Between 10 and 12 (Peter Hoogendoorn)

Tiempo

Todos los días contemplamos las horas, en ocasiones nos faltan para llegar a todo, otras veces las vemos pasar sin nada con las que ocuparlas. Pero pasan. Es algo irreversible, nunca las recuperaremos. El tiempo no se va a transformar para un futuro provecho, se destruye a su paso, cae y ocupa el mismo espacio de un recuerdo.

Era importante dejarlo claro para pasar al título que nos ocupa, Between 10 and 12 (Tussen 10 en 12 como título original), que como bien indica, centra su desarrollo en el transcurso de dos horas, entre las 10 y las 12, un día cualquiera para muchos, clave para los implicados en el drama creado por Peter Hoogendoorn. Between 10 and 12 marca esa duración, dos horas, tiempo destruido, que generan un metraje al que recurrir una y otra vez.

El tiempo se convierte en un narrador omnipresente, que vela por la evolución sentimental y reclama la atención total, una forma dependiente de llevar adelante una situación incómoda.

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Energía

Se introduce la llave en el arranque, hay una explosión en el motor que le permite avanzar hacia un destino incierto. Si dos jóvenes tontean y disfrutan de una casa vacía, una llamada a la puerta puede romper el ritmo y hacer que uno madure sin ganas ni intención. El coche policial llegó a su primer destino. La película juega con la plasticidad de los sentimientos, que bajo tensión tienen respuestas totalmente dispares. Si bien los que están en pantalla actúan bajo un shock prematuro, desde el otro lado se percibe una situación que de extraña podría resultar cómica. Hoogendoorn manipula esa plasticidad para limitar el efecto acción-reacción, que si bien la respuesta de la historia implica sólo dos horas de un día, toma su tiempo para generar el drama si una rotura expresa. Así maneja la situación entre los policías, que son observadores natos del evento; la amiga del hijo, que actúa como bisagra, por una mínima implicación con uno de ellos, pero que no se compromete a un diálogo más allá de lo empático; por último están los miembros de la familia que completan el concepto, que somatizan la noticia a un ritmo descompasado por la evolución de este corto viaje y por el peso que tienen frente a un problema.

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Espacio

El director, como se puede observar, juega con los sentimientos que se generan en la película en todo momento. No de un modo intrusivo, pero sí totalmente visual. Between 10 and 12 lleva un vaivén sentimental muy claro, el drama que arroja como jarro de agua fría al inicio no es algo de rápida digestión, por lo que los protagonistas tienen respuestas contrarias ante el hecho en sí. Este desequilibrio se transforma en un juego de «aprende con Coco en Barrio Sésamo». La lección del día es la de «lejos, cerca». Cuando la frialdad gana terreno la cámara se aproxima a los rostros de los protagonistas. Nos facilita soportar miradas esquivas, facciones rígidas y roces incómodos, enclaustrando la situación en ese asiento trasero del coche policial, sin posibilidad de escape. Un lugar que parece cada vez más pequeño pero que se dilata lo suficiente para poder incrustar a todos los miembros de la familia.

Por contra, cuando la familia se rompe y necesita del apoyo de los demás, la cámara está estratégicamente lejana, quedando como pequeños bichos que se buscan ante la necesidad de un calor mutuo. Un abrazo queda abierto a la intempestiva inclemencia del entorno, lugares abiertos, desplazados del propio coche, que dejan respirar la tensión en una intimidad sin focalizar, que se inspira en lo extraño de la situación que viven. También está esa falta de permiso para quebrarse, para asimilar lo ocurrido, la necesidad de dejar a solas a un protagonista en particular para que rompa su propia rabia incontenible. La soledad de los grandes espacios.

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La película se disfruta a partir de estos conceptos, una distancia elemental que se traduce en ebullición emocional, el frío y el calor de los cuerpos siempre presentes, y la tensión afilada al más puro estilo nuevo griego (aunque no sea su lugar de procedencia), como una perfecta conjunción, contenida y explosiva a un tiempo, que convierte Between 10 and 12 en un suspiro de humanidad.

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