Ángeles Huerta se ha anclado en un lugar, una época, para narrar a través de su cine los grandes misterios gallegos. Si con Cuerpo abierto buscó en la magia de las historias que provienen de los frondosos bosques del lugar, en Antes de nós ha sido la historia, esa que nace de los datos conservados con celo durante el avance de los años, la que ha cogido las riendas del relato. De nuevo Galicia y de nuevo un hombre son protagonistas en manos de la directora para contarnos unos pocos retazos de una de esas personas elegidas por el pueblo (y por sus propias entrañas) para fomentar el cambio, por nimio que sea.
Antes de nós, como título, busca realizar un juego de palabras. El gran protagonista aquí es Castelao, un niño nacido en Rianxo, un hombre destinado a luchar por sus iguales. Ese ‹nós› hace referencia al futuro, algo que no contempla el film, cuando creo la revista Nós, todo un legado para la cultura y la política nacionalista gallega. Porque hay un antes de esa Nós, una motivación y una explicación de sus cimientos, un tipo medianamente conocido que actuaría en su madurez de una forma concreta motivado por sus propias vivencias. Quizá la película intente romantizar las bases de la experiencia, la importancia del pasado para construir un futuro, pero no logra desplegar sus alas y queda como un relajado homenaje al amor por una tierra y, en menor medida, por la familia que habita en ella.
En el film seguimos a Castelao en dos puntos críticos de su propia vida, una es la sanación de Rianxo en plena pandemia de gripe a principios del siglo XX, cuando vuelve al lugar que le vio nacer para ejercer momentáneamente de médico y así ayudar a sus habitantes; la otras es la sanación personal cuando, tras un duro golpe tanto para él como para su mujer, viajan a Bretaña a conocer las similitudes entre tierras que en apariencia nada tienen que ver. En ambos momentos la sombra de Castelao se prolonga hasta chocar con la de su mujer, Virxinia, una de esas personas destinadas a ser la mujer que hace fuerte la figura del hombre, pero que en el film se dibuja como una compañera que no interfiere en demasía en los movimientos de su marido, algo que no parece un verdadero propósito para esta historia, pero es que, quizá, le falta algo más de confrontación y de intimidad a la pareja para realmente empatizar con sus altibajos, aunque sí se pueda rescatar alguna bucólica imagen en la que ambos personajes empastan en su soledad.
Como biopic, Antes de Nós tiene muchos momentos en los que cumplir a rajatabla con el pasado, rememorando las virtudes del joven Castelao con detalle en ese momento en que Rianxo era quizá el lugar donde más poder ejercían sus genialidades multidisciplinares. A Huerta le cuesta romper con la monotonía de la narración de la vida de los otros y aunque todo resulta ameno e interesante, no deja de ser un abecedario que cumple con las expectativas. Sin embargo, en algunos momentos se deja llevar por esa magia gallega que siempre le ha tentado y se descubren visos de autora, instantes de lucidez dentro de la realidad más metódica, permitiendo ver algo más allá del Castelao aparentemente conocido, algo más íntimo y cristalino, más cercano, que le acercan un poco más a la imaginería cinematográfica. El protagonista es un hombre cuyas hazañas todavía se encuentran en pañales, uno que conoce las piedras en el camino mucho antes de empezar la lucha, uno que, según el propio film, tiene mucho que ofrecer y que poseer todavía, y no deja de ser curioso que se elijan esos dos pasajes de su vida para dar a conocerle, desde su heroicidad y desde su desidia, consiguiendo que realmente sí nos enganche lo que nos cuentan aunque no sea tan efusivo como pudiésemos esperar.
