Armageddon Time (James Gray)

Volver a la niñez

La que hoy nos ocupa sea seguramente la película más personal de James Gray hasta la fecha, uno de los cineastas actuales más versados en dotar de personalidad al cine de género. No está de más recordar sus dos últimos trabajos, Z, La ciudad perdida, de 2016 y Ad Astra, de 2019. Si la primera trascendía las constantes del cine de aventuras para idear la dimensión espectral del paisaje desde la puesta en escena, en Ad Astra conjuntaba lo universal y lo particular a partir de un relato de reencuentro con la figura paterna, huyendo de maximalismos y siempre pendiente del factor estético que envolvía a los actores. En ese sentido, se puede resumir la figura de James Gray como la de un gran técnico con voz propia en la órbita del cine industrial.

Presentada en la selección oficial a competición del Festival de Cannes, Armageddon Time nos inmiscuye en la vida del joven Paul, que vive al cuidado de una familia de ascendencia judía en los suburbios neoyorquinos. En los primeros minutos entabla amistad con Johnny, un niño que constantemente es expulsado de clase por su color de piel, y será el elemento que permitirá a James Gray pensar acerca de la desigualdad de las oportunidades en función de la raza.

El lujoso elenco, capitaneado por el veterano Anthony Hopkins en el papel del abuelo y la enérgica Anne Hathaway en el de la madre, está distribuido de forma que ninguna figura opaque a la otra. Culpa de ello lo tiene la solvente dirección de Gray, en concomitancia con un guión escrito por él mismo y pletórico de matices. Como resultado, Armageddon Time consigue conmover, disimulando sus sentimientos y enviando diversos mensajes sin miedo alguno. Tiene el don de la contención de las emociones y la multiplicidad de lecturas, a pesar de sus aparentes situaciones convencionales como pueden ser una cena en familia o una clase. Hay que tener en cuenta que es un film sobre el que llueve una ingente cantidad de temáticas, pero que se conforma con ser una radiografía del pequeño universo de un niño que pierde la inocencia.

Como avanzábamos, el discurso sobre el racismo es un eje básico de la película, exhibido tanto en la tortuosa relación amistosa entre Paul y Johnny o en apariciones estelares como la de Jessica Chastain, que interpreta a un miembro de la familia Trump al que caricaturiza con una arenga supremacista. El personaje de Chastain encabeza una de las escuelas donde Paul aterriza, en la que se imparte una educación férrea e intransigente que no deja de ser espejo de la América de entonces pero también del conservadurismo yankee de hoy.

En relación a los padres destaca la minuciosa descripción del personaje de Jeremy Strong, descrito desde la pura contradicción. Su carácter estricto —protagoniza una de las escenas más duras del film, donde castiga a su hijo Paul a latigazos— se opone a su sinceridad y soltura a la hora de expresar sus emociones, mientras la madre le secunda de forma resignada. En todo momento Gray es comprensivo con los comportamientos de los personajes, transmitiendo una mirada compasiva análoga a la que Paul siente cuando descubre que la compasión es un valor desgraciadamente inferior a la intolerancia. Este asunto hace de Armageddon Time un regreso al pasado sin la musicalidad de Licorice Pizza o el melodrama de El largo día acaba, pues no precisa grandes conclusiones al expresar su propio contenido de forma fulgurante.

Y no podemos clausurar este escrito sin finalmente aludir a la enternecedora personalidad en pantalla de Hopkins, el principal canal de sabiduría y templanza del que se nutre Paul. Sin duda, hablamos de uno de los actores más versátiles de las últimas décadas del cine, y que en papeles como este, análogamente al de El padre, saca a relucir su lado más frágil y maduro. Por el momento, una de las joyas “cannoise” de 2022.

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