son las que salieron de una noticia, algo que habla de realidades sociales, económicas, etc., alejada de mi vida. Por eso me fui hace años a Sri Lanka, para comprender cómo una persona puede dejar a su familia, amigos, idioma, por algo que al final no acaba bien. En este momento, cuando leí algo sobre una entrevista con el funcionario que tiene el mismo trabajo que John May, organizando funerales donde no hay nadie, fue una imagen tan fuerte que necesité comprender cómo nuestra necesidad llega a olvidar la gente, no sólo cuando se mueren, sino cuando viven, porque realmente estos personajes viven olvidados, y cómo nosotros aceptamos que esto sea así, aceptamos que nuestro gobierno también acepte estas situaciones. Fue muy interesante, pasé meses y meses viendo el trabajo que hace esa gente en el sur de Londres, donde hay casas vacías de gente que había fallecido sola, funerales, cremaciones… Viendo cómo trabajan y cómo son capaces de entender la importancia humana del trabajo que hacen, de reconocer que las vidas olvidadas no se deben olvidar, la calidad de nuestra sociedad se puede medir por la capacidad de no olvidar a los olvidados… Los olvidados, otra buena película (Risas). El trabajo, cada año que pasa, es más una excusa para descubrir otras vidas que para hacer una película, a descubrir algo. Es cierto que te gustaría que la película tuviera éxito, pero la cosa más importante es el viaje, el descubrimiento, lo que aprendes de la situación en el proceso de realización de la película. En este caso, y sin entrar a hablar del final, quería contar que el tipo necesitaba descubrir cosas diferentes, pero la vida que estaba haciendo cuando lo vemos por primera vez era de enorme generosidad, por lo que era importante para mí que la gente saliera del cine con esta imagen de generosidad.

De hecho, nos presentas a una persona que representa todo lo contrario de ser egocéntrico, y sin embargo se está imaginando todos los días cómo puede ser su funeral, se lo imagina solo. Pero hay una afirmación que dice que “las personas que se imaginan su propio funeral son personas muy egocéntricas”. No sé si quieres que repensemos esta afirmación…

Bueno, la pregunta es si él piensa en su funeral. Hay un momento, después del funeral de la señora con la gata, cuando él se tumba en el féretro. Es un momento de tristeza al ver que él no llegó a conseguir otra gente cerca de la tumba, al contrario que el funeral de al lado donde ve que hay más gente. Tiene entonces un momento de debilidad, y se da fuerza al saber dónde va a estar él, pero no es que esté pensando en él, simplemente es una situación de confort, como estar en su oficina detrás de su mesa, es la solidez de las cosas que conoces y que te dan tranquilidad, como cuando está en el cementerio y mira al sol, se siente a gusto. O como cuando discute del sitio con la hija del vecino. Es una persona sensible. Una de las cosas que me parecen muy importantes de la vida de John May es que, como es tan generoso, no tiene tiempo de pensar en su vida. No está triste por no tener familia, no piensa en lo que le falta, sino que vive su vida como la vive, y eso me parece muy importante, porque si no se juzgaría su vida de manera negativa, ya que lo vemos solo y concentrado en pequeñas cosas, y pensamos “qué vida más triste”. Y no, para nosotros sería triste porque tal vez nos parezca vacía, pero para él está llena de otra gente, otras vidas, de cómo hace su trabajo. Y sobre esa afirmación que comentas, yo creo que es algo natural, no es cuestión de ser egoístas. Claro, si uno piensa si vamos a tener 3, 5 o 10 personas al funeral piensa en un sentido egoísta. Yo no pienso en eso por mí, porque no soy creyente, pero sí por mis hijas, porque me imagino que si vienen tres perros y dos gatos a mi funeral, mis hijas van a sufrir. Entonces, me gustaría pensar que ellas no sufren. Es decir, no quiero pensar si va a ir gente a mi funeral, sino si va a ir gente al funeral de padre de mis hijas. Es algo diferente.

Eddie Marsan es un actor con mucho rodaje en papeles secundarios pero que muy pocas veces ha gozado de un papel protagonista. ¿Por qué pensó en él para encarnar a este personaje?

Ha hecho un trabajo fantástico. Pensé en él porque había trabajado con él en una película de hace diez años que hablaba sobre Napoleón, y tenía un pequeño papel, que con pocas escenas había creado un personaje auténtico, verdadero, humano, que más que un personaje era una persona, con esa capacidad de actuar sin actuar, con gran habilidad comunicativa y sin demostrar cuánto actúa. Lo importante en Nunca es demasiado tarde era que el público se pusiera en su cabeza, lo entendiera sin diálogos, porque también la película consiste mucho en los silencios, así que no quería que el personaje se explicara a través de conversaciones, lo que pasaba por su cabeza tenía que estar claro por lo que él te comunicaba. Así, necesitaba un actor que otorgara esa capacidad de comunicar sin hablar, sin gesticular demasiado, y él tiene un talento fantástico, una técnica fantástica y también una gran generosidad que le permite actuar al servicio de la escena, de la historia y del personaje y no por demostrar lo gran actor que es. El trabajo fue fantástico, de gran detalle, de pequeñas cosas entre una toma y otra. Entonces, es un actor fantástico. Y cambia con la película, no sé si la gente se dio cuenta pero al final parece hasta guapo (Risas). Con pequeñas cosas sutiles es capaz de dar emociones diferentes.

¿Prefieres ser director o productor?

Depende del proyecto. En este caso, no pude pensar en dejar a otro director que escribiera el guión porque quise terminar el viaje hasta el final. Pero tengo otros trabajos en los que estoy feliz de ser productor, donde no tengo el talento o la capacidad de dirigir y no me preocupa, porque son proyectos diferentes. Cuando encuentro una historia como la de Sri Lanka o esta de Nunca es demasiado tarde, lo que se necesita es tener toda la experiencia completa, porque si no faltarían por descubrir cosas de la historia. Como este tema me interesó muchísimo, quise llevarla hasta el final siendo director.

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