Una película barata (Osama Chami)

La observación se alza como una rutina en el día a día de Fede, el protagonista de Una película barata, que vaga por los mismos espacios y se mueve como si todo fuese parte de un bucle, de una repetición perpetua. Establece así, mas que un recorrido, una huida. De un momento vital concreto, de un pasado del que desprenderse y de un estado que no comprende ni parece querer asimilar.

Osama Chami explora esa mundanidad presente como una suerte de respuesta. Pasiva, en efecto, pero confrontación al fin y al cabo de una realidad que se le escurre al protagonista de entre las manos. Solo, apático y desnortado, Fede transita cada lugar como un espectador recurrente, sin necesidad de realizar aportación alguna, pero sin tener tampoco que afrontar retos o compromisos: simplemente evitando toda responsabilidad.

Su reencuentro con Iván, un joven muchacho al que conoció años atrás, dinamitará sin embargo dicho estado. Y es que si bien Iván se encuentra también en una especie de tránsito vital, sin saber hacia donde dirigirse o qué camino debería tomar en un futuro, afronta cada momento sin esperar que las circunstancias le obliguen a conformar una réplica.

Iván actúa sin pensar en las consecuencias, como si un estímulo fuese mayor que cualquier posible conclusión, haciendo del impulso una máxima vital. Fede no comprende de qué podría servir querer vengarse, como Iván le propone, de aquellos que le han hecho daño en el pasado, pero su nuevo amigo adolescente encuentra en ello una respuesta desde la que aliviar su pesar y alejarse de todo aquello que le podría atenazar.

Una pelicula barata presenta, en ese sentido, a dos personajes que se reflejan el uno en el otro, pero que afrontan desde perspectivas muy distintas la posibilidad de dar forma a una reacción. Algo que el cineasta refleja en ese modo de volcar la ficción en la propia experiencia. El contoneo que experimentan ambos con el cine o la literatura surge así como contestación de alguna manera autoconsciente. Porque, a fin de cuentas, no deja de ser un modo de hacer reverberar las imágenes que conforman nuestro periplo con la realidad.

La aproximación que realiza el cineasta en torno a dicha idea resulta de lo más estimulante en tanto no queda engarzada sencillamente como una de tantas filias que los debutantes proyectan en sus primeras obras. Con ello reflexiona acerca de cómo dichas imágenes se trasladan a la experiencia propia y conforman un espectro tan distinto como, en el fondo, análogo de lo vivido. Un hecho que se acentúa a través del tratamiento del personaje de Iván y de cómo este juguetea con lo meta para reconstruir el recorrido vital.

Puede, pues, que Una película barata contenga las imperfecciones propias de un debut —en sus diálogos, en el dibujo las veces vago de su personaje central—, y que incluso por momentos se sienta fallida, buscando disolver esa amargura que podría exhibir con facilidad en un aliento un tanto impostado, demasiado preso de su condición como artefacto meta, pero lo cierto es que tanto su modestia como su energía huyendo las veces de lo acomodaticio dibujan un horizonte más sugerente de lo que pudiera parecer en un principio. Algo que hace del debut de Chami, si no bien una obra perdurable, al menos una primera piedra de toque desde la que construir un cine que se aborda con el entusiasmo necesario como para dar forma a algo más enriquecedor en un futuro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *