Classe de Lutte (Groupe Medvedkine de Besançon)

Classe de Lutte. La mirada desde dentro de la lucha obrera.

Classe de Lutte (Clase de lucha, 1968) es una obra que sobrepasa a lo cinematográfico, va un paso más allá y por eso es necesario contextualizar y conocer los orígenes del proyecto y de sus realizadores, el grupo Medvedkine.

Gracias a la huelga de 1967 en la fábrica Rhodiacéta se gestó el Grupo Medvedkine integrado por Godard, Chris Marker o Mario Marret con el fin de rodar las huelgas de la revolución de 1968 en Francia. El nombre elegido para conformar este grupo no es en absoluto aleatorio ya que rinde homenaje al cineasta soviético Aleksandr Medvedkin (1900-1989) que en la década de los años 30 crea el denominado ‹cine-tren› un cine ambulante que llegó a filmar más de cincuenta películas con el propósito de crear una revolución mediante el arte cinematográfico. No está de más recordar que este cineasta fue contemporáneo de Sergei Eisenstein, una figura que tampoco deja de lado la causa obrera, creando un auténtico precedente al aunar la crítica social y los recursos cinematográfica con su obra La huelga (Strike, 1925) y sus memorables yuxtaposiciones de imágenes que aclaran aún más el mensaje que intenta transmitir el director.

Por lo tanto la iniciativa del Grupo Medvedkine guarda una estrecha relación con ese propósito del ‹cine-tren›, pero en esta ocasión los cineastas ponían a disposición de los obreros los materiales para que transmitieran su realidad y documentaran así las condiciones laborales en las fábricas francesas, algo totalmente separado de lo que significaba la industria cinematográfica del momento.

Como inicio de este activismo Chris Marker crea Classe de Lutte el primer mediometraje del grupo, centrado en la facción de Besançon en la fábrica de relojería y poniendo como eje a Suzanne Zedet militante de la CGT retratando su intento por movilizar al resto de trabajadores de la fábrica con el peso constante de la patronal controlando todos y cada uno de los pasos de esta lucha.

En los aproximadamente 40 minutos de material lo más reseñable son sin duda los testimonios que se suceden de las mujeres trabajadoras, explotadas y ninguneadas, a las que el intrínseco maltrato patriarcal se le suma el maltrato laboral que sufren en la fábrica. A través de esos testimonios se entrelaza además la muestra de fuerza y los métodos de concienciación de la militante Suzanne Zedet.

Esta facción totalmente desligada de lo que suponía la industria del cine no sigue por lo tanto sus esquemas, se dejan de lado la metodología, el estilo de plano u otros medios de producción cinematográfica, en este metraje y en todos los que van a conformar la obra del Grupo Medvedkine lo esencial es el retrato social sin florituras y el uso del cine como un medio, algo que ya reza al iniciar el visionado, en una pared podemos ver escrita toda una declaración de intenciones:

«El cine no es una magia, es una técnica y una ciencia. Una técnica nacida de una ciencia y puesta al servicio de una voluntad: la voluntad de emancipación que tienen los trabajadores».

Gracias a este testimonio fílmico podemos encontrar, además de una importante sección de la Historia del Cine, una documentación esencial y fuente visual de lo que sucedió en las diferentes revoluciones que acompañaron a Mayo del 68, unas obras que forman parte de la historia de la revolución.

Escrito por Lara Ben-Ameur

(Espinof)

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